Estados Unidos ha sido uno de los protagonistas de esta semana. La lista de riesgos sigue creciendo para Donald Trump, quien ya ha sugerido en sus tuits aplazar las elecciones presidenciales de noviembre. En el lado de la balanza de las noticias negativas, esta semana deja un dólar que se debilita, una contracción anualizada del 32,9% de su PIB, 150.000 fallecidos a causa del coronavirus, las tensiones diplomáticas con China y una reunión de la Fed de esta semana no trajo novedades. Ante esta lista, ¿qué valoración hacen los expertos de las gestoras?
En primer lugar, los analistas han compartido su visión sobre la reunión de Fed, poniendo el acento en que la institución financiera sigue dispuesta a usar todas las herramientas que sean necesarias para dar soporte a la economía estadounidense. En opinión de Christian Scherrmann, economista para EE.UU. en DWS, la Fed está en una posición muy cómoda.
“Los mercados han entendido bien que la política monetaria acomodaticia está aquí para quedarse. Esto apoya la incipiente recuperación, sin que la Fed tenga que hacer todo eso ahora mismo. Además, no es el momento de confundir a los mercados con consejos crípticos sobre cómo se podría enmarcar en algún momento la orientación futura de las compras y los tipos de interés; o qué esperar de la larga revisión del marco en curso. Para decirlo de manera más sencilla: las condiciones financieras sólidas son de suma importancia y la Reserva Federal ajustará el ritmo de las compras solo al alza para apoyarlas, en caso de que surjan riesgos”, explica Scherrmann.
En este sentido, los diferentes análisis sobre la última reunión de la Fed coinciden en que la economía estadounidense dependerá, en gran medida, de la evolución del virus. “No obstante, Jerome Powell enfatizó que la perspectiva económica de los Estados Unidos depende en gran medida de la ruta del virus, con riesgos muy significativos de desaceleración debido a los recientes brotes. Aunque la Fed se mantuvo en pausa por el momento, este pronóstico advierte sobre una posible expansión monetaria que, a nuestro juicio, podría insertarse bajo la forma de mayores compras de activos, un fortalecimiento de la guía de política y/o el control de algunos tramos de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro. Dada la realidad de la segunda ola de infecciones es poco probable que el FOMC tenga el lujo de esperar mucho más tiempo antes de usar estas herramientas”, señalan los analistas de Monex Europe.
Los analistas también destacan que tras la reunión de la Fed el dólar logró reducir algunas de las pérdidas de esta semana. “El debilitamiento del dólar pone de relieve la preocupación de los inversores en torno a una segunda ola de coronavirus en los Estados Unidos. Sin embargo, las caídas están estimulando las inversiones en áreas del mercado que se convierten en buen valor a medida que el valor de la principal divisa mundial disminuye”, explica Simon Peters, analista de mercado de eToro.
Según las expectativas de Tiffany Wilding, economista de PIMCO en América del Norte, de cara a septiembre, la Fed anunciará algo más cercano a la estrategia de «reflación oportunista». «En la práctica, creemos que la Reserva Federal podría lograrlo actualizando su orientación futura para comprometerse explícitamente a dejar las tasas en cero hasta que la inflación vuelva a ser sosteniblemente del 2%, lo que implica una tolerancia e incluso la voluntad de permitir que la inflación se sobrepase», apunta.
Aunque la actividad económica se recuperó un poco, el futuro de la economía sigue siendo «extraordinariamente incierto», en palabras de Scherrmann, y la pandemia está marcando la velocidad de la recuperación. A estos posibles riesgos se refiere Anna Stupnytska, responsable del área de macroeconomía global y estrategia de inversión de Fidelity, quien los identifica claramente. “Mirando al futuro, los riesgos relacionados con estos rebrotes en EE.UU. y otros lugares, las negociaciones en curso sobre el próximo estímulo fiscal, las elecciones de noviembre, la débil recuperación global y las tensiones comerciales continuarán complicando la recuperación”, apunta Stupnytska.
