En los últimos días hemos visto a los mercados cayendo sin freno ante los temores causados por la propagación del coronavirus y a los expertos preguntándose si, también esta vez, los bancos centrales podrían salir al rescate, en una lucha sin cuartel dinero versus virus: pues bien, acaban de hacerlo. Tras un recorte del Banco Central de Australia por la mañana, la Reserva Federal estadounidense ha dado la sorpresa, con un recorte de tipos consecuencia directa de la crisis vírica.
Así, la Fed ha decidido aplicar un inesperado recorte del 0,5% en los tipos de interés para contrarrestar el impacto del coronavirus en los mercados y en la economía, hasta dejarlos en un rango de entre el 1% y el 1,25%. «Los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo fuertes. Sin embargo, el coronavirus plantea riesgos en la evolución de la actividad económica», ha dicho la autoridad. La decisión llega tras una reunión del G7 en la que sus miembros han mostrado su compromiso de utilizar todas las herramientas adecuadas para hacer frente a los riesgos ligados a la expansión mundial del virus.
De hecho, el Banco Central de Australia se convirtió horas antes en el primer banco central en salir al rescate, recortando los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta un mínimo histórico del 0,5% e indicando un sesgo hacia una mayor relajación.
Los mercados esperan más
El paso dado por la Fed ha llegado de forma inesperada si bien los expertos venían preguntándose, y esperando, que las autoridades monetarias también ayudaran en esta crisis. Y los mercados habían empezado a descontarlo, con fuertes caídas en los yields de bonos que sirven de refugio, como la deuda pública estadounidense o británica: “La parte corta de la curva también se ha derrumbado, con la rentabilidad del bono americano a dos años cayendo hasta el 0,75%, lo que implica claramente que el mercado de renta fija espera recortes de tipos de forma inminente”, explicaba Mark Holman CEO de TwentyFour AM boutique de (Vontobel AM).
“Es un movimiento algo sorprendente, aunque solo hasta cierto punto. La Fed había dado indicios de que iba a recortar tipos y, si iba a hacerlo, ¿para qué esperar hasta el 18 de marzo? Esta es una decisión que tiene mucho que ver la estabilización de los mercados y con apoyar de manera preventiva a la economía. En cuanto al volumen del recorte, el mercado había indicado claramente que estaba esperando una reducción de 50 puntos básicos (y está descontando un nuevo recorte igual a lo largo del año), así que la Fed estaba abocada a cumplir con las expectativas ejecutando un recorte contundente, en lugar de tener que volver a bajar tipos pronto si la primera decisión no fuera considerada como suficiente”, explica Esty Dwek, Head of Global Strategy de Natixis IM Solutions (Natixis IM).
“A pesar de la escasa visibilidad sobre el impacto económico del COVID-19, contamos con bancos centrales y gobiernos estimulando la economía, cuando a finales del 2018 se esperaba lo contrario”, indican en A&G, donde confían en la actuación de las autoridades, creen que el mercado ha sobre reaccionado y ven oportunidades interesantes.
Y de hecho, los mercados piden más: “Los mercados de futuros en los tipos nos permiten juzgar con bastante precisión lo que los inversores están valorando con respecto a la actividad del banco central, y actualmente se indican tres recortes de 25 puntos básicos por parte de la Reserva Federal para finales de julio. Sin embargo, algunas empresas están pidiendo una acción más agresiva. Goldman Sachs espera recortes de 100 puntos básicos por parte de la Reserva Federal en total y un inminente recorte de 50 puntos básicos este mes”, indica el experto de TwentyFour AM.
¿Funcionarán las medidas?
Sin embargo, la clave es si las autoridades monetarias tienen realmente poder para luchar contra esta crisis: dinero contra virus. Para los expertos, el intento coordinado de los principales bancos centrales mundiales puede inyectar confianza en el sistema cuando más lo necesita, pero también advierten de que sus esfuerzos no pueden curar un virus y creen que las autoridades podrían quedarse pronto sin munición. “Debemos ser cautelosos con las acciones improvisadas de las autoridades, tanto en forma de estímulos monetarios como fiscales específicos”, dicen en TwentyFour AM.
“Es una herramienta que no había sido utilizada desde 2008 y llega tras un empeoramiento del escenario macroeconómico mundial debido al coronavirus”, indica Ranko Berich, jefe de análisis de Monex Europe. “Con el mundo enfrentado un shock macroeconómico de proporciones históricas, el FOMC ha decidido que el mercado tiene la razón, y la economía estadounidense necesita un apoyo monetario significativo para contener el shock”, añade, explicando que el alcance del recorte significa que el coronavirus está provocando consecuencias peores a las que se anticipaban (empezando por la fuerte volatilidad de los mercados). El experto, que cree que la Fed ha dejado ahora el testigo en otros bancos centrales para que relajen sus políticas de forma agresiva, advierte del peligro de quedarse sin munición demasiado pronto en esta crisis: “Con los bancos centrales utilizando sus principales herramientas de política monetaria tan pronto, hay ahora un riesgo de que si el virus no se contiene en la primera mitad del año, la política monetaria se habrá quedado sin munición”.
Para Ariel Bezalel, responsable de estrategia del área de Renta Fija de la gestora Jupiter AM, “habrá una recesión económica antes de que el «dinero del helicóptero» venga al rescate”.
