En un inesperado movimiento, el Banco de Japón decidió el viernes sumarse a la estrategia del BCE y recortar los tipos de interés en 20 puntos básicos, colocando la tasa en el -0,1% (desde el anterior +0,1%) para los depósitos de las instituciones financieras en el banco central nipón. Los expertos están divididos: la noticia ayudará a los mercados y a una economía con gran peso exportador pero acentúa la espiral de una guerra de divisas para captar un crecimiento global muy modesto y, finalmente, las consecuencias podrían no ser tan halagüeñas.
La adopción de una tasa negativa ayudará al Banco de Japón a luchar contra la deflación reduciendo los costes financieros, en un intento por insuflar algo de vida a Abenomics, el plan estrella del Gobierno para reavivar la economía. El Banco de Japón, que achaca a los precios del petróleo la persistentemente baja inflación del país, suma esta nueva medida a su programa de expansión cuantitativa que supone la compra anual de 80 billones de yenes en activos.
En respuesta, el yen cayó con fuerza frente al dólar y otras divisas de referencia como el euro, avivando una guerra de divisas no declarada que sin embargo sigue llenando de pánico las salas de operaciones de media industria financiera.
En la rueda de prensa posterior a la decisión, el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, indicó que no descarta ampliar el programa de expansión cuantitativa incluso con más recortes que amplíen el territorio negativo en el que se mueven los tipos ahora.
«Esto cambia nuestras anteriores perspectivas y como resultado estamos dando un paso atrás en algunas de nuestras posiciones a largo plazo en el yen mientras reevaluamos las posiciones de política monetaria de los bancos centrales de los mercados desarrollados», explicó Kevin Adams, director de renta fija de Henderson Global Investors.
Por su parte, a pesar de la subida de las bolsas y de la deuda, Keith Wade, economista y estratega jefe de Schroders, cree que esta decisión se produce por debilidad y además aumenta el riesgo de que China tome represalias con una mayor depreciación de su moneda. “Si es así, habremos entrado en una nueva fase en las guerras de divisas, donde los países se pelean por una cantidad limitada de crecimiento global, arrojando un resultado que no presagia nada bueno para los activos de riesgo”, apunta Wade.
Renta variable y renta fija
Para Simon Ward, economista jefe de Henderson, es probable que la medida sea también interpretada por el mercado como una señal negativa para las previsiones económicas, que deja en evidencia “la desesperación del Banco de Japón”. Esto, alega Ward, aumentará la aversión al riesgo, en vez de disminuirla.
Sin embargo, a corto plazo el Banco de Japón se ha convertido en el mejor amigo de los inversores. Las bolsas niponas subieron el viernes y los analistas coinciden en que es probable que sigan subiendo a corto plazo. La cartera de renta variable internacional de Robeco, Robeco Investment Solutions, está sobreponderada en Japón. «Obviamente vamos a continuar con esta estrategia. Nuestra posición se ha visto reforzada por la decisión del Banco de Japón «, afirma León Cornelissen, economista jefe de la firma.
“Creemos que el sorprendente anuncio tendrá un efecto gradualmente más positivo en las perspectivas de la renta variable japonesa, ya que suaviza la reciente preocupación sobre los efectos de la fortaleza del yen en los beneficios empresariales. Seguimos manteniendo la opinión de que las acciones japonesas podrían resistir una moderada apreciación del yen”, explica el equipo de estrategias multiactivos de Investec.
En lo que respecta a la renta fija, Anjulie Rusius, del equipo de Renta Fija minorista de M&G, recordó que la decisión del banco central japonés dio respaldo a la deuda del país, junto con la de otros países que también adoptaron tipos de interés negativos, en un movimiento que podría repetirse a medio plazo.