En el último informe de Perspectivas para la región EMEA, Michel Perera, jefe de estrategia de inversión de JP Morgan Banca Privada para EMEA, en colaboración con Rajesh Tanna (gestor de carteras), hablan sobre los efectos que la ralentización de la economía china está provocando en todo el mundo y las implicaciones para los mercados europeos.
“Cuando China anunció inesperadamente que abandonaba la vinculación entre el renminbi (CNY) y el dólar estadounidense el 10 de agosto, provocó una rápida depreciación del CNY del 3% antes de que el Banco Popular de China (PBOC) interviniera para estabilizar el tipo de cambio”, explican. “Al mismo tiempo, en agosto de 2015 vimos la primera corrección en el mercado de Estados Unidos desde 2011, con el S&P 500 cayendo un 11% entre el 17 y el 25 de ese mes. El retroceso fue mayor en la zona euro, donde el índice MSCI EMU cayó un 20%, aunque solo un 11% en dólares. Creemos que esta corrección fue provocada por los datos de beneficios del segundo trimestre en Estados Unidos que fueron ligeramente decepcionantes, así como por la incertidumbre sobre la fortaleza de la economía mundial y el impacto de la ralentización china”.
“En todo caso, estos hechos se producen en un momento crítico para Europa. Una combinación de políticas monetarias más laxas, un euro más débil, precios del petróleo bajos y un mayor crecimiento en Estados Unidos y Reino Unido, han contribuido a elevar la tasa de crecimiento de la región a entre el 1,5% y el 2% en 2015, frente a alrededor del 1% en 2014, y la ralentización del crecimiento chino pueda afectar a estos datos de cara a 2016”, explican los expertos.
Crecimiento y PIB en China
“El ritmo del crecimiento en China se está ralentizando mientras el gobierno busca requilibrar su economía reduciendo el peso de las infraestructuras, industria manufacturera e inversiones inmobiliarias mientras aumentan el del consumo y los servicios, dos áreas que han tenido un baja tasa de crecimiento en el pasado. A pesar de ello, la contribución de China al PIB mundial no ha caído debido al tamaño de su economía, que se ha más que duplicado en menos de 10 años. Como la segunda economía más grande del mundo (a los actuales tipos de cambio), China representaba el 13% del PIB mundial en 2014 frente al 6% en 2007”.
La ralentización de China, junto a una menor exigencia de recursos por su parte, puede considerarse como positiva para la economía mundial, incluso si el crecimiento global se ralentiza moderadamente y los precios de las materias primas continúan cayendo. A finales de la pasada década, la rápida expansión de China afectó al suministro de materias primas. La ralentización y el requilibrio del modelo de crecimiento chino facilita a las cadenas de suministro de materias primas la posibilidad de reajustarse”.
El impacto de la ralentización china en Europa
“Europa puede resistir una gradual y ordenada ralentización en China, ayudada por las políticas de apoyo del BCE y el sólido crecimiento de Estados Unidos y el Reino Unido, que son dos de los socios comerciales clave de la región (destino del 25% de las exportaciones). Las exportaciones alemanas a Estados Unidos y el Reino Unido se han incrementado, mientras las destinadas a los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), se han estabilizado, y el porcentaje de exportaciones a China permanece en un modesto 1% del PIB para la zona euro. Estos datos sugieren que, si las exportaciones de la zona euro a China cayeran un 20% (lo que es improbable dado que creemos que los volúmenes permanecerán estables), el PIB de la región podría caer solamente un 0,2%. Algunos países se verían más afectados que otros, como Alemania”.
“En definitiva, los analistas han calculado que una ralentización del 1% en el PIB chino reduce el PIB europeo entre el 0,1 y el 0,2%. Esta relación explica por qué una eventual o profunda ralentización en China de alrededor del 2% podría reducir el crecimiento del PIB europeo de su actual 1,5 al 2% hasta el 1%”.
“Además, la exposición de los bancos extranjeros a China (calculada por el Banco Internacional de Pagos, BIS), era de 1,1 billones de dólares en marzo de 2015. Los bancos de Reino Unido (en especial HSBC y Standard Chartered), Estados Unidos y Japón tienen las mayores exposiciones, aunque el 40% son operaciones locales en China. Los bancos europeos (excluidos los británicos) mantienen una exposición moderada. En total, solo una fracción (potencialmente un cuarto) de su exposición incorpora riesgo de divisa y China continúa siendo acreedor neto de divisas frente al resto del mundo”.
El impacto en la estrategia de inversión en las carteras
“En JP Morgan Banca Privada eliminamos nuestra exposición directa a los mercados emergentes asiáticos (EMS) en las carteras discrecionales durante el verano porque creímos que las perspectivas se habían deteriorado por la deficiente gestión del mercado local de acciones chino. Reinvertimos esos importes en una combinación de acciones de los mercados desarrollados sobre todo europeos, y en liquidez, con la perspectiva de recuperar el nivel inicial de inversión una vez que los mercados muestren signos de haberse estabilizado. Dado que no hay grandes desequilibrios, no creemos que la economía mundial esté cerca de caer en recesión y seguimos sobreponderando renta variable y posiciones de riesgo”.
A medida que se acerca 2016…
“Una eventual ralentización en China debe ser cuidadosamente monitorizada ya que un mayor deterioro impactaría inevitablemente en el crecimiento global, incluyendo las economías y empresas europeas. En todo caso, hasta ahora los datos disponibles apuntan a una desaceleración más que a un hundimiento. Las multinacionales europeas están bien situadas y suficientemente diversificadas para afrontar esta situación, especialmente en unos momentos en que las economías domésticas se están recuperando lentamente” .
“En todo caso, pensamos que es importante ser selectivos, con un sesgo hacia los sectores de consumo global más que hacia los industriales, en los que la demanda permanecerá débil. Además, es quizá más importante mantener la exposición a compañías de alta calidad que pueda afrontar mejor la volatilidad económica y de los mercados”.