Cuándo y con qué rapidez reducirán los grandes bancos centrales el ritmo de la relajación monetaria es una preocupación importante para los inversores. Los temores por el aumento de los rendimientos de los bonos y el error de las políticas de los bancos centrales son los primeros factores en la mente de los inversores, según un reciente sondeo de Bank of America Merrill Lynch.
Teniendo en cuenta estos temores, no es sorprendente que los mercados se muestren inestables justo cuando parece que los bancos centrales se preparan para reducir los estímulos.
Sin embargo, los analistas de UBS AM estiman que las preocupaciones acerca de un posible endurecimiento entre los principales bancos centrales y su impacto potencial en los mercados puede ser exagerado. Estas son sus tres principales razones:
1) Los recientes datos sobre la inflación han resultado más débiles de lo esperado.
El IPC estadounidense del 1,6% para los últimos 12 meses hasta junio fue inferior al esperado por cuarto mes consecutivo. Del mismo modo en la eurozona, la inflación anual cayó al 1,3% en junio, desde el 1,4% en mayo y el máximo de tres años registrado en abril, que se situó en el 1,9%. Por su parte, en Reino Unido el índice de precios al consumidor cayó inesperadamente al 2,6% en junio, frente al 2,9 % de mayo.
2) Una inflación más suave ahora está alimentando una inclinación más acomodaticia de la retórica del banco central.
El testimonio en el Congreso de Janet Yellen a mediados de julio y el comentario de Mario Draghi después de la reunión del BCE de este mes fueron más acomodaticios que antes. Yellen dijo al Congreso que «la tasa de los fondos federales no tendría que aumentar mucho más para llegar a una política neutral». Y con la inflación aún por debajo de la meta del BCE, Draghi dijo que «todavía no estamos» en el objetivo, sugiriendo que no hay necesidad de llevar a cabo un cambio rápido en las políticas.
3) Los temores a un “taper tantrum” pueden ser exagerados.
El mercado ya ha descontado la esperada subida de las tasas en Estados Unidos y la deuda a 10 años registra actualmente una rentabilidad del 2,3%, subiendo desde el 1,43% de diciembre pasado. La estimación de la Reserva Federal es de una tasa terminal relativamente baja del 3% a finales de 2019, con tasas que sólo alcanzan el 2,25% a finales de 2018. Y con las expectativas de inflación bien ancladas, la rentabilidad del bono a 10 años es actualmente del 1,78%. Esto sugiere que hay poca justificación fundamental para un nuevo y fuerte movimiento ascendente en los rendimientos de los bonos a 10 años.
Los datos de inflación más bajos de lo esperado en Estados Unidos, la eurozona y el Reino Unido han quitado a los responsables de las políticas monetarias razones para retirar los planes de expansión cuantitativa rápida o bruscamente.
“Por lo tanto, aunque estaremos atentos a los cambios en la política monetaria, mantendremos una postura de riesgo moderado, con una posición sobreponderada en renta variable global. Aunque esperamos que la inflación aumente gradualmente, creemos que los rendimientos de los bonos y los costes de los préstamos sólo aumentarán moderadamente desde los niveles actuales. Preveemos que los rendimientos a 10 años en Estados Unidos se situarán alrededor del 2,5% en 12 meses, frente al 2,3% actual y los rendimientos alemanes a 10 años a alrededor de 0,6% en 12 meses, frente al 0,53% actual”, explica Mark Haefele, CIO de la división de Wealth Management de UBS.