Tenemos muchos frentes abiertos a los que como inversores debemos prestar atención, en un entorno en el que la dificultad de hacer previsiones ha aumentado y resulta complicado moverse. Por ello, Epika Comunicación ha organizado un evento para analizar los ocho principales retos a los que nos enfrentamos. La guerra en Ucrania, la inflación, la recesión, las materias primas y cadenas de suministro, el tapering, la deuda, la sostenibilidad y el greenwashing, y la volatilidad son los ocho retos sobre los que los expertos de BNY Mellon IM, GAM Investments y Columbia Threadneedle Investments han debatido.
Recesión, inflación y guerra en Ucrania
Recesión es una palabra que asusta e impone y que cada vez estamos escuchando más. Pero ¿hay posibilidades reales de que acabemos viviendo este escenario? Juan Ramón Caridad, director de Iberia y Latam de GAM Investments, le da un 25% de probabilidad a una recesión en EE.UU. y señala que para que se dé tendría que haber más desequilibrios internos. En este sentido, recomienda temer menos a la recesión, olvidarse de si value o growth y apostar por la diversificación.
Ralph Elder, director para Iberia y Latam de BNY Mellon Investments, también distingue la situación entre Estados Unidos y Europa. Para el experto, los norteamericanos están mejor situados para enfrentarse a ella si se da, mientras que en Europa habría más problemas, siendo el BCE un factor clave. Sin embargo, Elder también ha destacado que “para un banco central, una recesión es útil para bajar la inflación”. “No debemos entrar en pánico porque la recesión puede ser benigna y podemos tener dos trimestres malos”, añade Rubén García Páez, director general Iberia y Latam en Columbia Threadneedle Investments.
En cuanto a la inflación, García ha destacado que la capacidad predictiva del rumbo de este indicador es baja. “La preocupación no es si seguirá subiendo, es si permanecerá alta y cómo los bancos centrales la controlarán. Si lo conseguirán es la pregunta del millón”.
Por su parte, Caridad ha insistido en que para las carteras es importante distinguir el tipo y el plazo de la inflación. Para enfrentarse a ella destaca activos como los bonos ligados a la inflación, o sectores que se beneficien del incremento del coste de materias primas, pero insiste en que el problema no es la inflación a corto plazo, es ver si dura.
Respecto a las consecuencias de la guerra en Ucrania, los expertos han coincidido en el impacto que tendrá para la globalización, la cual, según ha explicado García, se racionalizará. “La guerra ha evidenciado algo que ya sabíamos: hay dos bloques”, añade.
Tapering y deuda pública
Muchos de los riesgos comentados giran en torno a las actuaciones de los bancos centrales y es que se encuentran en una situación delicada. Deben controlar la inflación sin comprometer el crecimiento económico, por lo que una retirada agresiva de los estímulos preocupa al mercado.
“Estamos en una situación donde se cobra por ahorrar y se paga por arriesgar y el cambio es duro. Tapering es no echar más leña al fuego, el gran temor es pasar de tapering a tightening, de no echar leña a apagarlo con extintor cuando empieza a hacer fresco en la economía”, apunta Caridad.
Por su parte, García ha destacado la dificultad extra que tiene Europa frente a EE.UU. “Europa no se ha unificado fiscalmente, tiene realidades muy distintas y una misma política económica para dos realidades no funciona”, advierte.
Para abordar el problema de la deuda, Elder recomienda diversificar y mirar calidad. “A empresas que no tengan tanta deuda no les afectará tanto la subida de precios, o a aquellas que tengan capacidad de trasladarlos”. García recomienda más investment grade y compañías sólidas al tiempo que advierte del high yield y se define como conservador en este ámbito. Respecto a la deuda pública, Caridad recuerda que tenemos un “exceso estratosférico”, pero que mientras estemos quietos estaremos bien.
Volatilidad: fuente de oportunidades
Si algo define a este año es la volatilidad. Sin embargo, lejos de ser algo extremadamente negativo, los expertos han coincidido en que puede traer oportunidades. “Los bueno de la volatilidad es que genera oportunidades de inversión, incertidumbre y permite entrar a mejores precios. El problema son las consecuencias de la volatilidad: nerviosismo, desinversión…”, advierte García.
Para Elder, la volatilidad es un reto, pero admite que es algo normal, aunque viniésemos de experimentar 10 años en las que ha estado tapada por “la droga de los bancos centrales”. “Hay que saber que no todo vale y que ya no tenemos el apoyo de los bancos centrales. Pensamos que la gestión activa volverá y que hay que tener un asesor financiero cerca”, explica invitando a gestionar de forma distinta.
Para Caridad, volatilidad puede ser sinónimo de necesidad: “Se acabó pensar que lo simple es bueno, hay que poner profesionales a tu lado”.
Sostenibilidad, materias primas y cadenas de suministro
Otro de los riesgos comentados fueron las materias primas y las cadenas de suministro, un problema que arrastramos por la pandemia y que la guerra sigue evidenciando. Los expertos coindicen en que seguiremos viendo desafíos en este campo y García considera que es “una oportunidad para que el inversor tenga una visión a medio y largo plazo más equilibrada”.
Respecto a la sostenibilidad, Caridad insistió en que “hay que olvidarse de que la sostenibilidad es una tendencia, es una obligación”. Elder, por su parte, destacó la dificultad que supone no tener marcos comunes y cómo a los inversores cada vez les preocupa más la inversión sostenible. García habló de la ventaja diferencial que tiene Europa en este campo, y tachó a la región de pionera.
Objetivo: una cartera diversificada
Una vez analizados los retos a los que se enfrentan los mercados e inversores, los expertos expusieron sus ideas para capear los conflictos y configurar carteras diversificadas.
Para García, “en renta fija, nos centramos en ideas que sean flexibles, que puedan combinar oportunidades en investment grade y en high yield. Por otro lado, se trata de buscar buenas compañías, no tanto de si son baratas o de si van a crecer. También vemos oportunidad en compañías que, siendo buenas, teniendo un modelo sostenible, van a seguir creciendo, aunque tengan una valoración un poco más baja. También la tecnología, que en ocasiones también son las pequeñas-medianas tecnológicas que luego compran las grandes compañías. Esa es una inversión de largo plazo”.
Caridad ha propuesto que “la clave está en los fondos que saquen partido de la dispersión de criterios y decisiones entre los bancos centrales. La segunda gran temática que nosotros vemos es materias primas, y que diversifiquen entre energéticas, industriales, metales preciosos y agrícolas es muy necesario. La tercera gran idea es invertir en Asia, asumiendo que no es un tema geográfico, sino entendiendo qué sectores son los que aportan valor añadido”.
En el caso de Elder, “nosotros orientamos la estructura de carteras pensando en conservadores, moderados y más agresivos. En el conservador, más enfocado en renta fija, pensamos que hay oportunidad en bonos de alta rentabilidad, pero de cortas duraciones. En una cartera moderada, iríamos más a los mixtos flexibles; fondos que brindan a través de su gestión dinámica la oportunidad de tener acceso a productos alternativos (que invierten, por ejemplo, en parques eólicos) a través de una estructura líquida. Respecto a la más agresiva, vuelve a tener mucha más importancia dentro de una cartera el efecto del dividendo reinvertido. Cuando sube la inflación, sube también el dividendo”.