Tras su cita electoral el pasado mes de marzo, Italia está en calma. Estos comicios eran el único riesgo político que los analistas de las gestoras veían en Europa para este año. Ahora bien, ¿Italia no entraña más riesgos para la estabilidad y crecimiento del Viejo Continente?
Ya han pasado más de siete meses desde que el BCE declarara quebrados dos bancos italianos –Veneto Banca y Banca Popolare de Vicenza–, en junio del año pasado. Y, según apunta el Banco de Italia (BoI) en su último informe, los riesgos han disminuido considerablemente para todo el sector bancario italiano.
“La resolución de las crisis en algunos bancos durante el verano ha impulsado los precios de las acciones y reducido el coste de la financiación. Los nuevos préstamos morosos disminuyen a medida que continúa la recuperación económica; el stock de NPL pendientes también está cayendo bruscamente. Se han completado varias ventas de préstamos incobrables, mientras que otras, que implican grandes cantidades, se están finalizando. La capitalización de los bancos italianos ha comenzado a aumentar nuevamente”, apunta el BoI en un tono optimista.
Pero para Agnieszka Gehringer, analista sénior del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch, hay una “seguridad engañosa” en el sector bancario italiano, ya que aún existe una fuerte acumulación de deudas incobrables desde la gran crisis financiera.
“La evaluación del BoI podría crear una falsa sensación de seguridad por otra razón más. En el curso de la recuperación económica, la calidad del crédito tiende a mejorar por razones cíclicas. Pero los modelos de riesgo crediticio de los bancos captan esto como una mejora estructural, lo que permite a los bancos reducir sus provisiones para pérdidas crediticias. Cuando el ciclo se dé la vuelta, los bancos se encontrar con reservas insuficientes para cubrir las pérdidas crediticias en la recesión”, advierte Gehringer.
Gehringer sostiene su argumento con los mecanismos contables que usan los bancos conducen a una medición cíclica de los riesgos en sus balances. En su opinión, hay dos factores responsables de ello: la inexactitud en la evaluación del riesgo crediticio sobre el conjunto de la cartera y la inexactitud en la evaluación del riesgo crediticio respecto a cada préstamo individual.
“En condiciones de expansión económica y bajas tasas de interés, la percepción de riesgo económico disminuye y con ello tanto el riesgo promedio de incumplimiento y, como consecuencia, también las provisiones. Además, las bajas tasas de interés mejoran la situación financiera de los prestatarios individuales y, por lo tanto, sus calificaciones”, explica.
En su opinión, la combinación de estos dos factores conduce a un aprovisionamiento procíclio de cara a posibles impagos. “Las provisiones disminuyen en la fase ascendente del ciclo económico, independientemente de la posibilidad de que el stock de préstamos problemáticos siga siendo elevado; de que las condiciones financieras estructurales de los prestatarios individuales no se ven afectadas; o de que el suministro de nuevos créditos aumente”, concluye.