Impacto económico
Para Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers, el impacto económico del virus podría ser peor y más prolongado en los EE.UU. que en la UE, ya que «la situación política y de salud en los Estados Unidos está empezando a socavar la confianza de los inversores», apunta.
Sin embargo, aunque el experto indica que «hay razones para preocuparse por los EE.UU.», señala que la realidad es que, en general, «los bancos son más fuertes y la tecnología está allí». Así las cosas, Iggo prevé que «la UE podría superar por un tiempo a EE.UU. si conseguimos una recuperación cíclica basada en el valor y la cristalización de las preocupaciones políticas en los Estados Unidos» algo que, tal y como comenta, «podría ser bastante perjudicial para los inversores de renta variable que entran en el cuarto trimestre» dada la fragilidad de la recuperación económica y la necesidad de que la confianza de los inversores continúe siendo respaldada por un mayor apoyo político.
El último dato de PIB del país es una clara señal del impacto económico del COVID-19 en su economía. Según puntualiza Scherrmann, aunque la caída fue algo menos de lo que temían los economistas, la publicación del PIB del segundo trimestre sigue siendo un récord que vale la pena recordar.
“La actividad económica cayó un 32,9% trimestre tras trimestre en términos anualizados (o un 9,5% interanual), el mayor descenso en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial. Aunque obviamente impulsado por las medidas contra la pandemia, el consumo personal, que refleja la mayor parte del PIB, se desplomó en un 34,6% trimestral anualizado (o en un 10,7% interanual). Los esfuerzos de reapertura temprana podrían haber apoyado un poco la actividad económica en el segundo trimestre. Sin embargo, este apoyo tiene un coste, como sugiere otra publicación de datos de hoy. Las solicitudes iniciales de subsidio de desempleo, la medida de alta frecuencia preferida por el mercado sobre el estado de la economía en estos días, aumentaron por segunda semana consecutiva. Esto indica que la economía en efecto cambió hacia un camino de recuperación más superficial”, sostiene el economista de AXA IM.
Asuntos políticos
Por último, y pese a los últimos tuits de Trump, en el calendario sigue marcado la fecha de las próximas elecciones presidenciales: 3 de noviembre. “Las elecciones presidenciales de EE.UU. podrían estar más reñidas que lo que sugiere la ventaja del candidato demócrata Biden en las encuestas. Los índices de aprobación del Presidente Trump descendieron como consecuencia de su gestión de la crisis de Covid-19, la consiguiente recesión económica y los disturbios raciales que han resurgido estos últimos meses, sin embargo, no han caído por debajo del nivel medio de su mandato”, apunta el banco privado suizo Julius Baer en su último análisis.
En el ámbito político, también ha destacado esta semana las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y China. Al inicio de la semana, China tomó represalias frente al cierre de su consulado y hace lo mismo con la Embajada de Estados Unidos en Chengdu. Las condiciones del cierre de la embajada son idénticas a las dadas por las autoridades estadounidenses el miércoles pasado, es decir, se dan 72 horas para cesar las actividades y un mes para la marcha de los diplomáticos. “El consulado tiene una importancia similar al de Houston y se encarga de la región suroeste de China que incluye a la región del Tibet”, matizan los analistas de Banca March.
En EE.UU., las negociaciones políticas sobre la ampliación de las medidas de apoyo, las crecientes tensiones con China y los indicios de que la recuperación económica está perdiendo impulso debido al elevado número de contagios de Covid-19, siguen pesando sobre las bolsas. Las acciones de crecimiento de EE.UU., lideradas por el sector tecnológico, tuvieron un rendimiento inferior, mientras que las acciones cíclicas lo hicieron mejor”, concluye el último análisis de Investment Desk de Bank Degroof Petercam.
Los analistas consideran que también será relevante para la economía norteamericana el, todavía probable, paquete de estímulo fiscal adicional. «Esperamos que el Congreso apruebe otros 1,5 a 2 billones de dólares en apoyo económico adicional. Estos dos factores tienen implicaciones compensatorias para las perspectivas de crecimiento a corto plazo, lo que apoya la decisión de la Reserva Federal de ser paciente en la reunión de julio y esperar una mayor claridad», ha recordado Wilding.