Un reciente post de Henderson señaló que el precio del petróleo había caído más de un 30% en seis meses en cinco ocasiones antes de la Segunda Guerra Mundial. Un año después de esos desplomes, la economía mundial era más fuerte gracias a que el incremento durante 6 meses seguidos en la producción industrial fue superior a su nivel de partida en los cinco casos.
Tres de esas cinco caídas de los precios del petróleo (1991, 2001 y 2008) están asociadas con recesiones mundiales o de Estados Unidos. La cuarta, en 1998, fue consecuencia de la crisis económica de Asia. La caída de 1986 es la más parecida a lo que sucede estos días y es en parte el resultado de una desaceleración económica mundial de mitad de ciclo, analiza Simon Ward, analista de Henderson, en su último artículo. Sus 25 años de experiencia en los mercados financieros le llevan a recordar que en aquella ocasión los principales factores del desplome corrieron a cargo del gran aumento de la oferta fuera de la OPEP, por un lado, y una reducción estructural de la demanda debido al ahorro de la energía en respuesta a las constante subidas de precio a principios de 1980.
Este primer gráfico, dice Ward, se superpone a la trayectoria del barril de Brent a mediados de los 80 hasta sus movimientos más reciente, con el precio de 1980 reescalado y multiplicado por cuatro. Basándonos en el episodio anterior, el Brent podría tocar fondo por debajo de los 40 dólares en el primer trimestre, antes de recuperarse hasta los 70-80 dólares a finales de 2015.
La recuperación podría ser más fuerte si la oferta de países que no pertenecen a la OPEP fuera más elástica que en la década de los 80, como algunos analistas sostienen.
El precio del petróleo tocó fondo en julio del 86. El crecimiento de la producción industrial del G7 inició una fuerte recuperación poco después, alcanzando su cota máxima a finales del 87.
La inflación de los precios al consumidor del G7 se desplomó rápidamente en el 86, pero recuperó la mayor parte de este descenso a lo largo del siguiente año, en 1987.
La caída de la inflación en Estados Unidos contribuyó a que la Reserva Federal recortara los tipos de interés en 2,125 puntos porcentuales entre diciembre del 85 y agosto del 86. Sin embargo, cuenta Ward, la Fed se vio obligada a dar marcha atrás y endurecer su política monetaria de forma agresiva en 1987, cuando la economía comenzó a crecer de nuevo. La rentabilidad de los bonos a largo plazo tocó fondo en abril de 1986, anticipándose al precio del petróleo, antes de subir abruptamente en marzo del 87.
La comparación es hoy relevantes si se hace con la eurozona. “El presidente del Banco Central Europeo está usando una caída temporal de la inflación para flexibilizar la política monetaria a pesar de la tendencia contraria en todo el mundo y que los principales indicadores económicos sugieren una mejora en las perspectivas económicas, entre ellos el pleno empleo en Alemania. En 1986, la Fed comenzó a subir los tipos de interés solo cuatro meses después de su último recorte. La puesta en marcha de un QE en Europa podría encontrarse con razones de peso para una suspensión a finales de 2015”, concluye el analista de Henderson.