En un momento del año en el que la diferencia de temperatura entre su ciudad natal (Praga -12º) y Santiago de Chile (+37º) superaba los 45 grados, Funds Society ha tenido la ocasión de entrevistar en exclusiva a Igor Müller, gestor de renta variable centroeuropea de NN Investment Partners y analizar en detalle la situación en dichos mercados emergentes, tan distintos a los latinoamericanos en muchos aspectos y no sólo en lo que a climatología se refiere.
Müller, que gestiona más de 500 millones de euros en renta variable de Europa del Este desde su oficina en Praga, señala que lo primero que conviene destacar es que su fondo insignia no invierte en Rusia ni en Turquía.
“Mientras que la mayoría de los fondos de Europa del Este siguen el índice MSCI Emerging Market Europe, compuesto en dos terceras partes por Turquía y Rusia, nuestro fondo tiene su propio benchmark sintético con los siguientes pesos: 45% Polonia, 35% República Checa, 10% Hungría y 10% Rumania”.
La principal diferencia se nota luego en términos de volatilidad puesto que Rusia y Turquía se han visto afectados por una fuerte inestabilidad política.
Paraguas de la Unión Europea
Sobre los cuatro países presentes en su cartera, aunque efectivamente distintos entre sí, Müller destaca un denominador común que es que forman parte de la Unión Europea y son miembros de NATO, lo que “les otorga una cierta estabilidad política, independientemente de quien dirija el espectáculo”.
La necesidad de cumplir con los criterios de Maastricht se ha traducido en que las divisas de estos países se han mantenido estables, con variaciones de un solo dígito, en los últimos cinco años. A quienes argumentan en contra del euro por la pérdida de libertad en cuanto a política monetaria se refiere, Müller se cuestiona si es realmente así en economías abiertas e interconectadas y explica: “ Los gobiernos populistas no pueden perder de vista el objetivo del 3% de déficit público, porque de hacerlo, serán castigados de forma inmediata en los mercados de divisas, su moneda de devaluará, el coste de las importaciones se disparará, la inflación subirá y pondrán en peligro su reelección“.
En cuanto a la fecha de adopción de la moneda ésta depende de la decisión que tome cada estado. Müller explica que los argumentos a favor y en contra están repartidos al 50%. Por un lado, hay quienes defienden “que no es beneficioso adoptar el euro hasta que las economías alcancen su potencial total y converjan o se acerquen al nivel de renta per cápita en Alemania o al menos al 80%”.
Por otro lado, hay quienes afirman que se puede seguir creciendo si se adopta el euro y ponen como ejemplo el caso de Eslovaquia, que transcurridos 10 años desde la fecha de adopción del euro puede ser considerado un caso de éxito total.
Sectores que lideran el crecimiento
Desde su salida de los regímenes comunistas, estos países han adoptados medidas de liberalización económica según las directrices del Banco Mundial y el FMI, que unido la estabilidad política y a una mano de obra barata pero preparada, ha generado una fuerte entrada de inversiones directas en el país que han soportado gran parte del crecimiento económico.
Müller añade que “se puede concluir que de media el coste laboral unitario es la mitad e incluso menos de lo que es en Alemania”.
Por ello, Müller destaca el potencial de crecimiento de estos países, que espera crezcan en torno al 2-3% en el 2019 y superen con creces a sus vecinos de Europa Occidental: “La bondad de estos mercados es que doblan o triplican el crecimiento de los mercados de Europa Occidental “.
En cuanto a sectores que lideran este crecimiento, Müller destaca el sector servicios, especialmente el financiero, que se encuentra muy por detrás de Europa Occidental en términos de penetración de mercado. Y puntualiza, “la exposición a commodities en estos países es muy reducida, tan solo del 2%, lo que hace que sean países especialmente atractivos para inversores latinoamericanos que quieran diversificar su exposición gracias a sectores totalmente diferentes como es el financiero”.
En términos de importancia del sector financiero, este representa el 50% de su índice de referencia. Aunque existen un par de empresas aseguradoras importantes, el sector está formado mayoritariamente por bancos. Müller señala que los bancos salieron prácticamente ilesos de la crisis financiera y a modo de anécdota comenta, “es más, durante las crisis, matrices de bancos de Europa occidental tuvieron que drenar liquidez de sus filiales de Europa Central”.
Esto se debe a que las exigencias regulatorias son muy elevadas. No sólo en cuanto a las reglas de concesión de créditos, sino también a las de solvencia, como el caso de la República Checa, “donde además de cumplir con el requisito del 15% del TIER 1, tienen que cumplir con un colchón anticíclico del 1,5% para coberturas de créditos hipotecarios. Los bancos están sobrecapitalizados”, añade Müller.
Otro sector, con altas expectativas de crecimiento, según Müller, es el sector consumo que irá creciendo a medida que las economías continúen su convergencia en términos de renta per cápita con Alemania.
“Hemos visto algunas historias de éxito recientes, especialmente en Polonia, por su tamaño y por el acuerdo Schengen que hacen que sea una puerta de entrada a otros países”, asegura.
En términos de valoración, Müller considera que los mercados de Europa del Este,” se encuentran razonablemente valorados sin superar sus medias a largo plazo salvo Polonia que está por debajo de su valor”. Sin embargo, añade que los mercados polacos se van a ver favorecidos por una entrada de flujos cercana a 3 billones de euros proveniente de un nuevo esquema de fondos de pensiones voluntario que entra en vigor durante 2019.