2016 no será un año fácil. El escenario de mercado será “especial” y complejo, y estará marcado por una confluencia de factores económicos que suponen un reto para la inversión (la ralentización de la economía china y sus efectos en los mercados emergentes, y desarrollados vía el comercio exterior; un petróleo barato que alerta sobre hacia dónde va la economía; o unas políticas monetarias que dejan rentabilidades negativas en los activos sin riesgo); pero también factores políticos que dejan sobre la mesa incertidumbres pre y postelectorales o dudas como si Reino Unido dejará la UE. Según Henrik Lumholdt, estratega jefe de Inversis Banco, estos múltiples factores que hay que gestionar ponen sobre la mesa la importancia de la diversificación y además obligarán a los gestores a ser más tácticos este año.
“Es un mundo más complejo en el que la suma de factores, como la ralentización económica, la transición en China, el petróleo y las dudas en EE.UU., unidas a los “unknowns unknows”, las sorpresas que aún no conocemos, dan como resultado una mayor volatilidad; la gestión tendrá que ser más táctica y ajustarse a las circunstancias”, comentó en el marco de un evento bajo el título “Claves 2016”, en el que participaron varias gestoras.
Pero ese mundo no está exento de oportunidades, que Inversis Banco ve sobre todo en la renta variable europea. En su cartera de referencia, sobrepondera la renta variable (pesa un 50%), con una apuesta por el Viejo Continente, pues es neutral en EE.UU. y Japón e infrapondera emergentes. La renta fija pesa un 40%, y la apuesta se centra en bonos del Tesoro estadounidenses a 10 años, como elemento estabilizador de la cartera, y también incluye exposición al 10 años español. También sobrepondera el crédito con grado de inversión europeo con vencimientos entre dos y cinco años y tiene una exposición a high yield muy modesta, como una apuesta puramente oportunista para añadir rentabilidad a la cartera. En divisas, aún ve potencial bajista del euro frente al dólar. La última parte se centra en una apuesta de retorno absoluto, como alternativa a la liquidez.
Bolsa europea
Su apuesta por la bolsa europea se debe a una recuperación lenta pero sólida en la que el continente aumenta su peso en el PIB mundial, los ciudadanos aumentan sus rentas gracias al petróleo barato y tienen potencial para consumir más, y además sus compañías muestran, a través de sus ventas, que “siguen viviendo mucho de Europa y las Américas, y no tanto de los emergentes”. Pero también gracias al QE del BCE y a los estímulos, que en su opinión están funcionando y están normalizando el crédito: “El mundo no se acaba sin el QE pero en Europa existe y mueve mercado y no lo podemos obviar, frente a lo que ocurre en EE.UU. La labor del BCE no es en vano”. En su opinión, los estímulos futuros de Draghi vendrán más por el lado de los tipos negativos que por profundizar en las compras de activos, aunque sumados surtirán doble efecto.
Todo ello, sumado a las mayores dudas económicas en EE.UU. hace que prefiera sus acciones frente a las del otro lado del Atlántico, porque, “tras el tapering, al mercado de EE.UU., le cuesta avanzar”. Además, cree que con un dólar más fuerte los beneficios de algunas firmas americanas peligran y a ello suma la ralentización sector energético: “La bolsa europea tiene fundamentos más sólidos”, dice.
Con todo, descarta una recesión en EE.UU., porque “las piezas no encajan con las de 2008”. Sobre la Fed, considera que subirá poco, o nada, los tipos este año, “sería una complicación muy significativa”, dice, sobre todo cuando el BCE y el Banco de Japón luchan contra la deflación. Además, explica que algo ha cambiado en la economía estadounidense: si antes cuando el paro estaba cercano al 5% empezaban las presiones alcistas en precios, eso no ocurre esta vez. “A la Fed le cuesta aceptar que con el paro tan bajo no deben subir tipos, pero la curva de Philips ya no funciona”, dice. También tiene que asumir la mayor interdependencia mundial, pues sus decisiones impactan en todo el mundo y devuelven su efecto a EE.UU. “Yellen intentó explicar esto a los mercados en septiembre y no gustó, pero en realidad no tiene por qué subir los tipos si no hay presiones inflacionistas y el entorno es diferente al del pasado”.
Con respecto a la reciente subida, cree que “se ha precipitado con su intento de normalizar” y que “puede esperar un año”. De hecho, el mercado no cree en las cuatro subidas anunciadas para 2016 y descuenta entre cero y dos. Aunque lo cree poco probable y ve un 2016 sin subidas, Inversis no descarta alguna subida en la última mitad del año, pero solo si el mundo cambia, si se encarece el petróleo, por ejemplo.
¿Impacto emergente?
En cuanto al impacto emergente, el estratega lo relativiza y explica que, aunque la zona euro es más vulnerable a las exportaciones que EE.UU., sus exportaciones suponen menos del 1,5% del PIB por lo que la dependencia de China es reducida. “Solo se traslada el 10% de la ralentización China”, añade.
En general, al hablar de la crisis en los emergentes cree que “la situación no es tan grave como si fuera una crisis de Occidente”, porque China tiene un impacto relativo tanto en EE.UU. como en Europa y además tiene capacidad de contrarrestar las fuerzas negativas y margen de estímulo económico, descartando el hard landing, si bien cree que el exceso de capacidad y la presión a la baja en los precios es “estructural”. Lo que le preocupa es la salida de capitales que podría producirse en China y la caída en las reservas de divisas: “La situación no se arreglará si no hay más controles, quizá es un paso atrás en la liberalización de capitales pero quizá ésta fue un poco precipitada”.
El petróleo no suma cero
Sobre el petróleo, advierte de que “no es un juego que suma cero”, refiriéndose a la compensación de los efectos negativos en los productores por los positivos en los consumidores. “El impacto en los productores es dañino mientras los consumidores no gastan todo el ahorro que el abaratamiento produce, porque son cautelosos y están centrados en reducir su endeudamiento. A corto plazo el efecto es negativo para el crecimiento global y contribuye a la ralentización económica”, dice. Y advierte sobre el impacto sobre la inflación y las decisiones de los bancos centrales y sobre el peso de la demanda, también, en la caída de los precios: “La demanda fue el primer factor, debido a China, y luego la oferta se negó a reducir a pesar de ello”. Pero estas decisiones de oferta podrían cambiar: “Estamos en un nivel tan bajo que un pequeño acuerdo podría tener un gran impacto en el precio”, dice. Por eso, podríamos haber visto el suelo en los precios.
El evento contó con una mesa redonda de renta fija en la que participaron gestores de Aberdeen Asset Management, Bellevue Funds y Nationale Nederlanden; y otra de renta variable, con la colaboración de Flossbach von Storch, Henderson Global Investors y Bank of America Merryll Lynch.