Los expertos coinciden en que la clave del desarrollo de las criptomonedas es la confianza. Por eso, su valor ha subido mientras que importantes inversores, compañías y empresarios han mantenido su apoyo público a esta clase de criptoactivos. En cambio, ha experimentado caídas este apoyo se ha retirado. Actualmente, el debate es muy amplio entorno al desarrollo de estas monedas encriptadas, y ahora se añade una nueva variable: su impacto energético.
El ejemplo más claro es lo ocurrido a finales de la semana pasada cuando el precio del bitcoin comenzó a experimentar caídas de alrededor el 12%, llegando a desplomarse hasta los 43.874 dólares ayer, después de que Elon Musk aseguró que Tesla ya no aceptará bitcoin como método de pago. ¿El motivo? El impacto energético que tiene la generación de la criptomoneda.
“Estamos preocupados por el rápido aumento del uso de combustibles fósiles para la minería y transacciones de bitcoins, especialmente el carbón, que tiene las peores emisiones de cualquier combustible. La criptomoneda es una buena idea en muchos niveles y creemos que tiene un futuro prometedor, pero esto no puede tener un gran coste para el medio ambiente. Tesla no venderá ningún bitcoin y tenemos la intención de utilizarlo para las transacciones tan pronto como las actividades de minería provengan de una energía más sostenible. También estamos buscando en otras criptomonedas que usen un 1% menos de energía que el bitcoin en sus transacciones”, afirmaba Musk en una nota publicada en Twitter.
Aunque a lo largo del fin de semana se ha especulado con que este cambio de criterio se debe a que Musk lleva algunos años trabajando con desarrolladores de la criptomoneda dogcoin, el creador de Tesla sí ha puesto el foco en algo que hasta ahora había pasado desapercibido: el impacto energético de la minería del bitcoin.
En opinión de Anatoly Crachilov, cofundador y director general de Nickel Digital, “el algoritmo de consenso de prueba que se usa para minar bitcoin supone mucha energía, pero la cuestión crítica aquí no es la cantidad absoluta de energía utilizada, sino la combinación de energía, es decir, qué porcentaje proviene de fuentes renovables».
Crachilov apunta que según el Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge, el 76% de los mineros utilizan algún tipo de energías renovables en su combinación energética, mientras que el 39% utiliza exclusivamente fuentes de energía verde. En su opinión, se espera que estas cifras mejoren, ya que los mineros buscan constantemente la forma más barata de energía (dado que es su principal coste) y ésta procede cada vez más de las renovables.
“Musk ha optado por emprender un cambio drástico en la política corporativa de Tesla, poniendo de relieve que nadie puede permitirse el lujo de ignorar las preocupaciones medioambientales hoy en día, incluso si esto se produce con una pérdida marcada de su propia inversión. Sin embargo, es probable que el debate público sobre normas más ecológicas desencadene una transición más rápida de toda la industria minera hacia las fuentes de energía renovables. Para responder a la demanda de los inversores de productos de inversión que cumplan con las normas ESG. En Nickel Digital hemos estado evaluando la oportunidad de lanzar un fondo bitcoin verde que comprará y mantendrá sólo aquellas monedas que hayan sido minadas utilizando exclusivamente fuentes de energía renovable, ofreciendo el pleno cumplimiento de las normas ESG”, explica Crachilov.
Este impacto energético no solo preocupa a la industria, también a las autoridades. En marzo de este años, durante un evento del New York Times, la secretaria del Tesoro del Estados Unidos, Janet Yellen, consideró que “la cantidad de energía que se consume al procesar transacciones” con bitcoin es “asombrosa”. No obstante, Yellen se mostró a favor de seguir explorando la posibilidad de un «dólar digital», mantenido por la Reserva Federal y basado en la tecnología blockchain como el resto de las criptomonedas.
Según los expertos del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés), si el bitcoin fuera un país, consumiría más electricidad al año que Finlandia, Suiza o Argentina, ya que el proceso de minar la criptomoneda implica tener una gran cantidad de servidores trabajando, y por tanto consumiendo mucha energía (cerca de 121,36 teravatios/hora).
“Un bitcoin puede consumir, según expertos, entre 2 y 3 veces más energía que un billete normal. Y según el Banco Central Europeo, se requieren 0,025 kilovatios/hora para producir un billete de banco (algo así como la energía de una bombilla de 60 vatios encendida durante media hora). Con ello se concluye que el consumo total de energía de bitcoin estaría alrededor de 32 TWh/a; que coloca a bitcoin entre Bielorrusia y Dinamarca representando el 0,14% de la energía eléctrica mundial. Lo cual representa una sexta parte del uno por ciento del consumo mundial de energía, lo suficiente como para abastecer a más unos cuatro millones de hogares españoles”, explicaba Rodrigo Villamizar Alvargonzalez, profesor del IEB y ex ministro de Energía de Colombia, en una tribuna en 2020.