Desde que la CNMV aprobara su gestora, Magallanes Value Investors, y los dos fondos con los que ha iniciado su andadura (uno de renta variable ibérica y otro europea), Iván Martín, el gestor fundador, se ha dedicado a construir ambas carteras, actualmente invertidas en un 70% y 62%, respectivamente. Una labor que lleva a cabo con la paciencia de quien tiene claro que la evolución de la bolsa no se puede conocer a corto plazo pero sabe que la inversión en acciones funciona a largo. Y por eso hace oídos sordos a los negativos augurios de algunos sobre los malos tiempos para el value investing, ante el fuerte rally vivido en los últimos años y la reducción de los descuentos.
“Siempre hay oportunidades en bolsa, aunque ahora el número es menor”, reconoce en una entrevista con Funds Society. Si bien matiza: “Los márgenes de seguridad se han reducido, pero no tanto como el mercado piensa. A veces olvidamos por qué disminuye el potencial de un valor: es cierto que puede ser por la subida de precios pero también hay que tener en cuenta el factor denominador, los beneficios, que pueden jugar a favor y ahora las empresas europeas están ganando más dinero”, explica. Así, defiende que el efecto comparación con respecto a los años de crisis es “dramático” y contribuye a una sensación de vértigo, de forma que el mercado se muestra algo “incrédulo”con ese potencial de ganancias.
Pero lo hay y en ocasiones las acciones valen más de lo que se cree. Así se lo demuestra el precio pagado por dos nombres, recientemente opados, de su cartera europea, TNT Express y Norbert Dentressangle (esta última, opada por la americana XPO Logistics), dos compañías de transporte por carretera por las que se ofrecieron interesantes primas (en el segundo caso del 38%) y en cartera ante la importancia de las redes de transporte y logística en un futuro en el que el comercio online será una gran tendencia. “El valor de las cosas no es otro que lo que un tercero informado está dispuesto a pagar por ellas”, reflexiona, y en este sentido, sus elecciones, derivadas de su labor de análisis (en algunos casos de empresas no cubiertas por otros analistas), le reafirman en que está siguiendo la senda correcta y en la existencia de oportunidades.
Y es que aunque el timing es importante a la hora de entrar en bolsa, lo esencial es el largo plazo, y es clave dejar de lado los impulsos y dejar de mirar al mercado como a un casino. “Tiene propiedades que no se cumplen en otros mercados guiados por las leyes de la oferta y la demanda: en bolsa, cuando más sube el precio más tentación de compra existe, al contrario de lo que sucede en otros casos”.
Mirando el largo plazo, cree que ahora es momento de comprar y de entrar, “porque no se conoce el futuro a corto y medio plazo pero sabemos que en periodos de seis o siete años, los mercados se recuperan de ciclos anteriores” y no tiene sentido vender, porque ahora la bolsa es “el único activo productivo”. Con todo, advierte de que aquel que entre en bolsa porque no tiene otras alternativas (en sus tradicionales depósitos o renta fija, por ejemplo), es decir, “por descarte” de otros activos, está adoptando una actitud errónea.
¿Gran rotación?
Martín explica que, en los últimos meses, el apetito del inversor minorista por las bolsas ha aumentado –en sus fondos ya representa el 25% de su volumen- pero descarta una gran rotación en toda regla desde los activos de renta fija, debido a normativas que, como Solvencia II, penalizan a las aseguradoras (grandes inversores institucionales) por comprar renta variable. “Las aseguradoras no tienen incentivos para vender sus bonos y por eso éstos seguirán con rentabilidades negativas”. Pero éste es precisamente “el mayor riesgo que existe en el mundo”, las fuertes cantidades de bonos, con sus bajos retornos y en algunos casos negativos, en poder de inversores institucionales que conocen los riesgos pero se resisten a vender deuda. Martín lo compara con “una granada a la que se ha quitado la anilla pero que se tiene en la mano; y no explota, pero el tiempo juega en contra porque los bonos vencen”. “La renta fija es la madre de todas las burbujas pero existen mecanismos que retroalimentan esta situación y ralentizan la catarsis”, resume. Y es que, si se desencadenara algún evento, o los tipos de interés subieran de forma importante, los bonos sufrirían mucho, un riesgo que el mercado no ha puesto en precio, según el experto.
