Henry Wong, CFA, responsable de renta fija asiática en DWS, con cerca de 30 años de experiencia en la industria, tiene un estilo de gestión que huye del sentimentalismo, mantiene firme su estrategia de inversión a largo plazo, busca la transparencia interna y externa. “Mi intención al comprar un activo es venderlo y al venderlo volver a comprarlo en un mejor momento del mercado”, afirma.
Situación macroeconómica en China
Para el gestor, “después de cuatro décadas de constante crecimiento, la economía china se encuentra cansada y con un importante exceso de capacidad”. El ajuste de este exceso de capacidad va a ser duro en cuanto a pérdida de empleos y aumento de la competitividad por parte de las empresas.
En su opinión, aún es prematuro saber si va a ser exitoso o no, porque este ajuste necesita un cambio en la mentalidad que aún no se ha producido y que lleva tiempo. Pero “no tienen más remedio que hacerlo, y el gobierno debe decidir si lo hace de forma gradual o de forma más rápida”, afirma Wong.
Además, Wong señala que los mercados desde 2007/2008 se han visto favorecidos por un exceso de liquidez que beneficiaba más los tenedores de activos que las personas de a pie, por lo que en su opinión, la clase política, sobre todo en Estados Unidos y Europa, tiene que repensar su estrategia en esta línea para reconducir este desequilibrio.
Para Wong, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China es una “consecuencia de este exceso producción de dinero”, pero en cierta medida este aumento del proteccionismo está también relacionado con políticas de sostenibilidad al tener que reducir los costes de transporte de los productos a favor de productos locales. “No creo que podemos prever una fecha de terminación del conflicto concreta, se trata de un cambio estructural global que tardará décadas”, concluye.
Bond Connect
Desde su punto de vista, China, como muchas otras potencias, se enfrenta a un problema de envejecimiento de la población que dará lugar a una reducción de los ingresos por menores impuestos provenientes de una fuerza laboral mermada y un aumento de los gastos derivados de una población de mayor edad.
En este sentido, el proyecto Bond Connect que incluirá activos de renta fija en moneda local en los principales índices mundiales, es un esfuerzo del Estado por abrir su mercado de capitales y asegurarse fuentes de financiación extranjeras.
A pesar de que la cartera de Wong invierte mayoritariamente en moneda dura, el gestor afirma que este proceso acaba de empezar y que la oferta de activos disponibles es aún reducida, limitándose a bonos del gobierno y entidades estatales: “ En este momento tan inicial las alternativas de inversión son muy limitadas para los inversores internacionales, que solo pueden moverse a lo largo de la curva comprando activos con diferentes vencimientos, pero el número de emisores es muy limitado y la liquidez reducida. Creo que este mercado se hará más grande cada día, pero lo hará a una velocidad muy gradual”, concluye Wong.
En cuanto al atractivo del mercado de renta fija china, el gestor afirma que el ratio rentabilidad/riesgo en estos momentos no aconseja poner demasiados recursos en activos chinos, o dicho de otra forma: “En estos momentos hay inversiones más interesantes desde el punto de vista de rentabilidad/riesgo que los chinos”, puntualiza.
Indonesia e India
En concreto, una de sus apuestas actuales en moneda dura es Indonesia, puesto que tras las elecciones presidenciales es uno de los países que más puede beneficiarse de una salida de las fábricas de China en busca de una mayor competitividad. Preferiblemente, optan por empresas que ya hayan pasado por un proceso de reestructuración y emisores soberanos o cuasi soberanos por el buen momento macro que atraviesa el país.
Adicionalmente, India también es un país sobreponderado en su cartera, aunque son muy selectivos y huyen de nombres financieros.
Incremento de la duración de la cartera
Por posicionamiento dentro de la curva, el Wong explica que han ido ampliando la duración de la cartera de forma paulatina desde el mes de octubre pasado, alcanzando una duración de 5 años frente a los 2 años que mantenían en agosto de 2018.
Esta apuesta responde a su convencimiento de que el crecimiento mundial va a ser más lento y menos eficiente afectado por políticas proteccionistas y ajustes de capacidad. Este objetivo de duración lo han alcanzado mediante la compra de bonos corporativos asiáticos de alta calidad crediticia a largo plazo y la inversión en bonos del tesoro americano a 10 y 30 años hasta el 10% de su cartera.