En mayo de 2014, el primer ministro de la India, Narendra Modi, y el partido nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP) obtuvieron, por primera vez en 30 años, mayoría absoluta en unas elecciones generales. Desde ese momento el interés de los inversores internacionales por India ha crecido sustancialmente, dejándose llevar por el optimismo de los análisis económicos sobre las políticas y reformas anunciadas por Modi, y por el optimismo de los discursos sobre el futuro de la población y la economía en India. En este marco, Sunil Asnani, gestor principal de la estrategia de Mathews Asia en renta variable India, nos expone sus puntos de vista en su artículo “More than Modi – the case for Indian Equity”.
En abril de este año, el Fondo Monetario Internacional en su informe sobre la estabilidad financiera mundial, mostraba las previsiones en las que India sobrepasaba a China en términos de crecimiento económico, con unas estimaciones del 7,5% de crecimiento del PIB a cierre de 2015, frente a un 6,8% de China. Esto se ha visto reflejado en un aumento de los inversores internacionales en India. En el primer trimestre de 2015, las instituciones extranjeras han aportado 6.000 millones de dólares a los mercados financieros indios, casi el 40% de lo invertido en todo 2014.
El proyecto de reformas implementadas por Modi es muy positivo para India, pero las expectativas están por encima del ritmo de ejecución necesario para llegar a realizar el potencial total de la economía. Siguen existiendo excesivas barreras económicas y políticas, destacando la falta de reformas en la burocracia que rodea al mercado de trabajo y a la distribución de tierras.
Los datos macroeconómicos de India siguen sin ser especialmente reseñables. La inflación se mantiene en la media del 8%, habiendo pasado por periodos de inflación de dos cifras en el pasado. La rupia ha sufrido una fuerte devaluación contra el dólar, como la mayoría de monedas de países emergentes. En junio de este año, el índice S&P Rupia India, índice que explica la relación entre ambas monedas, cayó un 11% desde su pico más alto en julio de 2011. Por otra parte, la situación de los déficits presupuestario y por cuenta corriente, hacen temer el impacto negativo que el final de la política de relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal de Estados Unidos pueda tener sobre India.
Un enfoque macroeconómico no es garantía para obtener retornos positivos en el mercado de renta variable de India. La estrategia de Mathew Asia defiende un análisis enfocado en la microeconomía, que permita invertir en compañías de calidad que puedan progresar con independencia del ciclo económico que India esté atravesando. “Para invertir con éxito en este mercado no se trata de anticipar los giros y vueltas de la economía, sino de encontrar compañías de calidad que puedan prosperar con independencia de lo que esté por venir. Todo está en la micro, no en la macro”, apunta Sunil Asnani.
Pero encontrar estas compañías de calidad, no es un proceso fácil, se trata de buscar empresas con sistemas de gobierno corporativo y de incentivos adecuados, que tengan un marco estratégico consensuado por la mayoría de accionistas. Empresas que tengan un tratamiento equitativo entre los accionistas, en las que se respeten los derechos de los accionistas minoritarios, con una cultura de transparencia y de comunicación, así como un historial de responsabilidad por parte del equipo directivo de la firma. En las empresas indias hay una prevalencia de gobiernos corporativos gestionados por los miembros de una misma familia, lo cual puede beneficiar la toma de decisiones a largo plazo y la propensión a un pago de dividendos más alto, pero despierta conflictos de interés en la planificación de la sucesión.
Dada la dificultad del ambiente empresarial, las compañías con éxito deben adaptarse y evolucionar en respuesta a estas restricciones. Como consecuencia se crean empresas flexibles y eficientes con una extremada calidad, y buena gestión. Las mejores empresas indias son empresas que están a la par en estándares de calidad con el resto de empresas del mundo. Las compañías más proclives al éxito a nivel mundial son las de tecnología de la información y las de externalización de negocios.
En la estrategia de Mathews Asia, también se tienen en cuenta aquellas empresas no tan conocidas fuera de las fronteras del país. Compañías que actúan de manera independiente, con una gama de producto exclusiva, y bajos costes de producción; que tengan equipos directivos con estrategias a largo plazo, donde el ratio de investigación y desarrollo por ventas es alto y está en fase de crecimiento. Las empresas con poder de negociación de precios son clave para el desarrollo de un crecimiento consistente.
En la actualidad la estrategia tiene una concentración del 50,7% en empresas de pequeña capitalización. Para Sunil Asnani y su equipo se trata de identificar aquellas empresas con muy poca cobertura por parte de los analistas financieros, de manera que el potencial de crecimiento no está totalmente incluido en su cotización. El objetivo es introducir en cartera este tipo de empresas con diferencias en su valoración, y mantenerlas por suficiente tiempo para que el potencial de crecimiento se desarrolle y mercado lo reconozca incorporándolo al precio. “Especialmente en mercados emergentes como India, los gestores se dedican a comprar y vender compañías en lugar de invertir en ellas. Nosotros creemos que se debe adoptar un periodo mínimo de 5 años para beneficiarse consistentemente de la confluencia de los retornos de los análisis botom-up y top down”, añade Asnani al respecto. Este tipo de oportunidades de inversión en empresas de gran calidad cotizando a descuento suele darse más a menudo en los segmentos de mediana y pequeña empresa, explica.
Con independencia del enfoque escogido por los inversores, la gran pregunta es si todavía es momento de invertir en India. Sobre todo después del fuerte rally que el mercado tuvo durante 2014, y del rally del 30% que el índice Sensex de acciones de gran capitalización de la bolsa de Bombay ha experimentado en lo que va de año.
A primera vista, India parece un mercado relativamente caro. El índice MSCI India cotizaba en un ratio precio-utilidad de 19.83 a finales de mayo 2015, mientras que el ratio precio-valor en libros se encontraba a 3.2. Los mismos ratios para el índice MSCI Mercados Emergentes eran 14.5 y 1.59 respectivamente. Lo que pone de manifiesto que el optimismo que ha despertado el gobierno de Modi ha subido las valoraciones del mercado hasta el punto en el que el rendimiento va a depender del cumplimiento del gobierno con las expectativas.
Como hemos podido ver hay muchos motivos para mostrar cautela, pero India es un mercado tradicionalmente caro comparado con el resto de países emergentes por la calidad de sus empresas. Si cabe, el mercado se está convirtiendo en un mercado más selectivo en sus valoraciones, a las buenas empresas se les ha premiado con mejores valoraciones mientras que las empresas más débiles han sido penalizadas en sus valoraciones.
De nuevo sobre la discusión del horizonte de inversión, hay que tener en cuenta que la volatilidad a corto plazo en los retornos es parte de la naturaleza del mercado indio; existiendo una mayor probabilidad de obtener retornos negativos en periodos de un año. Pero en el largo plazo los inversores obtienen retornos atractivos. En otras palabras, a la hora de invertir en India, el periodo de tenencia en cartera, es más relevante que la pericia de escoger el momento de entrada y de salida del mercado.
Resumiendo los puntos desarrollados con anterioridad, la visión en India es positiva en el largo plazo, con independencia de cómo se desarrollen las políticas de reforma en el corto plazo. India es una de las pocas regiones de alto crecimiento económico en la que los inversores pueden participar a través de un mercado de renta variable establecido. Y lo que es más importante, este mercado ofrece oportunidades de acceso al crecimiento que es resistente a las condiciones macroeconómicas.