Y también sufrirían los bancos, grandes tenedores de bonos: “Su beneficio no viene de su actividad de préstamos sino de la gestión de carteras de bonos. Comprar un banco es como comprar un fondo de renta fija”. Es una de las razones por las que no le gusta el sector, aunque esté “aparentemente barato”, aunque no descarta entrar en un futuro con los tipos al alza y en el que su producto (los créditos) valgan mucho más que cero. “Cuando suban los tipos se producirá la catarsis necesaria, pero por ahora no. Incluso en EE.UU. los bancos pueden llegar a un punto de no aceptar depósitos porque no saben qué hacer con el dinero”, apostilla.
A Martín tampoco le convencen las nuevas compañías que han salido a bolsa en España, porque considera que, aunque sus rentabilidades son mayores a la renta fija, siguen siendo bajas y no tiene sentido comprar solamente porque en términos relativos ofrezcan más. “No me gusta mirar en relativo y estas compañías no te pagan por el riesgo que asumes”, indica.
Con estas cautelas y sin forzar las cosas, siempre de forma meditada y paciente, el gestor va dando forma a los dos fondos que gestiona, sin dejar de sentirse cómodo en un entorno en el que “las ideas no abundan”. Entre los dos ya suman un patrimonio de 180 millones de euros, cantidad a la que se añaden los 330 millones de la sicav Soixa de la familia Hernández, dueños de Ebro Foods, que ha sido traspasada recientemente de forma definitiva desde Bestinver. Y siguen los planes para crear su plan de pensiones y llevar sus fondos a Luxemburgo.
Mejorar el mercado español
Martín se muestra optimista con la evolución de la industria en España, y al pedirle que mande un mensaje a la futura nueva Inverco (tras los cambios en su dirección), dice que hay que «deslobizar”. El gestor cree en una industria polarizada entre grandes gestoras que se dedican a captar activos y son un supermercado de productos, y las boutiques especialistas, a ser posible independientes, cuyo surgimiento ve muy positivamente. “Los proyectos independientes funcionan en la medida en que hay grandes grupos que, estando en el mismo negocio, se dedican a otras cosas como captar activos. Nosotros queremos generar rentabilidad”. Con todo, cree que la industria podría mejorar si las grandes bancas privadas profundizan la independencia a la hora de ofrecer productos, basándose en las necesidades del cliente y no en acuerdos comerciales, con una auténtica arquitectura abierta.
Algo que les favorecería teniendo en cuenta que Magallanes descarta pagar retrocesiones por la distribución de sus fondos; su modelo plantea únicamente estar en plataformas, sin grandes cesiones ni acuerdos comerciales (aún están en proceso de incorporarse a Allfunds). De ahí que Martín vería como una muy buena noticia la potencial plataforma de fondos que BME podría crear.
Los movimientos de gestores: muestra de talento
Con respecto a los movimientos de gestores que se están viendo en la industria, los considera positivos y sintomáticos de que “hay muchas cosas por hacer en la gestión en España”. Considera que debe ser un “toque de atención para los gigantes dormidos”, ante la importancia del talento y del protagonismo de unos gestores que piensan en los inversores. “Esto despierta a la industria y beneficia al inversor, porque los gestores pensamos en el partícipe: nuestra obsesión es cuidarlo”, añade.
Martín sigue también adelante con su evento anual de inversores y es el primer gestor español invitado a participar en la London Value Investor Conference como ponente el día 20 de mayo, junto a otros grandes expertos entre los que se encuentran Neil Woodford, Charles Brandes, Jonathan Ruffer y Dato’ Cheah Cheng Hye.