En los últimos meses, el interés de los inversores, tanto minoristas como institucionales, está volviendo al mundo emergente, y especialmente hacia los mercados de deuda. Nish Popat, gestor co-responsable del equipo de Deuda Corporativa Emergente de Neuberger Berman, explica en esta entrevista con Funds Society por qué actualmente hay un buen punto de entrada en el activo. Como oportunidades, destaca la deuda corporativa en empresas latinoamericanas y la deuda pública en mercados como Azerbaiyán y Ecuador, junto a otros que han mejorado su situación como Hungría, Costa de Marfil e Indonesia. En divisas, en la gestora tienen un sesgo positivo hacia la rupia india, la lira turca y algunas divisas latinoamericanas, como el peso de México, Chile y Colombia.
Los mercados emergentes han sido casi denostados por los inversores en los últimos años. ¿Está cambiando esta situación especialmente en el mercado de deuda? ¿En qué segmentos los flujos están apoyando más?
En los últimos años, muchos inversores han estado infra-asignando su exposición a fondos de mercados emergentes debido a que varias preocupaciones (sobre China, Brasil, una desaceleración global, la caída de las materias primas y el petróleo y el gas y la política de subidas de tipos de la Fed) han contribuido a alertar sobre la situación de estos mercados, especialmente sus divisas. En los dos últimos meses, teniendo en cuenta que muchos de estos factores se han estabilizado, hemos empezado a ver fuertes suscripciones hacia la deuda emergente, sobre todo en divisa fuerte pero también hemos visto flujos positivos en divisa local.
¿Qué tipo de inversores empiezan a apostar de nuevo por emergentes?
En los últimos dos años la mayoría de las salidas en este activo venían de inversores minoristas. Sin embargo, este año, estamos viendo suscripciones hacia la deuda emergente tanto por parte de estos inversores como por parte de los institucionales.
¿Empieza a haber una oportunidad atractiva en deuda emergente: es un buen punto de entrada el momento actual?
Las presiones en los fundamentales de la deuda emergente están empezando a aligerarse entre una estabilización de los precios de las materias primas y unas políticas monetarias favorables a nivel global, mientras la fuerte depreciación de las divisas emergentes ha dado como resultado un ajuste en las cuentas corrientes de varios países. Un nivel suficiente de reservas de divisas y una baja deuda externa son factores que siguen apoyando los fundamentales estructurales de los gobiernos, mientras los elevados diferenciales son más que adecuados ahora para compensar por riesgos cíclicos. Finalmente, vemos factores técnicos de apoyo actualmente, pues la demanda de los inversores está volviendo, mientras la oferta de nuevas emisiones es relativamente modesta. Creemos que en general estos factores justifican una asignación al activo y hemos incrementado el riesgo en nuestras carteras de deuda emergente este año, pues creemos que estos desarrollos contrarrestan los retos que algunos emergentes aún afrontan.
¿Cómo cree que puede afectar al activo las decisiones de subida de tipos de la Fed? ¿Qué esperan de Janett Yellen?
El mercado se vio impactado cuando los miedos iniciales de subidas de tipos emergieron en 2013. Desde entonces, hemos visto lo cauta que ha sido la Fed a la hora de gestionar los miedos de los mercados sobre la velocidad y la extensión de esa subida, de forma que cuendo ocurrió el mercado lo había descontado y no tuvo impacto en los emergentes. Seguimos creyendo que la Fed será muy cauta y actualmente vemos que el impacto en la deuda emergente se ha puesto ya en precio.
¿Es ese un factor por el que favorecen las duraciones cortas? ¿Cuáles son ahora mismo las ventajas de tener menos duración en cartera?
La principal ventaja de una perspectiva de duraciones cortas es el perfil de riesgo más conservador con una menor volatilidad y caídas, junto con protección en caso de que los tipos de interés reboten en algún momento. Aunque creemos que puede ser atractivo para los inversores que buscan una perspectivas más conservadora y con perfil de retorno absoluto en la deuda emergente, también sabemos que esta estrategia normalmente no captura todo el potencial alcista que sí capturan las estrategias de mayores duraciones en un rally de mercado.
¿Compensan ese factor con un mayor riesgo de crédito o no es necesario?
En las últimas semanas hemos incrementado nuestro apetito hacia el riesgo en general en el universo emergente pues seguimos pensando que muchos inversores siguen infra expuestos y dado que la estabilidad de algunos motivos de preocupación sugiere que las primas ofrecidas por los emisores emergentes eran demasiado altas a la vista de los riesgos decrecientes. Seguimos siendo positivos y esperamos el momento de seguir, teniendo en cuenta que el mensaje de los bancos centrales de los países desarrollados sigue apoyando a los activos de riesgo.
¿Es posible encontrar inversiones de calidad (IG) en deuda pública y corporativa en EM y con buenas rentabilidades?
Muchas empresas con grado de inversión en emergentes han continuado generando beneficios, aunque más bajos que en el pasado y aunque la desaceleración en sus economías o sectores tiene un impacto. Hemos visto muchas compañías gestionar de forma activa la situación y esperamos que aunque la rentabilidad sea más baja que en 2015, muchas firmas sean capaces de lidiar con el cambiante escenario global mejor de lo que muchos han anticipado.
¿En qué países (deuda pública) y sectores y empresas (deuda privada) ve valor?
En deuda corporativa, seguimos viendo oportunidades en varios sectores especialmente en Latinoamérica donde muchos emisores sufrieron mucho en 2015 y las valoraciones de la deuda alcanzaron niveles que creemos eran excesivas incluso aunque muchas empresas estén pasando dificultades en el presente. En adelante, seguimos creyendo que la búsqueda de rentabilidad es clave en las mentes de los inversores ya que la Fed y el BCE siguen proporcionando comentarios acomodaticios. El momento para las empresas emergentes sigue fuerte. En deuda pública, nos gustan países como Azerbaiyán y Ecuador, que pensamos han sido vendidos excesivamente con el movimiento del precio del petróleo, y nos gustan países que han sido y continúan viviendo un camino de mejoras en crédito, algo que vemos en Hungría, Costa de Marfil e Indonesia.
¿Compensa ahora asumir riesgo divisa o no?
Hemos sido más constructivos en la exposición a divisas emergentes debido a la mejora en el crecimiento de las exportaciones y las cuentas corrientes, a la vez que las valoraciones y los factores técnicos también ayudan. Actualmente tenemos un sesgo positivo hacia la rupia india, la lira turca y algunas divisas latinoamericanas, como el peso de México, Chile y Colombia.
La volatilidad ha sido fuerte en los últimos meses, también ante el tema chino y las materias primas. ¿Seguirá así en el mercado?
El factor miedo a finales de 2015-principios de 2016 ha sido una de las razones clave por la que muchos inversores estaban nerviosos a la hora de invertir, combinado con el incremento de la volatilidad y la desaceleración en China, que fue el factor principal. En los últimos tres meses, hemos visto cómo esos miedos han disminuido dramáticamente y la vuelta al activo ha sido fuerte. En el corto plazo vemos que el momento positivo continuará, aunque el mundo emergente está formado por muchos países y compañías y, por tanto, mientras puede haber problemas en una región, la diversidad del activo permite que otra parte del mundo se beneficie. Y por eso hemos visto resistencia en el activo en los últimos años. Es importante que los inversores miren a los emergentes con un horizonte de largo plazo y aunque en el corto plazo pueda haber riesgos, hay que tener en cuenta que en los últimos 10 años han ofrecido sólidos retornos.