Tradicionalmente el oro y la deuda estadounidense actúan como activos refugio en momentos de turbulencias. Pero también la deuda española está captando dinero en momentos inciertos. De hecho, la guerra comercial entre China y EE.UU., la posible descomposición del actual gobierno italiano, el riesgo de recesión económica en Alemania tras su reciente caída del PIB y las incertidumbres ocasionadas por la posibilidad de un Brexit duro han propiciado que muchos inversores acudan a invertir en deuda española.
No obstante, el mérito de este reclamo no se debe exclusivamente a una situación turbulenta proveniente del exterior, sino a que el país ibérico ha contribuido a posicionarse de forma sólida gracias a un crecimiento estable del 2% en su PIB, al aumento del ahorro de los hogares y a una paulatina bajada de los tipos de interés, entre otras razones, defienden en Nordea Asset Management.
“El temor a una guerra comercial ha provocado que los inversores acudan al mercado de renta fija española, lo que confirma su estatus de valor refugio y evidencia que ya no forma parte de la periferia europea», defiende Sébastien Galy, responsable senior de estrategia macroeconómica de Nordea Asset Management. «Tras un periodo de grave crisis, el déficit presupuestario ha mejorado de forma constante: se ve impulsado por unos años de crecimiento razonable por encima del 2% y por la disminución continuada de los tipos de interés, lo que genera un círculo virtuoso de mayor crecimiento y déficits más sostenibles. Visto como país, España muestra unos niveles de ahorro cada vez más elevados, dado que dispone de una balanza por cuenta corriente positiva, parte de la cual se recicla en el mercado de deuda pública. Así, cabría preguntarse qué sucederá a continuación”.
En su opinión, «existe una escasez de activos líquidos de elevada calidad en el extremo corto de la curva española, lo que implica que convergerá con la curva del Bund con vencimientos de hasta tres años. Más allá de eso, el riesgo crediticio incide hasta cierto punto, pero este aspecto seguramente quede desdibujado ante la presión ejercida por la flexibilización cuantitativa (QE) del BCE». Por tanto, dice, la pregunta que se plantea es en qué nivel terminarán por situarse los diferenciales: «Ello depende del exceso de ahorro en la zona del euro y, especialmente, en España, si bien Japón también desempeña un papel”, responde.
“Alemania está generando menos ahorros, dado que su motor de crecimiento se está gripando, España los está generando en cierta medida y Japón, en menor medida. Esto implica que los rendimientos siguen necesitando atraer financiación. Por tanto, todo apunta a que la curva española se comprimirá en torno a 30 puntos básicos por encima de los tres años desde los niveles actuales, y mucho más en vencimientos inferiores”.
Convergencia con el Bund
“En conclusión, siempre y cuando el Gobierno español mantenga los déficits en niveles razonables —y debería hacerlo a la luz de la disminución de los rendimientos—, resulta probable que la curva de deuda soberana converja en mucha mayor medida hacia los Bunds. Las presiones inflacionistas en Europa son débiles y, a medida que la economía se adapta a las nuevas tecnologías y los sectores antiguos reaccionan, la inflación debería permanecer en niveles anémicos y el BCE, flexibilizando su política monetaria”, finaliza el responsable de Nordea AM.