Mañana, el Banco Central Europeo (BCE) volverá a reunirse para analizar y trabajar sobre su política monetaria. Las gestoras apuntan que esta reunión será similar a la de abril, por lo que esperan pocas novedades. Aún así, la mayoría pone la atención en las operaciones TLTRO III, que comenzarán en septiembre, y que están siendo una importante herramienta para la financiación, en particular, de los bancos periféricos europeos.
En opinión de Marilyn Watson, responsable de estrategias fundamentales de renta fija global de BlackRock, durante la última conferencia de BCE, Draghi señaló explícitamente que aún tiene instrumentos a su disposición en caso de que la economía europea lo necesite y enfatizó que el objetivo de una inflación al 2% no es un techo. “Podemos esperar obtener más detalles sobre las nuevas TLTRO y el impacto de las tasas negativas en los canales de intermediación bancaria en las próximas reuniones de la institución monetaria”, apunta.
En este sentido, Julien-Pierre Nouen, jefe economista de Lazard Frères Gestion, sostiene que más allá de conocer los detalles de la TLTRO III lo importante es “la confirmación de que el BCE podría plantearse alguna manera de mitigar el impacto de los tipos de interés negativos sobre la intermediación bancaria. Y aún así, Draghi ha mostrado una actitud disciplinaria a los bancos, al recordarles que hay un exceso de capacidad en el sector y que los elevados ratios de costes / ingresos probablemente son una causa más importante de bajas rentabilidades que los tipos de interés negativos”.
Respecto a la posible jerarquización de los tipos, la institución ha iniciado un proceso para determinar en qué medida se ve afectada la rentabilidad de los bancos debido a los tipos negativos de los depósitos en los bancos centrales nacionales, especialmente debido al hecho de que los bancos son profundamente diferentes en los distintos países europeos. Un tema sobre el que se espera que el BCE dé alguna pista mañana. Según explica Mondher Bettaieb, director de crédito corporativo de Vontobel AM, “en conjunto, los tipos negativos cuestan al sistema bancario de la Eurozona unos 8.000 millones de euros al año y, al utilizar un tipo de depósito escalonado, estos costes reducirían, sin duda alguna, y beneficiarían la solidez de los bancos. Creemos que estos tipos diferenciados se harán realidad y que al final serán positivos para los bancos del Espacio Europeo”.
Por ahora, lo que está claro es que el BCE se ha reafirmado en su perspectiva acomodaticia al seguir retrasando, por ahora, las subidas de tipos y, por lo tanto, según señala Bettaieb, “de ampliar el plazo en el que dejarían de reinvertir, que será un año después de la primera subida de los tipos”. Todo indica que mañana no anunciarán cambios significativos respecto a este posicionamiento. Como consecuencia, todo esto sigue siendo positivo para los mercados de bonos europeos, ya que la política de tipos de interés bajos durante más tiempo parece bien afianzada y las reinversiones se extenderán al menos hasta 2021.
Por último, los analistas estarán atentos a valoración macroeconómica que la institución monetaria haga de la zona euro. En opinión de Anna Stupnytska, directora de macro global y estrategia de Inversión en Fidelity International, “si se diera un deterioro significativo de los datos, el BCE tendrá que tomar grandes decisiones políticas que afectarían a la curva de tipos de interés y a la relajación cuantitativa, pero es un escenario poco probable por ahora. Nuestra hipótesis de partida es que el momento de crecimiento se estabilizará y repuntará modestamente a lo largo del año, aunque probablemente sea demasiado pronto para declarar panorama despejado. A medida que las perspectivas de crecimiento e inflación mejoren en los próximos meses, es probable que el BCE comience a considerar volver a llevar los tipos de interés a cero, pero esta es una historia para 2020”.
En relación a la economía, Nouen recuerda que en la última reunión el BCE reconoció que había algunos indicios de debilidad, pero que también había y, sigue habiendo, cierta fortaleza subyacente en la economía de la zona euro, y que los factores que están frenando la economía se están difuminando. “Consecuentemente, el posicionamiento actual sigue siendo apropiado, pero el BCE sigue dispuesto a actuar si se materializan riesgos negativos. Draghi insistió en que el BCE podría usar todos los instrumentos a su disposición en caso necesario”, concluye.