Este año está siendo complicado para todos los mercados de renta variable después de los buenos resultados de 2021, pero desde JP Morgan AM destacan la posición más positiva de la renta variable estadounidense, a la que la gestora dedicó un webcast de la serie Investment Episodes con Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de estrategia para España y Portugal, y Elena Domecq, especialista de producto y estrategia local para España y Portugal.
Aunque el índice S&P lleva un 18% de pérdidas desde enero y el Nasdaq un 30% desde noviembre, y además se mantiene un escenario de inflación, de problemas en las cadenas de suministro, con la guerra en Ucrania y el endurecimiento de la política monetaria, desde la gestora no observan en este momento un entorno de recesión para EE.UU. El año pasado la volatilidad en los mercados se situó en aproximadamente un 5%, frente a una media de un 15% histórico, señaló Gutiérrez-Mellado, por lo que es importante poner la situación en perspectiva. «Hay que acostumbrarse a que la volatilidad entra dentro de lo normal y que las caídas no siempre significan recesión», añadió.
Los argumentos a favor de la renta variable americana se basan en el crecimiento económico y los beneficios de las empresas. Aunque las previsiones de expansión económica son mucho más moderadas en la actualidad que las de principios de 2022, desde la gestora creen que la economía estadounidense podrá aguantar un contexto de inflación más elevada. «Una situación que contrasta con Europa, región para la que el año pasado éramos más constructivos y pensábamos que iba a cerrarse el diferencial con EE.UU., y ahora en cambio vemos un crecimiento mucho más plano», dijo Gutérrez-Mellado.
El potencial de crecimiento se basa en la economía estadounidense sobre todo en el consumo, tanto de familias como de compañías. El consumidor se verá afectado sin duda por las mayores tasas de interés y la inflación, por lo que el crecimiento será más lento, pero desde la gestora consideran que pese a ello «podrá tirar del carro, porque aunque tras pandemia es mucho más cauto, la tasa de ahorro aún está en niveles aceptables y el mercado laboral está funcionando muy bien y hay subidas de salarios».
Gutiérrez-Mellado también destacó como riesgo la presencia de la inflación, cuya persistencia hará que sea necesario acostumbrarse en todo el mundo a niveles de precios más elevados que en los últimos años, y que seguirán bastante altos todo este año, con una posible moderación hacia finales de año pero sin caer de manera significativa al menos hasta 2023.
Sus principales causas -el precio de los bienes que consumimos, de las materias primas y la presión salarial, sobre todo en EE.UU.- siguen presentes, por lo que no es de esperar grandes cambios. Al contrario de lo que se estimaba a principios de año, el precio de los bienes de consumo no está bajando. Se ha recuperado un consumo más similar al de antes de la pandemia, con consumo también de servicios, pero sigue habiendo grandes problemas con las cadenas de producción entre otros por el cierre de China en las últimas semanas, algo que no se preveía que pudiese volver a ocurrir.
El componente de la presión salarial es importante también en Estados Unidos y no se resuelve de la noche a la mañana, indicó la experta. Por una parte hay subidas de salarios, lo que ayuda al consumo, pero que traen como efecto colateral la subida de la inflación.
Finalmente, si bien Estados Unidos es más independiente a nivel energético que Europa, el aumento del resto de las materias primas va a afectarle. Y a causa de todo ello se mantendrá también la retórica de la Fed de subir los tipos en cada reunión, al menos durante toda la primera mitad del año, con el freno a la inflación como prioridad.
Respecto de las valoraciones, siguen por encima de la media y algo más caras en comparación con otras regiones, pese a las correcciones de estos meses. Pero desde la gestora se muestran dispuestos a asumirlas por los resultados empresariales y su calidad. Tras un 2021 con una recuperación espectacular que superó incluso las estimaciones de los analistas y en todos los sectores, incluso los más cíclicos, para este año prevén un crecimiento mucho menor, pero que calculan puede estar en torno a un 10%, ligeramente por encima de la media de EE.UU., si se produce la esperada recuperación en la segunda mitad del año.
Fondos core y value
Elena Domecq presentó por su parte dos fondos de renta variable americana de la gestora, uno core y otro value. El 60% de los activos que tiene JP Morgan AM en renta variable son renta variable americana, distribuida en todos los estilos de inversión, lo que les permite tener equipos especializados para cada una de las estrategias.
El primero de los dos fondos (ambos Artículo 8) es el JP Morgan US Select Equity Fund, que cuenta con gestores de larga experiencia apoyados por un grupo de analistas de cartera que conocen perfectamente las compañías y los sectores. «Es nuestro buque insignia de renta variable americana core», explicó.
Su índice de referencia es el S&P 500 y la estrategia se centra en encontrar compañías infravaloradas. Para conseguirlo se realiza un análisis fundamental bottom-up probado en JP Morgan AM durante décadas, de modo de crear una cartera de ideas de alta convicción de entre 50 y 80 valores. Se caracteriza además por un Tracking Error muy bajo, de entre un 2-4%.
En la actualidad están posicionados de forma neutral en valor/crecimiento, con un sesgo algo más cíclico. Y ven las oportunidades en los llamados ganadores estructurales, es decir compañías muy bien posicionadas para beneficiarse de los cambios a largo plazo en economía (como puede ser en los sectores de logística y e-commerce), así como en los valores cíclicos de calidad. En el actual contexto han añadido a la cartera nombres de crecimiento de alta calidad y cíclicos, además de aprovechar las caídas que ha habido para reforzar aquellos nombres defensivos de alta convicción.
La segunda propuesta es el JP Morgan US Value Fund, que destaca por la rotación que ha habido al estilo valor desde principios de año, acompañado por el aumento del precio de las materias primas y la subida de tipos de interés. Los sectores que se benefician de la subida de tipos son los financieros, la energía, industria y los materiales, frente al peor desempeño de los sectores típicos de crecimiento.
«Para nosotros lo más importante es aclarar qué es lo que consideramos value: se trata de compañías con valoraciones atractivas pero es fundamental el componente de calidad, es decir tienen que estar valoradas por un motivo. También nos mantenemos siempre fieles a nuestro estilo más allá del corto plazo. En este caso se trata de un fondo puro de estilo y cartera muy diversificada entre 90 valores», explicó Domecq.
El proceso de inversión sigue también ese análisis fundamental de cada una de las compañías y la selección de valores. El objetivo es encontrar aquellas empresas que tengan valoraciones atractivas pero con filtro de calidad, es decir con modelos de negocios duraderos, beneficios estables, equipos directivos con historial consolidado y también historial de trabajar a favor de los accionistas.
En cuanto a las oportunidades actuales, creen que se presentan en el sector financiero pero no solo por la subida tipos, sino de forma más diversificada también en aseguradoras, gestoras de activos o carteras de tarjetas de crédito. El segundo sector es el de sanidad -que no solo es growth sino que presenta muy buenas oportunidades value-, el de consumo –con un entorno favorable después de la pandemia- y finalmente el industrial ligado a la sostenibilidad, por ejemplo en el sector de la electrificación.