Durante más de una década, la renta variable europea ha sido considerada el mercado menos querido, no contando con el favor de los inversores. Sin embargo, en la actualidad se están dando una serie de oportunidades para las acciones de la región. Después de un ciclo con un bajo crecimiento y un predominio del sentimiento de inestabilidad en la esfera política, los gestores John Bennett, gestor agnóstico en cuanto a estilo, Nick Sheridan, gestor value, y Jamie Ross, gestor de calidad con crecimiento, de renta variable europea en Janus Henderson Investors creen que hay razones para que los inversores recuperen el optimismo.
Según explicó John Bennett, hace doce meses sus carteras estaban más orientadas hacia el estilo growth. Cuando la pandemia golpeó las economías globales, algunas tendencias ya existentes se aceleraron con las medidas de confinamiento como los servicios de entrega de comida o productos a domicilio, servicios de conferencias en línea y las vinculadas a la digitalización de la economía. Esta aceleración de tendencias ha creado una dicotomía en el mercado, que apoyó a la temática de la disrupción y del confinamiento y dejó de lado a un gran número de empresas. En especial, empresas de franquicias globales del área industrial cotizadas en Europa, pero con una fuente de ingresos diversificada a nivel global. Conforme el mercado incrementó su preocupación por los confinamientos y apostó por la aceleración de la digitalización, empresas europeas con unos sólidos balances y unos flujos de caja sostenibles comenzaron a cotizar con descuento. Esto permitió al equipo de John Bennet incrementar sus posiciones en acciones de gran calidad, pero a precios de saldo, comenzando una transición hacia posiciones con algo de sesgo value. Conforme el 2021 avanza, han añadido nuevas empresas value que consideran han sido olvidadas por el mercado, especialmente en el sector del automóvil.
Hace un año, su equipo apostó por una recuperación en forma de V liderada por el sector industrial. Durante la pandemia, la actividad relacionada con la construcción reabrió rápidamente. Conforme las empresas consumieron sus inventarios, concluyeron que había una recuperación de la demanda, sin una recuperación de la oferta. En 2021, esperan ver una recuperación en forma de V en el sector consumo con la reapertura de las economías. El consumidor europeo está deseando volver a disfrutar del consumo en ocio, restaurantes y viajes, no sólo porque se ha visto privado de ellos durante un tiempo, sino porque la tasa de ahorro se ha incrementado considerablemente en el mundo occidental. Su exposición actual no es tanto la de una cartera value, como la de una cartera con exposición a la reapertura de las economías.
Por su parte, Nick Sheridan, señaló que unos tipos de interés especialmente bajos y un desvío de la asignación del capital hacia el sector que pretende ser la nueva economía han marcado a los mercados durante la última década. En la opinión del gestor de estilo value, muchas de estas empresas no hubieran sobrevivido sin un entorno de bajos tipos de interés. Históricamente, cuando comienza un periodo de recuperación económica, el estilo value obtiene un rendimiento superior al mercado durante un periodo sostenido de 2 o 3 años. A su juicio, el mercado de renta variable europeo se encuentra justo en el comienzo de este periodo. Además, cree que se dan las condiciones oportunas para que este periodo de rendimientos superiores al grueso del mercado se pueda extender en el tiempo: unas condiciones de inflación que han regresado al sistema, un nivel de la tasa de descuento apropiado, y tensiones en las relaciones comerciales.
En los últimos 3 o 4 años, el estilo value ha sido olvidado por el mercado, pero esto reporta mayores rendimientos a nivel de empresa, puesto que el mercado ha permitido al equipo de Nick Sheridan pagar menos por las posiciones que mantienen en cartera, por lo que los rendimientos han ido mejorando progresivamente.
Asimismo, Jamie Ross, defendió que no considera un estilo, factor, o sector determinado a la hora de invertir, sino que siempre considera las perspectivas de cada una de las empresas a nivel individual. En su cartera hay un elemento de equilibrio entre dos cestas diferenciadas. La primera cesta contiene inversiones con rendimientos superiores al conjunto del mercado, lo que podría considerarse como las acciones clásicas de calidad, que crecen en valor. La segunda cesta recoge aquellos negocios que en el momento que se analizan pueden tener un retorno a la inversión muy bajo o en la media, pero para las que se prevé un claro potencial de mejora en sus rendimientos.
En los últimos seis meses, se han dado muchas más oportunidades en la cesta del rendimiento de inflexión que en la cesta de los rendimientos superiores. En cierto modo, Jamie reconoció que se ha producido un giro en su cartera, pero no en la misma forma que en las carteras gestionadas por John. Su cartera en la actualidad está relativamente equilibrada entre las dos cestas mencionadas, en lugar de tener un sesgo hacia la reapertura, o algún sesgo hacia el value.
De nuevo, John Bennett hizo referencia a la concentración del liderazgo del índice S&P 500 como un ejemplo del comportamiento binario que en ocasiones toma el mercado. Para muchos inversores comprar value requiere vender su exposición en growth, y comprar renta variable europea implica deshacer sus posiciones en Estados Unidos. En su opinión, es necesario tener en cuenta la tasa de descuento y la tasa de rendimiento de los bonos, y por asociación las expectativas de los inversores en inflación. Si un inversor tiene una postura deflacionista y cree que las rentabilidades de los bonos del Tesoro de Estados Unidos volverán a situarse por debajo del 1,5%, se encontraría con un escenario desinflacionario, con la misma narrativa que se ha mantenido en la última década o tres décadas en el caso de Japón. En cambio, si se considera que el mundo ha cambiado hacia un escenario inflacionario en consecuencia de la respuesta fiscal, monetaria y geopolítica a la pandemia, la renta variable estadounidense sería una venta y la renta variable europea una compra.
Jamie agregó que la renta variable europea cotiza con un gran descuento frente a las acciones estadounidenses, permitiendo a los gestores activos beneficiarse de ello, independientemente de su estilo de gestión. Si bien en la última década las acciones tecnológicas estadounidenses han liderado, en la próxima década se podría dar un giro hacia un liderazgo en sostenibilidad. En ese caso, la renta variable europea podría recobrar el favor de los inversores. La inestabilidad política de la región, con el Brexit en 2016 y la actual pandemia, ha sido frecuentemente citada como una razón para no invertir en Europa. Sin embargo, la respuesta a esta última crisis, con una mayor cohesión fiscal y presupuestos destinados a la inversión verde y la reconversión de la economía podrían reforzar el proyecto europeo.
Por último, Nick destacó la importancia de las valoraciones. Cuando se invierte en una empresa se compran las expectativas sobre los flujos de caja y los rendimientos del capital, por eso es necesario discernir si el crecimiento será sostenible en el tiempo y después examinar cuál es el múltiplo correcto que pagar por una acción. Este múltiplo se distorsiona en el mercado por las expresiones de miedo y avaricia. En términos generales, los inversores han sido más avariciosos con el mercado estadounidense y se han posicionado en el miedo frente al mercado europeo. Si la tendencia de la sostenibilidad en la inversión se consolida, puede que los inversores se preparen para pagar más por los activos europeos.
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