Colin Moore, director global de Inversiones de Columbia Threadneedle Investments, analiza en esta entrevista los factores que determinaron la volatilidad durante el primer trimestre, los segmentos en los que percibe tanto oportunidades como riesgos para lo que resta de año, así como los motivos por los que considera que los inversores deberían centrarse en la maximización de la consistencia de las rentabilidades.
¿Cuáles son sus perspectivas sobre los mercados financieros para lo que resta de año?
No me atrevería a decir que la renta variable no generará rentabilidades positivas, pero no creo que la relación entre rentabilidad y volatilidad sea particularmente beneficiosa. Los inversores deben entender que el hecho de obtener una rentabilidad positiva no basta si para ello deben asumir demasiada incertidumbre. Cuando la volatilidad reina en los mercados, los inversores no suelen comportarse como debieran. Venden y compran en los momentos equivocados, pues se dejan llevar por las emociones. De igual manera, muchos segmentos del universo de renta fija no resultan particularmente baratos a mi parecer. Es probable que se obtenga un cupón en determinados segmentos, que no suscita demasiado entusiasmo, si bien la volatilidad al menos se verá probablemente mitigada.
En este complejo entorno, la pregunta que los inversores deberían plantearse es «¿cómo maximizar las rentabilidades constantes?», en lugar de «¿cómo maximizar las rentabilidades?».
¿Cuál ha sido la repercusión de la Reserva Federal estadounidense en los mercados financieros?
La Fed ha adoptado medidas extraordinarias de política monetaria durante algún tiempo. A mi parecer, las primeras rondas de expansión cuantitativa fueron necesarias para reducir el riesgo y estabilizar el sistema financiero. Sin embargo, cuestiono la necesidad y, de manera aislada, la relativa eficacia para estimular el crecimiento de ciertos elementos de las políticas implementadas por la Fed con posterioridad. El problema radica en que no percibimos la respuesta adecuada en el plano fiscal de la economía y, a todas luces, los responsables políticos no aportaron un plan coherente y exhaustivo. Por este motivo, las numerosas medidas extraordinarias emprendidas una y otra vez por la Fed tenían cada vez menos repercusión. Sin embargo, espero que la Fed suba los tipos al menos una vez más durante el año en curso.
La normalización de la política monetaria transmitirá el mensaje de que ya no necesitamos medidas extraordinarias. Si consideramos que la crisis sigue vigente, el descenso de los tipos no nos incitará a gastar dinero. Por el contrario, si creemos que la economía se halla en niveles relativamente normales, entonces unos tipos de interés bajos nos alentarán a invertir más en nuestros negocios o en nosotros mismos.
Tras un desalentador comienzo de año, los mercados financieros experimentaron una asombrosa recuperación y la renta variable estadounidense cerró el trimestre al alza. ¿Cómo hemos llegado a tal situación?
Cuando en los mercados predomina una elevada volatilidad negativa, se debe, por lo general, a la existencia de mucho miedo. Las expectativas de crecimiento eran demasiado elevadas y los decepcionantes datos apremiaron a los inversores a replantearse dichas expectativas. En consecuencia, los inversores se tornaron excesivamente temerosos ante un posible colapso mundial. A medida que dicho miedo se desvanece, los mercados vuelven a cobrar impulso. En nuestra opinión, seguiremos siendo testigos de la modesta tasa de crecimiento económico que venimos anticipando desde hace muchos años. En un entorno como el actual, caracterizado por un débil y lento crecimiento, asistiremos a una alternancia de periodos de excesiva expectación y periodos de excesivo temor. Tendremos que aprender a lidiar con dicha situación.
¿Considera acertada la reacción del mercado ante la ralentización de la economía china?
El hecho de que el mercado empezara a comprender que la transición de la economía china llevaría más tiempo y probablemente sería menos sosegada de lo que algunos habían previsto resulta positivo. No obstante, la reacción del mercado ante la situación en China ha sido, en ocasiones, exagerada. Esto se ha debido, en parte, a la excesiva confianza que hemos depositado en China como motor del crecimiento económico mundial. Japón y Europa apenas muestran crecimiento, y todo apunta a que Estados Unidos permanecerá en la actual tasa del 2% durante un largo periodo de tiempo.
En el primer trimestre observamos un número creciente de bancos centrales que adoptaron una política de tipos de interés negativos. ¿Qué opina de esta tendencia?
En mi opinión, un régimen de tipos de interés negativos resulta peligroso, pues no promueve las conductas apropiadas. Mientras que una política de tipos de interés negativos debería fomentar una mayor actividad prestamista por parte de los bancos, no influye en modo alguno en el aumento de la demanda de dinero. Esta política perjudica a los ahorradores y a determinadas entidades financieras, como las aseguradoras.
¿Por qué los bajos precios de la energía no han catapultado el crecimiento?
Esto me ha resultado un tanto paradójico. En mi opinión, los consumidores quieren asegurarse de que persisten los bajos precios de la energía antes de modificar sus patrones de gasto. Ahora que estos reducidos niveles nos han acompañado durante un tiempo, esperamos que los consumidores gasten ese dinero adicional conforme se sientan más seguros de que pueden confiar en él.
El mundo parece enfrentarse cada vez a más peligros. ¿Cuáles son las implicaciones para los mercados de todo el mundo?
Los riesgos geopolíticos son una realidad constante y todo parece indicar que irán en aumento. Sin embargo, existe una gran diferencia entre la reacción de los mercados y la reacción de los seres humanos ante la tensión geopolítica. En nuestra condición de inversores, hemos de diferenciar entre los riesgos geopolíticos que generan volatilidad a corto plazo y los riesgos que provocan cambios de dirección en los mercados, cuando uno o más de esos tres factores entran en juego.