Recientemente, PdVSA, la petrolera estatal venezolana, ofreció posponer el pago de su deuda utilizando un swap o canje en sus bonos de 2017 por nuevos bonos con vencimiento en 2020, cerrando unos 5.300 millones de dólares a pesar de las reservas de los tenedores de los bonos y las críticas de la agencia de calificación Standard & Poor’s. En declaraciones realizadas para para Funds Society, Richard House, responsable de renta fija de mercados emergentes en la gestora Standard Life Investments, analiza los motivos por los que la gestora evita cualquier exposición a la deuda de PdVSA o a la deuda soberna del país: la actual situación económica, los recursos menguantes para el pago de la deuda y el entorno político altamente incierto que atraviesa Venezuela.
Tanto la deuda soberana de Venezuela como los bonos de PdVSA están cotizando en niveles de riesgo altamente preocupantes, entre los 35 y los 75 centavos de dólar. Los precios de mercado implican una alta probabilidad de impago, tanto para la deuda del país como para la petrolera. “El reciente anuncio del canje o swap proporciona algo de alivio a PdVSA pero no soluciona sus problemas de solvencia en el largo plazo”, comenta House.
A pesar de tener las segundas reservas más grandes de petróleo a nivel mundial, la situación financiera que atraviesa el país es precaria, continuando con varios años de mala administración en términos macroeconómicos. “Las reservas de divisas se sitúan cerca de los 11.000 millones de dólares, tan sólo una fracción del nivel al que estaban unos hace unos años atrás, y muy lejos del monto total de deuda que vence en los próximos años. A pesar de esto y del severo estado que atraviesa la economía del país, PdVSA ha mostrado una notable disposición por pagar sus obligaciones en dólares. Sin embargo, en Standard Life Investments nos preocupa cada vez más que la capacidad de pago se haya visto mermada”, añade House.
Tanto la deuda soberana de Venezuela como la deuda de PdVSA se están quedando sin opciones para recaudar divisas fuertes para pagar su deuda. Las reservas de oro depositadas en el FMI han sido vendidas, las reservas en el extranjero también fueron vendidas, los préstamos realizados en el pasado por otros países de América Latina fueron llamados, y la financiación desde China parece haberse parado. Con todas estas vías de financiación aparentemente extinguidas y con el crudo cotizando a niveles de mínimos históricos que la deuda incurra en impago o se vea restringida parece inevitable. La cuestión es si será una restructuración favorable o desfavorable para los tenedores de los bonos.
“Dados los precios actuales de cotización, tendría sentido intentar una reestructuración favorable al mercado, dado que la posibilidad de incurrir en impago ya está descontada en el precio de la mayoría de los activos venezolano, en lugar de continuar gastando las preciadas reservas en divisa extranjera. Reservas que podrían ser mejor empleadas en la importación de productos de necesidad básica que han estado ausentes en la mayoría de las tiendas venezolanas aumentando las dificultades económicas para la mayoría de los ciudadanos”, concluye el gestor de Standard Life Investments.