Los gestores de fondos se enfrentan al enorme reto de obtener rentabilidad en unos mercados financieros con comportamientos hasta ahora desconocidos, que el estratega jefe de Investec, Michael Power, denomina “el nuevo surrealismo”. ¿Quién tiene la culpa de que nos encontremos en un escenario puesto del revés y cuál es la solución? Asia es la respuesta a todas las preguntas –de manera directa o indirecta- dice Power, que considera esta situación una bomba de relojería para los planes de pensiones.
Si la tarea de los gestores es “no perder dinero”, en primer lugar, y “ganarlo” en segundo – lo cual es relativamente fácil con una cierta inflación-, en el entorno económico de hoy no es tan obvio. Nos movemos en un mundo con países con tasas de interés negativas, como Dinamarca, donde los depósitos en instituciones financieras conllevan un coste en lugar de un retorno y pagamos a los gobiernos por prestarles dinero (como sucedió en Suiza recientemente con el bono a 10 años). En el largo plazo podría haber muchos problemas para los fondos de pensiones, máxime cuando los políticos siguen fijándose sólo en el corto plazo (el tiempo que dure su mandato) y los bancos centrales no se han querido parar a analizar los problemas que amenazan a estos fondos: es una bomba de relojería, dice Power.
La apertura de China al mundo ha cambiado en pocos años la configuración del comercio mundial. Es lógico –explica el estratega– que cuando dos mundos se juntan, el resultado sea un punto intermedio entre ambos. China ha incorporado a 3.000 millones de personas que ganan menos de un dólar al día a un mercado de trabajo y comercio cada día más globalizado. Los demás países se han encontrado compitiendo contra eso y, como consecuencia, el salario mínimo en Estados Unidos no ha subido en términos reales desde la década de los setenta, por ejemplo. Los países occidentales han intentado todo para evitar el estancamiento de sus economías: los bancos centrales han bajado los tipos de interés, han inundado el mercado de efectivo emitiendo moneda, han financiando con deuda; pero, a la postre, cuando ya no hay más posibles apoyos para mantener los precios, éstos bajan y llega la deflación.
Otra gran causa para la deflación ha sido el avance tecnológico que ha permitido un enorme crecimiento del comercio electrónico. Los consumidores que antes compraban en tiendas –que necesitaban personal- ahora compran en portales como Alibaba, desde cualquier ciudad del mundo. Alibaba es un ejemplo –hay más- de los gigantes de la distribución que han inundado el mundo con sus baratísimos precios, causando despidos y ayudando a la llegada de la deflación.
Pero China no es sólo la principal fuente de deflación, según el experto también es la solución. A pesar de su actual desaceleración, China ha sido el país más beneficiado, ya que ha sufrido el efecto contrario. En China los salarios han aumentado y el consumidor tiene más poder adquisitivo. Hay aumento de precios. Ahora –y durante los próximos 12-18 meses- es el momento de que los inversores del resto del mundo incrementen los porcentajes de sus carteas en Asia-Pacífico, mirando también a Malasia, Corea, Filipinas o India, países en los que la pirámide demográfica ayuda a que exista inflación y crecimiento. Japón es la excepción de la zona: su enfriamiento se ha debido a la falta de demanda interna, causada por una población que al envejecer gasta menos. Una situación parecida se está dando en Europa.
Power, que dedicado buena parte de su carrera profesional a la región de África y Medio Oriente, y ha vivido en Bahrain 12 años, plantea su opinión sobre lo que está pasando allí. El Medio Oriente, según el experto, está viviendo su situación más difícil desde los años 90, atrapado por una deflación causada –en su caso- por la abrupta caída del precio del crudo, su principal exportación, en un 50%. Esta drástica reducción de ingresos en sus balanzas comerciales está haciendo aflorar algunos los problemas sociales latentes en una región de gran inestabilidad política y fuertes disputas, hasta ahora enterrados bajo miles de barriles de petróleo. No todos encaran esta crisis desde el mismo punto de partida. Los países del golfo son suficientemente ricos como para resistir, sin embargo Yemen, Siria o Libia no tienen recursos con qué sustituir el flujo de capital faltante y sus economías se están viendo más afectadas, llegando incluso a provocar divisiones internas, como en el caso de Siria.
Como conclusión, Power insiste en centrar en Asia la búsqueda de yield para las carteras de inversión a largo plazo, así como en soluciones creativas, que pueden incluir la inversión en bienes raíces buscando activos nicho, como las viviendas en alquiler para estudiantes en ciudades universitarias, una idea que puede generar rentas interesantes para carteras a largo plazo.