Desde JP Morgan AM llevan tiempo insistiendo en la importancia de cerrar la brecha en las carteras entre el estilo growth y value hacia una composición más equilibrada. Una visión que se ha visto reforzada por la gran rotación que se ha producido a principios de este año y a la que aún le queda recorrido, destacó en la última conferencia de los Investment Episodes de la gestora Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de estrategia para España y Portugal.
En su introducción, Gutiérrez-Mellado explicó los factores por los que consideran que el estilo valor está en alza en todas las regiones. «Enero ha sido el mejor mes para el estilo valor de los últimos 50 años, y en Europa lo ha hecho un 12% mejor que growth en ese mes», señaló la experta. Llevamos más de 15 años sin que value tenga un rally sostenido, si bien ha habido pequeños momentos de repunte, por ejemplo coincidiendo con el Brexit.
«Pero en todos los casos ese periodo no dura más de seis meses. Pensamos que esta vez va a ser más sostenido, por cinco principales razones», indicó. En primer término porque el estímulo fiscal sin precedentes de los últimos años ha estado muy dirigido a sectores cíclicos –que se consideran value-, para reactivar la demanda y tener una reactivación económica fuerte, algo que se ha conseguido en 2021.
Además, desde que ha empezado el año se han intensificado los movimientos encaminados a las subidas de los tipos de interés. Mientras que a finales del año pasado se descontaban tres, ahora mismo ya se están descontando seis, e incluso alguno en Europa, donde no se esperaban en principio hasta 2023, debido a los mayores niveles de inflación. «Por lo general un entorno de TIRes más altas tiene una correlación positiva con el estilo valor y eso se debe a que los sectores de la renta variable relacionados con crecimiento son más sensibles a las subidas de los tipos de interés», explicó Gutiérrez-Mellado.
A ello se suma que los diferenciales de valoración siguen siendo extremos y sigue habiendo oportunidades. En agosto de 2020 value llegó a su nivel más bajo de precios, y aunque ha remontado, sigue estando rezagado. «En otros momentos en los que ha estado tan bajo, por ejemplo en la burbuja tecnológica, batió en un 30% al estilo crecimiento».
Otro de los catalizadores es el crecimiento de beneficios, algo que marca una diferencia respecto al ciclo anterior. Uno de los motivos de la decepción con los activos value fue que los resultados no fueron los esperados por los analistas, pero en la actualidad se está produciendo el movimiento contrario. «El sector value está liderando los beneficios, y esto hace mucho tiempo que no pasaba. El momentum de beneficios hacía mucho tiempo que no estaba tan ligado a value», añadió.
Pese a estos cambios, en las carteras sigue siendo una categoría con muy poco peso en comparación con años atrás. «Nosotros pensamos -y es el movimiento que hemos hecho en nuestras carteras- que hay que cerrar esa infraponderación. Nuestras carteras a día de hoy tienen un ligero sesgo a value y pensamos que tienen que estar mucho más equilibradas», concluyó.
¿Qué significa value?
Por su parte, Elena Domecq, especialista de producto y estrategia local para España y Portugal de JP Morgan AM, presentó soluciones de inversión de la gestora vinculadas al valor, que definió en concreto como «compañías con valoraciones atractivas en las que logremos capturar ese potencial de revalorización, y con un filtro de calidad para evitar las trampas de valor, es decir compañías que estén baratas por una razón».
«Lo importante para nosotros es mantenernos fieles a nuestro estilo de inversión, con equipos dedicados en EE.UU. y en Europa con mucha trayectoria. Contamos con el JPMorgan Europe Strategic Value Fund, el JPMorgan US Value Fund, en junio pasado la gestora lanzó un fondo Global Value y además cuenta con la estrategia Global Dividend, en todos los casos Artículo 8 y puros de estilo value», señaló.
En el caso del Europe Strategic Value, se trata de una cartera muy diversificada de entre 150 y 300 valores que se lanzó en el año 2000 y cuyos gestores se mantienen desde el principio, con un sólido conocimiento de las compañías. El proceso de inversión pasa por un filtro de valoración y luego otro de calidad, «para observar el momentum del precio/beneficio que tenemos de cada una de las compañías», explicó Domecq.
Entre las oportunidades más atractivas que observan están los bancos europeos, con un descuento de entre el 10% y el 15% en su valoración pero fundamentales muy sólidos, además de uno de los sectores que más se verá beneficiado por la subida de tipos. Otro interesante es el de la minería, por la transición a una economía más sostenible y su impacto sobre el precio de los metales y en especial el cobre.
Domecq subrayó en medio de la actual situación por la guerra en Ucrania que el fondo no tiene exposición directa a Rusia, «si bien tiene riesgos indirectos como los que se han visto estos días en los mercados».
En cuanto al US Value Fund, también sigue un análisis fundamental de las compañías y botton-up en busca de empresas con valoraciones atractivas y sesgo de calidad, con modelos de negocio sólido e historial consolidado en sus equipos directivos. Se lanzó en el año 2000, igual que el fondo europeo, y a día de hoy incluye 90 valores muy diversificados.
«Las mayores oportunidades las vemos en sector financiero –con mucho crédito, apoyo de medidas de estímulo, mercados de renta variable positivos y buen entorno para las aseguradoras-, así como en el sector salud, que no es solo growth, sino también value», añadió. Otras áreas son el consumo, que ha tenido mucho crecimiento gracias al exceso de ahorro de los hogares durante la pandemia, la reducción del desempleo y el crecimiento de los salarios, y el sector industrial, con la transición a una economía más sostenible.
Finalmente, el JPMorgan Global Dividend Fund se marca como objetivo una rentabilidad por dividendo superior al mercado y un crecimiento de dividendos superior al mercado. Cuenta asimismo con un equipo con mucha experiencia y se trata de un fondo es muy flexible frente al índice de referencia, con entre 40 y 90 valores.
«Queremos combinar calidad y crecimiento, no solo alta rentabilidad por dividendo», indicó Domecq. Consideran tres categorías: las compañías con dividendos estables y consistentes, en las que sitúan la mayor parte de la cartera; luego firmas con alta rentabilidad por dividendo y por último aquellas con previsiones de mucho crecimiento. «En estas últimas dos categorías tenemos una exposición táctica. Concentramos la cartera en compañías de sectores como el e-commerce, logística, energías renovables y eficiencia energética», agregó.
En cuanto a las de alta rentabilidad por dividendo, observan oportunidades en el sector financiero y en la sanidad, en concreto en el sector farmacéutico. Y en aquellas de tendencia a aumentar los beneficios sitúan por ejemplo a Microsoft, única FAANG de la cartera, por su papel en la transición a la nube, así como otras empresas relacionadas con los hábitos de los milennials, como el consumo más consciente.