El constante dinamismo de la demanda de diamantes en Estados Unidos y un creciente apetito por estas piedras preciosas en China e India -junto el agotamiento de las minas en todo el mundo y el relativamente pequeño tamaño de las minas en fase de desarrollo- causará una importante brecha en la oferta y la demanda mundial de diamantes, así como un potencial aumento brusco de sus precios a partir de 2018. Son conclusiones del «Informe de la Industria Global de Diamante 2013«, la tercera edición del estudio anual sobre las perspectivas de la industria de los diamantes que elaboran Bain & Company y el Centro Mundial del Diamante de Amberes (CMAO).
De acuerdo con las previsiones de Bain, la producción de diamantes en bruto crecerá a una tasa media anual de un 4,8% desde 2012 hasta el 2018, alcanzando un nivel máximo de 169 millones de quilates y un valor de producción de 19.600 millones de dólares. A partir de 2019, la producción media de diamantes en bruto se reducirá en un 1,9% al año, estabilizándose en 153 millones de quilates en 2023, con un valor de producción de 18.400 millones de dólares. Se espera que la demanda mundial de diamantes experimente un fuerte crecimiento de una tasa compuesta anual de un 5,1%, alcanzando los 26.000 millones de dólares (teniendo en cuenta los precios de 2012) en 2023, lo que implica precios más altos en todas las fases de la cadena de valor.
“La ausencia de descubrimientos de nuevos yacimientos de importancia, junto con los complicados desafíos técnicos y financieros de las nuevas minas en fase de desarrollo, saturará la oferta mundial de diamantes en los próximos años”, dijo Olya Linde, socia de Bain & Company en Moscú y experta en la industria de diamantes. “La diferencia entre la oferta y la demanda emergente alterará considerablemente la dinámica de mercado de la industria de los diamantes y forzará a que todos los actores del mercado evalúen sus estrategias y modelos de negocio».
El estudio aporta conclusiones clave para cada uno de los segmentos de la cadena de valor, entre los que cabe destacar:
- Las compañías mineras tienen cada vez más presión para obtener mejor rendimiento y resultados. Los productores de diamantes en bruto reaccionaron a la caída de los precios reduciendo la producción planificada (los ingresos bajaron un 18% en 2012, aunque se han recuperado significativamente de la crisis financiera y de los precios de la precrisis del 2008). Aunque la producción total de diamantes en bruto se incrementó un 4% hasta alcanzar los 128 millones de quilates en 2012, aún estaba lejos de su pico de 176 millones de quilates de 2006. Sin embargo, la estabilidad de los precios a corto plazo, incrementará la presión a las compañías mineras para que mejoren su excelencia operativa para que puedan mantener los márgenes y los beneficios.
- El segmento medio del mercado ha sentido la contracción. Aunque un equilibrio entre la oferta y la demanda deberían beneficiar al segmento medio del mercado (generalmente el de el pulido y el tallado) debido a que es poco probable que el incremento en el precio de los diamantes en bruto se produzca tan rápidamente como en el pasado y con acceso a una amplia oferta a corto plazo, el grado de fragmentación del segmento medio del mercado – con márgenes para las compañías de mayor tamaño que duplican o triplican el nivel del 1% ó 2% de las empresas más pequeñas – debería empujar el sector hacia una continua consolidación. En este segmento, una mejora en el rendimiento también es clave para conseguir unos mayores niveles de producción y eficiencia, que normalmente se obtienen tras una mayor implementación de tecnología.
- La seguridad en la oferta a largo plazo es motivo de preocupación para los minoristas. Como se estima que la demanda de diamantes crezca sin cesar al menos en los próximos 10 años, las compañías buscarán formas de asegurar su suministro de diamantes en bruto de la calidad y tamaño necesarios a través de varios canales – desde la inversión en los activos mineros hasta convertirse en mayoristas (sightholder) o a formar asociaciones con otras compañías de mayor tamaño del segmento medio del mercado – para garantizar sus necesidades de abastecimiento.
«Toda la industria del diamante se verá afectada por la escasez de la oferta que se avecina dentro de cuatro años, y ninguno de los actores del mercado quedará libre de sus efectos», añadió Bart Cornelissen, principal de la oficina de Bain en Moscú y co-autor del informe. «Esto presenta oportunidades y desafíos para todas las empresas de la cadena de valor».
El estudio de Bain también observa que las empresas de capital riesgo están empezando a interesarse por la industria del diamante, debido a que la disrupción y la consolidación suponen una potencial buena oportunidad de inversión para los inversores financieros. “Las operaciones como la venta de la mina de Ekati de BHP Billiton a Harry Winston, que a su vez vendió su negocio minorista al grupo Swatch (ahora Dominion Diamond) y los rumores sobre la posible venta de los activos mineros de Rio Tinto, han provocado el interés de las empresas de capital riesgo en esta área” añadió Linde. Además, según Bain, varias de las compañías cuentan con una «alta calificación» de sus carteras, como De Beers, que vendió varias minas no rentables y algunas minas de menor tamaño a pequeñas compañías como Petra Diamonds y Gem Diamonds. Linde concluye que, «los jugadores más pequeños, como Petra y Gem, han demostrado que es posible transformar las minas más antiguas mediante una serie de iniciativas, procesos y tecnologías que tienen como resultado una reducción de costes y la mejora de la producción hasta alcanzar una rentabilidad en la media del sector o por encima de ella. Esto puede ser una oportunidad de inversión atractiva para los inversores de capital riesgo a medida que los activos estén disponibles para su adquisición”.