La ESG es ya un factor relevante a la hora de construir carteras de inversión, una realidad que fue analizada durante un evento de la organización sin ánimo de lucro Inquire Europe celebrado en Budapest el pasado octubre. Allí, se reunieron un centenar de profesionales de inversiones y académicos bajo el lema “La exposición a ESG y la construcción de carteras”, un asunto en torno al cual BNP Paribas AM extrajo varias ideas clave.
Centrarse en las dimensiones correctas de la ESG
Raúl Leote de Carvalho, director adjunto del Quantative Research Group de BNP Paribas AM, recuerda que Alex Edmans, profesor de Finanzas en el London Business School, expresó las preocupaciones en torno a que el sesgo de confirmación, es decir, aceptar la evidencia solo si confirma lo que nos gustaría que fuese cierto, es cada vez más común en ESG.
Las “verdades incómodas” que afectan a la diversidad de género, el sueldo de ejecutivos y la gobernanza medioambiental y social no deberían ser enterradas. La “evidencia” mostrada incluía la elección de investigaciones no publicadas frente a recursos publicados y sometidos a revisión de pares; el uso de resultados basados únicamente en dos años de evidencia o carentes de estadísticas significativas o en los que los dividendos y las acciones habían sido ignorados; así como la comparación de resultados en períodos de tiempo inconsistentes.
El argumento de que el promedio de fondos ESG rinden menos no es relevante porque la selección de acciones para esos fondos también depende de las variables financieras tradicionales e incluye los costes comerciales, por lo que es difícil separar todos los efectos.
Además, la idea de que los datos ESG son de baja calidad y están sin auditar es exagerada. Se puede decir lo mismo de los datos que no lo son: por ejemplo, las perspectivas y estrategias de las corporaciones son realizadas por ellas mismas y aun así se utilizan. Los datos ESG son cada vez más objetivos, independientes y sustentados.
Edmans consideró que los inversores deben centrarse en las dimensiones correctas de ESG y discernir qué datos usar porque, a su juicio, los desafíos en la implementación de ESG aumentan el valor de las buenas estrategias de ESG, señala BNP.
Emisiones de carbono: el rol de los mercados de crédito
El jefe de inversiones de Strukturinvest, Ulf Erlandsson, aseguró que el crédito es el activo más relevante cuando se dirige a reducir las emisiones de carbono por su mayor tamaño en comparación con otros tipos de activos y porque las compañías se pelearán por sobrevivir si no tienen acceso al crédito. Medir las emisiones de carbono en las carteras de crédito es, por ende, de gran importancia, en opinión de BNP.
Erlandsson propuso un modelo relativamente simple, el ECO2BAR, que analiza las emisiones de CO2 desde un punto de vista ordinal y asume una postura basada en riesgo para medirlas en las carteras de crédito. El modelo se basa, primero, en dividir el universo en sectores, penalizando a los mayores contaminadores y, después, en cada sector, penalizando a las compañías responsables de las emisiones más grandes. Lo creó incluyendo importantes mecanismos generadores de alfa y mostró que la reducción de carbono no impactó en ellos en varias estrategias de crédito. Por ende, concluyó que se pueden disminuir las emisiones sin tener que sacrificar necesariamente el desempeño.
Compromiso y rendimiento
Como apunta BNP, Tamas Barko, del Mannheim Business School, habló del activismo ESG y, a raíz de un análisis de más de 800 planes empresariales socialmente responsables implementados entre 2005 y 2014, mostró que las compañías comprometidas tienden a tener mayor rendimiento de acciones. Además, el activismo no tuvo impacto en la contabilidad ni en el rendimiento operativo, excepto en que aumentó las ventas en el caso de políticas socialmente responsables que fueron exitosas.
Inversores institucionales: más sostenibilidad, mejor desempeño
Los inversores institucionales dominan los mercados de valores, motivo por el cual, en otra de las presentaciones Philipp Krüger, de la Universidad de Ginebra y el Swiss Finance Institute, se centró en la huella ecológica de estos, ya que se conoce poco de sus preferenciales sociales y medioambientales.
Tras analizar los valores en cartera de los informes presentados por inversores institucionales de Estados Unidos, se percató de que aquellos con mejores huellas ecológicas presentaron un buen desempeño ajustado al riesgo. Además, mostró que la relación entre estos factores es más fuerte para aquellos con inversiones a largo plazo y que el impacto en los resultados proviene fundamentalmente de la huella ecológica y no tanto de la dimensión social.