Imagine por un momento que es Gordon Gekko, el personaje de la película Wall Street que solo se preocupa por los beneficios. Según explicó Paul LaCoursiere, director de inversiones ESG en Janus Henderson Investors, incluso si fuera Gordon Gekko, como inversor, se debería preocupar por los factores ESG por tres razones: el impacto en valoraciones y rendimiento, el incremento de la emisión de bonos sostenible y el cambio regulatorio. Si no lo hiciera, se estaría dejando una parte de valor muy importante para sus inversores.
El impacto en las valoraciones y en el rendimiento de la inversión es quizá la razón más compleja de explicar. Se han realizado varios estudios en relación con este tema y no todos son concluyentes. Unos apoyan que hay un compensación entre rendimientos y factores ESG, otros sostienen que no hay relación y, por último, varios estudios defienden que hay relación y que ésta es positiva. Las diferencias en los resultados se explican por las diversidad de la metodología aplicada en estos estudios. Sin embargo, si se examinan los datos de los últimos diez años y se controlan los factores tradicionales del riesgo -para asegurarse de que no se está confundiendo la influencia de los factores ESG con el impacto del riesgo país, por sector o de calidad crediticia-, se alcanzan las siguientes conclusiones: que existe una correlación positiva entre el rendimiento de la inversión y los factores ESG que es estadísticamente significativa y que esta correlación está creciendo gradualmente en el tiempo.
En segundo lugar, la emisión de bonos sostenibles ha crecido año a año alrededor del 300%. Los bonos sostenibles, son aquellos bonos con criterios de sostenibilidad, los tradicionales bonos verdes o los bonos con cláusulas ligadas a la indicadores de rendimiento sobre la sostenibilidad a nivel del emisor. Históricamente, ésta ha sido un parte relativamente pequeña del mercado, pero está creciendo a un ritmo muy rápido y ganando importancia en el mercado.
Y la tercera razón es la regulación. Obviamente, en Europa se está hablando mucho de regulación porque el próximo 10 de marzo entra en vigor el Reglamento sobre Divulgación de Finanzas Sostenible (SFDR). En el resto del mundo, los reguladores están buscando un modelo con un objetivo similar. En conjunto, los inversores institucionales están cada vez más sujetos a regulación en materia de divulgación y a restricciones en los mandatos de inversión de los que son responsables. Cuando se comienza a dar seguimiento y a divulgar en informes, se produce una evolución natural en respuesta: los factores ESG se convierten en una parte más central del proceso de inversión. Como resultado, esta mayor atención se comienza a reflejar en las valoraciones de los activos.
¿Cómo abordar los grandes retos sectoriales en el diseño de productos ESG?
El diseño del producto es probablemente uno de los principales retos a los que se enfrenta la industria financiera. Enfocándose en el caso de la Unión Europea, Paul LaCoursiere explicó que gran parte de la regulación europea se basa en el principio de exclusión de determinadas actividades económicas que no son consideradas aceptables desde el punto de vista medioambiental, social, o de gobierno corporativo.
Esto tiene ciertas implicaciones desde la perspectiva de la construcción de cartera. La regulación actúa como un enorme sistema de selección de valores en el que el universo de oportunidades de inversión se reduce de forma significativa. El perfil de riesgo-rendimiento de este universo reducido puede ser potencialmente diferente del conjunto del mercado. Además, existe la cuestión de si el perfil de riesgo-rentabilidad del nuevo universo se ajustará con el perfil de riesgo-rentabilidad de los inversores. En la opinión de LaCoursiere, es muy probable que no haya ajuste porque existen diferentes sensibilidades al riesgo, diferentes objetivos de inversión según el inversor.
Se trata de una fuente de tensión natural que es consecuencia de los desarrollos en materia regulatoria y de los requerimientos de los mercados financieros. A menudo, los desarrollos regulatorios se basan en reducir o eliminar riesgos, pero se debe recordar que riesgo y rendimientos esperados, al menos desde la perspectiva del riesgo sistemático, están estrechamente relacionados. Si se eliminara todo el riesgo del sistema financiero, los inversores solo podrían obtener el rendimiento de los activos libre de riesgo.
Cuando se equilibran las sensibilidades de las temáticas ESG y los objetivos en términos de construcción de carteras, teniendo en cuenta el perfil de riesgo-rentabilidad de los inversores, en algunos casos se da una compensación. En la opinión de LaCoursiere, no todos los enfoques serán válidos para todos los inversores, por lo que es necesario ser ágil y tener flexibilidad en el desarrollo de los productos financieros.
¿Cómo se abordará el nuevo marco regulatorio europeo?
Dentro del marco regulatorio SFDR, los productos financieros se dividirán en el futuro en tres categorías: la primera, los productos financieros con características medioambientales o sociales (Artículo 8 – Light Green), la segunda, los productos financieros sostenibles con un impacto de sostenibilidad previsible (Artículo 9 – Dark Green) y, en tercer lugar, los productos no clasificados como Light Green o Dark Green.
La respuesta de Janus Henderson ante el nuevo marco regulatorio será una mezcla entre una transición de los productos existentes y un lanzamiento de otros nuevos. En un principio se asumió que la mayoría de los productos encajarían dentro de la categoría Dark Green, pero cuando se profundizó sobre los requerimientos técnicos esperados, las estrategias que se clasifiquen dentro del Artículo 9 serán altamente especializadas y se enfocarán para un determinado grupo objetivo de inversores.
Donde Janus Henderson espera que haya más actividad es dentro de la categoría del Artículo 8 porque ofrecen una mayor flexibilidad en términos de la integración de los factores ESG, de su priorización y a la hora de cumplir con las metas financieras, aunque requiera ser más explícito en las características medioambientales y sociales que se tratan de promover y se ha incrementado el nivel de divulgación necesario para estas estrategias. Según explicó LaCoursiere se necesita tener un plan estratégico en términos de si se realiza una transición desde una estrategia existente o si compensa lanzar una nueva.
Fortalezas y debilidades
Janus Henderson reconoce la importancia de los factores ESG tanto desde el punto de su impacto en la sociedad como en el rendimiento de la inversión. Si no tuviera en cuenta alguna de las dos, podría quedarse atrás. Algunas firmas en el mercado, desde la perspectiva de su cultura empresarial, se han enfocado principalmente en el aspecto promocional de los factores ESG, pero según apuntó LaCoursiere, se están quedando rezagadas en el cumplimiento de los objetivos de inversión.
En términos de debilidad, quizá cabría señalar que se pueden llegar a dar inconsistencias en la coordinación del compromiso del lado de la inversión. A nivel de firma, todas las posiciones de inversión que se tienen en las carteras de las estrategias deben reconocer la importancia de los factores ESG. También es necesario asegurarse de que cuando los equipos gestores se entrevistan con los directivos de las empresas en las que invierten, se consiga maximizar el impacto de ese tiempo con el equipo directivo y en los activos bajo gestión de los clientes.