La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto y ha acelerado algunos de los problemas que ya estaban latentes en el mundo pre COVID. Uno de ellos, según ha resaltado Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, en la segunda jornada del curso El sistema financiero y la crisis del COVID-19. Retos y compromisos, organizado por la Asociación de Periodistas Económicos (APIE) y BBVA en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, es la escasa rentabilidad de los bancos.
Ante esta situación, el vicepresidente ha señalado a los procesos de consolidación como un instrumento que puede ser útil tanto a nivel doméstico como transnacional. Asimismo, ha insistido en que ese proceso de consolidación debería llevarse a cabo de forma “rápida y urgente”.
A pesar de que la posición de la que partían los bancos ha sido mejor que en la crisis de 2008, el vicepresidente ha advertido de que antes de la crisis las entidades ya se enfrentaban a problemas como, por ejemplo, la necesidad de ajuste de costes, el exceso de capacidad, la falta de consolidación o la aparición de nuevos competidores, y ha insistido en que las actuaciones para resolverlos se han hecho ahora incluso más relevantes.
“El retorno de capital estaba antes de la pandemia entorno al 6%, mientras que el coste de capital demandado por los inversores estaba en el 10%/12%”, señalaba. En estos momentos, según Guindos, la rentabilidad sobre el capital que esperan los expertos está por debajo del 2% y el año que viene en el 3%. “Las razones son evidentes: la crisis económica, el incremento de provisiones y la caída de los ingresos de los bancos. La consecuencia inmediata cuando hay una diferencia de tal magnitud entre el retorno de capital y el coste que exigen los inversores son unas valoraciones muy reducidas”, aclaraba en la conferencia, que se ha producido de forma telemática.
Tomando como referencia el EUROSTOXX de bancos, desde el inicio del año los precios de las acciones de los bancos europeos han caído más de un 30%, lo que les deja con valoraciones más bajas que los nórdicos o los estadounidenses y, además, cuando se han producido recuperaciones han sido de menor intensidad. A su vez, recalca que las agencias de rating no han llevado a cabo un ajuste a la baja generalizado de los bancos en Europa, pero sí han modificado las perspectivas.
Una recuperación incierta, incompleta y desigual
Respecto a la recuperación económica después del fuerte shock que ha supuesto el COVID-19, el vicepresidente del BCE ha elegido tres adjetivos para definirla: incierta, incompleta y desigual. “La esperanza es, en primer lugar, que se encuentre una solución sanitaria, pero tenemos que ser conscientes de que la crisis dejará efectos estructurales como un endeudamiento público y privado superior al anterior o efectos en el mercado laboral, los cuales pueden afectar a la equidad en nuestra sociedad”, explica.
Entre los posibles efectos estructurales, el experto destaca la situación “delicada” del sector financiero. “Ya antes de la crisis destacábamos que había problemas de evaluación de activos, de nivel de apalancamiento, en la reducida rentabilidad de los bancos y los problemas de asunción de riesgos excesivos en los fondos de inversión”, explica.
Respecto al nivel de endeudamiento, uno de los legados que Guindos considera que deja la crisis es un salto importante en el ratio de deuda pública/PIB. “Esperamos que, una vez hayamos salido de la crisis, nos encontremos en Europa un ratio de deuda pública/PIB que ha saltado entre 15 y 20 puntos como consecuencia de las políticas fiscales expansivas y la contracción del PIB nominal”. Un efecto que el experto considera que se mantendrá en el largo plazo y que es ineludible.
Las lecciones de la crisis: incorporar un sistema macroprundencial en el ámbito no bancario
Para Guindos, además de consecuencias estructurales, esta crisis nos ha dejado muchas lecciones, una de ellas han sido los problemas de iliquidez a los que se enfrentaron los fondos de inversión durante el mes de marzo y principios de abril. ¿Se trata de un problema que hemos dejado atrás? ¿Se repetirá si hay nuevos rebrotes? Según explica el vicepresidente del BCE, antes de la pandemia ya alertaban de que el sector de los fondos había crecido mucho, de hecho, según señala, el sector financiero no bancario ya tiene más activos que el bancario.
Asimismo, advertían de que, dado el entorno de bajos tipos de interés, los fondos habían ido asumiendo cada vez más riesgo y mayor apalancamiento. “Esto podría producir riesgos de desajuste entre la liquidez y la obligación de los fondos de hacer frente a los reembolsos, algo que se puso de manifiesto en marzo y creo que lo que solucionó el brote de inestabilidad fue la actuación muy intensa de los bancos centrales”, explica.
De este episodio, Guindos cree que podemos extraer una lección: la necesidad de incorporar un sistema macroprudencial. Según explica, al igual que en el sector bancario existen supervisores estrictos, medidas macroprudenciales o un seguimiento muy próximo de la evolución de los balances, en el ámbito no bancario, que cada vez es más importante, no hay medias de esa naturaleza.
“Tener un sistema macroprudencial sería un avance notable. Los diferentes organismos internacionales vamos a dar recomendaciones para que se cuente con instrumentos en el ámbito macroprudencial de los fondos de inversión que permitan que esos potenciales riesgos de iliquidez, de los que tuvimos avisos en marzo y abril, no se vuelvan a repetir y los fondos de inversión puedan hacer frente a los reembolsos que les exigen sus clientes”, concluyó.