Durante décadas, la mayoría de las empresas han orientado sus estrategias hacia la maximización del retorno total de los accionistas (TSR). Este enfoque crea empresas de alto rendimiento que producen los bienes y servicios que la sociedad necesita y que impulsan el crecimiento económico en todo el mundo. De acuerdo con este punto de vista, los esfuerzos explícitos para abordar los desafíos sociales, incluidos los creados por la actividad empresarial, se dejan en manos del gobierno y las ONG.
Ahora, sin embargo, los líderes corporativos están reconsiderando el papel de las empresas en la sociedad. Varias tendencias están detrás del cambio. En primer lugar, las partes interesadas, incluidos los empleados, los clientes y los gobiernos, están presionando a las empresas para que desempeñen un papel más destacado al abordar desafíos críticos como la inclusión económica y el cambio climático. En particular, se reconoce que el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas no será posible sin la participación del sector privado. En segundo lugar, los inversores se están centrando cada vez más en las prácticas sociales y medioambientales de las empresas a medida que crece la evidencia de que el rendimiento en esas áreas afecta el rendimiento a largo plazo. En tercer lugar, se están desarrollando normas para las que los temas ambientales, sociales y de gobernanza (comúnmente denominados ESG) son materialmente financieros para la industria.
A medida que estas tendencias ganan impulso, las empresas necesitan agregar una lente al entorno estratégico, una que considere lo que llamamos impacto social total. TSI es el beneficio total para la sociedad de los productos, servicios, operaciones, capacidades básicas y actividades de una compañía. La forma más poderosa y desafiante de mejorar la TSI es aprovechar el negocio principal, un enfoque que produce iniciativas escalables y sostenibles. Si se ejecuta correctamente, este enfoque mejora el TSR a largo plazo reduciendo el riesgo de eventos negativos y abriendo nuevas oportunidades. Al final, tal enfoque permite a la compañía sobrevivir y prosperar.
La evidencia del poder de este enfoque está aumentando. «Gran parte de la investigación hasta la fecha se ha enfocado en demostrar el vínculo entre el desempeño total de ESG de una compañía y su desempeño financiero. Sin embargo, los CEOs nos dicen que no está claro dónde deben poner su energía. ¿Qué áreas de su industria brindan las mejores oportunidades para crear beneficios sociales y beneficios financieros? Para ayudar a responder esa pregunta, hemos profundizado e identificado el vínculo entre los temas individuales de ESG y las finanzas en industrias específicas. Nuestro estudio abarcó cinco industrias: bienes de consumo envasados, productos biofarmacéuticos, petróleo y gas, banca minorista y comercial, y tecnología», explican desde BCG, autores del estudio.
Para industrias individuales, analizan el vínculo entre el rendimiento en temas específicos de ESG (como asegurar una huella ambiental responsable o promover la igualdad de oportunidades) y los múltiplos y márgenes de valoración de mercado, ambos contribuyentes a TSR.
Los hallazgos clave
Entre las conclusiones de BCG, el desempeño no financiero (según lo capturado por las métricas de ESG) fue estadísticamente significativo al predecir los múltiplos de valuación de las empresas en todas las industrias que analizaron. En cada industria, los inversores premiaron a los mejores intérpretes en temas ESG específicos con múltiplos de valuación que fueron del 3% al 19% más altos, siendo todos los demás iguales, que los de los participantes promedio en esos temas. Los mejores resultados en ciertos temas de ESG tuvieron márgenes que fueron hasta 12.4 puntos porcentuales más altos, siendo todos los demás iguales, que los de los participantes promedio en esos temas.
Los datos ESG son actualmente la mejor manera de cuantificar el impacto social de una empresa. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las medidas ESG no están diseñadas para medir la ETI de una empresa. En particular, ESG proporciona una ventana limitada sobre el mayor impacto de una corporación: el valor social intrínseco creado por sus productos o servicios centrales. Las medidas de ESG que se relacionan con los productos o servicios de una empresa tienden a enfocarse en las formas incrementales en que una empresa mejora sus productos o los hace más accesibles. En la banca, por ejemplo, los datos de ESG no están diseñados para capturar el beneficio económico total de las actividades crediticias de un banco, pero sí hacen un seguimiento del grado en que los bancos prestan en mercados desatendidos. En consecuencia, la mayoría de los hallazgos se relacionan con la forma en que las empresas operan sus negocios, no con el producto o servicio real que crean.
«Aun así, los vínculos claros en cada industria entre el desempeño en temas específicos de ESG y el desempeño financiero apuntan a los líderes empresariales a oportunidades para mejorar tanto TSI como TSR. Notablemente, encontramos solo dos correlaciones negativas en nuestro análisis de 65 temas (estudiamos 35 temas, 10 de los cuales se aplicaron a las cuatro industrias), sugiriendo que una inversión bien ejecutada en cuestiones materiales de ESG no afecta el desempeño financiero», explican.
Por supuesto, muchas empresas ya han desarrollado programas que tienen como objetivo abordar diversos problemas sociales y generar beneficios comerciales. Entre los ejemplos se incluyen los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los programas destinados a erradicar las principales enfermedades en los países en desarrollo y las iniciativas que brindan oportunidades que pueden ayudar a las personas a salir de la pobreza. Pero con demasiada frecuencia, los resultados están fragmentados y carecen de escala. Además, incluso las empresas que tienen un esfuerzo efectivo a gran escala destinado a aumentar tanto el impacto social como el TSR a menudo no logran medir y comunicar los resultados a los inversores, a sus empleados y al público en general. Esto disminuye los beneficios para la marca, para los empleados y para el rendimiento del mercado bursátil que las empresas podrían aprovechar de dichos esfuerzos.
«Basándonos en un extenso trabajo con clientes y numerosas entrevistas, identificamos los factores de éxito clave para integrar los esfuerzos de TSI en la estrategia, organización y modelo de negocio de una compañía. Las empresas que hacen esto bien encontrarán que no solo pueden crear valor para los accionistas, sino también marcar una diferencia real en el mundo», añaden.