Andrew Mulliner, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson, cree que la Fed actuará para apoyar la economía y el funcionamiento de los mercados de la manera que pueda, pero, matiza, mientras su apoyo es un requisito para calmar a los mercados, la realidad sigue siendo que reducir la extensión del coronavirus está lejos de ser cierto. “Con los titulres de una escuela cerrada en Nueva York este mediodía, estamos lejos de ser capaces de ver todo claro en la actividad económica. La realidad es que podría conjugarse un shock de oferta (debido a la disrupción de las cadenas de oferta con links en China) con un shock de demanda (cancelación de eventos, viajes, consumo en general) y ello requeriría de medidas más dramáticas para contener el virus. En este escenario, el recorte de tipos no será malo, pero tampoco suficiente para evitar una mayor disrupción económica”, advierte.
Mike LaBella, responsable de estrategia de inversión de QS Investors, filial de Legg Mason, se muestra crítico: “La medida emprendida por la Fed, si bien audaz, probablemente resulte prematura», dice, y cree que resulta poco probable que la política monetaria cure el coronavirus: «La flexibilización tendrá un efecto positivo en la confianza a corto plazo, pero hasta que las tasas de contagio no alcancen su punto álgido, debemos esperar una continuidad de la incertidumbre y la volatilidad. Aunque el efecto del recorte sorpresa de la Fed en los mercados es incierto, lo que es seguro es que la ya reducida capacidad de la Fed para hacer frente a la siguiente recesión ha menguado hoy un poco más», añade. Por último, critica, «cualquier solución para esta epidemia probablemente deba aplicarse a escala mundial»: «Tras la crisis financiera, los distintos países del mundo se unieron y aplicaron medidas coordinadas. Si bien la declaración del G7 entrañaba el compromiso de responder de forma adecuada, el movimiento de hoy por parte de la Fed parece ser unilateral y podría ser una medida que responde a los tiempos en que vivimos. Una menor confianza en las instituciones internacionales y una respuesta mundial menos coordinada cuando probablemente más lo necesitamos”.
Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de análisis macroeconómico y financiero del Servicio de Estudios de Mapfre, también matiza sus efectos: “El recorte de tipos de la Fed no va a servir de mucho porque, más bien, debería garantizar un suelo en la caída del precio de los activos (y esto no se arregla con un recorte de tipos) y estar preparada para una potencial crisis de liquidez. El escenario del coronavirus y las reacciones de los mercados a este evento recuerda más al episodio del 11/9 que a la quiebra de Lehman. Esto es porque, fundamentalmente, es un shock de oferta que además afecta en segunda ronda al sector financiero. Como ocurrió el 11/9, lo que hay es un miedo real y una disrupción productiva y comercial que no se arregla bajando el precio del dinero, sino con mecanismos que ayuden a transitar el ‘impasse’ productivo y frenen la caída del valor de los activos a nivel global, especialmente los más ilíquidos”, indica.
«Es evidente que la Reserva Federal está alarmada directamente por los riesgos que plantea el coronavirus, pero también lo está de forma indirecta por el pánico que se apoderó de los mercados financieros la semana pasada. Si no se controla, esta explosión de tensión financiera podría haber amenazado el ciclo. Este paso que ha dado la Fed debería proporcionar cierta comodidad a los mercados, impulsar a las personas con préstamos y ayudar a mantener la confianza”, dice James McCann, Senior Global Economist de Aberdeen Standard Investments. Pero advierte: “Esto no es una panacea. Recortar los tipos en una situación como la actual es una herramienta bastante contundente y realmente sería deseable que se combinara con la intervención de los gobiernos. Actuando ahora, la Fed se arriesga a dar a los gobiernos todas las excusas que necesitan para no tomar medidas», añade.
«Si bien la relajación de la política monetaria ayuda al sentimiento, los bancos centrales no deberían actuar de manera aislada: los gobiernos deberían intervenir con medidas fiscales oportunas y bien diseñadas, apoyando a las economías que tienen problemas no solo por el virus en sí, sino también por la toma de medidas preventivas que, en algunos casos, han detenido su actividad productiva», defienden también en este sentido en Fidelity International, donde Anna Stupnytska, directora de macro global, cree que, a raíz de este movimiento por parte de la Fed (y también del banco central australiano), es probable que otros bancos centrales sigan su ejemplo de manera coordinada.
¿Qué harán los demás bancos centrales?
“Creemos que otros bancos centrales secundarán a la Fed, reduciendo tasas o agregando liquidez y brindando así un apoyo adicional a los mercados. Dicho esto, los riesgos a la baja para la economía permanecen, ya que el brote aún se está extendiendo y los temores respecto al crecimiento persisten”, advierten en Natixis IM Solutions.
En el caso del BCE, el experto de Mapfre prevé que, por el momento, la institución garantizará mayor volumen de compras y una pausa en la revisión de la estrategia que anunció su presidente.
Keith Wade, economista jefe de Schroders, prevé que “China también recorte los tipos de referencia en 2020 y que el BCE mantenga el recorte de la tasa de depósitos (-0,50% a -0,60%) durante el segundo trimestre”. Desde la gestora creen que “el impacto a corto plazo del coronavirus es significativo y en gran parte debido a esto estamos reduciendo nuestra previsión de crecimiento global en 2020 al 2,3% desde el 2,6%. Tal resultado haría que este año fuera el más débil desde 2009, el punto álgido de la crisis financiera mundial”.
«La decisión de la Fed, que se produce poco después de la declaración del G-7 en la que se expresaba el compromiso de los encargados de la formulación de políticas de utilizar todos los instrumentos adecuados para salvaguardar las economías contra los riesgos a la baja, es probable que sea uno de los varios anuncios de ese tipo que se hagan en las próximas semanas. Consideramos que esa respuesta política es un factor clave para reducir la posibilidad de que el choque del coronavirus genere una dinámica recesiva en la economía mundial», añade Bill Papadakis, estratega macro de Lombard Odier.