En respuesta al último dato de inflación de EE.UU. de mayo, que sorprendió el pasado viernes al alcanzar el 8,6%, un nuevo récord en más de 40 años, los inversores han elevado su previsión y ahora esperan que la Reserva Federal (Fed) suba los tipos de forma más agresiva, empezando por su reunión de hoy y mañana. Según recogen desde Blomberg, los operadores ven un 50% de probabilidades de que la Fed suba los tipos en tres cuartos de punto porcentual en julio.
Sin duda, los expertos de las gestoras coinciden en que es un movimiento complicado para la Fed, ya que se enfrenta al dilema de doblegar la inflación sin deprimir el crecimiento económico. «El último informe de inflación reaviva la preocupación por la estanflación y ejerce una presión adicional sobre la Reserva Federal para que actúe con decisión para frenar la inflación. La Fed ya se ha comprometido a subidas del 0,5% en sus reuniones de junio y julio, pero es posible que tenga que hacer más en las siguientes reuniones antes de ver señales claras y convincentes de que la inflación se está enfriando. Sobre todo, la credibilidad de la Reserva Federal está en juego. Es probable que la Fed recurra a una retórica hawkish y a una mayor anticipación del endurecimiento, como señal de que está decidida a luchar contra la inflación, lo que debería evitar que se materialicen los efectos de segunda ronda y que se consolide la elevada inflación”, indica Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes.
En opinión de Allison Boxer, economista para EE.UU. de PIMCO, el problema está en que hay un gran desfase entre los cambios en el entorno macroeconómico y las medidas de inflación de los alquileres. Y considera que incluso si la economía se ralentiza significativamente y los precios de la vivienda caen y/o el desempleo aumenta, eso tardará en aparecer en el IPC.
“En cuanto a la inflación general, el aumento de los precios de los alimentos y de la energía plantea dudas sobre la capacidad de la Fed para centrarse en las medidas básicas y la capacidad del consumidor estadounidense para hacer frente a una gran crisis de ingresos negativa. Esperamos que se muestre en modo hawkish esta semana, lo que plantea aún más dudas sobre si las perspectivas de crecimiento de EE.UU., ya de por sí estancadas, son alcanzables”, indica Boxer.
Qué esperar
En este sentido, se espera que la Fed anuncie una subida de 50 puntos básicos, aunque los mercados especulan con que la subida pueda ser de 75 puntos básicos. En este sentido, los expertos se inclinan más por la primera opción. “Los datos de inflación de mayo confirman nuestra opinión de que la Fed subirá su tipo de interés objetivo de los fondos en 50 puntos básicos el próximo miércoles y también en 50 puntos básicos en julio, donde nos habíamos adelantado un poco a las expectativas del consenso del mercado. Como reacción, el dólar volvió a subir a 1,05 euros/dólar, reflejando un estado de ánimo de aversión al riesgo en los mercados tras la sorpresa de la inflación”, indica David Alexander Meier, economista de Julius Baer.
El escenario base de Boxer es que la Fed ofrece 50 puntos básicos esta semana, pero advierte de que tratará de establecer una opción de 75 puntos básicos en julio. «Ahora bien, si el mercado valora un mayor riesgo de 75 puntos básicos en los próximos días, creemos que esto dará a la Fed la oportunidad de ser más agresiva el miércoles. Esperamos que el presidente Powell utilice la conferencia de prensa para señalar que las subidas más grandes están de nuevo sobre la mesa y que no se van a detener en septiembre. De cara al futuro, el aumento de la inflación está dando lugar a una carga frontal aún más agresiva de la política de la Reserva Federal, lo que crea un grave riesgo de endurecimiento excesivo y, en última instancia, un mayor riesgo a la baja para nuestras perspectivas de crecimiento, que ya se encuentran en una situación de estancamiento”, matiza.
Según la previsión de Bank of America, el presidente Powell probablemente reflejará un sentimiento de «lo que sea necesario» para bajar la inflación y mantendrá todas las opciones sobre la mesa, incluida esa subida de 75 puntos básicos en julio o septiembre. «La Reserva Federal puede sentirse presionada para redoblar su compromiso de contener la inflación debido al aparente desanclaje de las expectativas de inflación a largo plazo. Será muy difícil que el presidente Powell descarte una senda de subidas más agresivas de la Fed, dadas las recientes sorpresas al alza de la inflación y las expectativas de inflación.
A esto se suma que, como indica Christian Scherrmann, US Economist en DWS, lo más interesante de la reunión será conocer la actualización de las proyecciones económicas de la institución monetaria porque será lo que marque el ritmo de subida de tipos de interés. Según Scherrmann, en general, “la actualización del Resumen de Proyecciones Económicas indicará muy probablemente unos tipos algo más altos en 2022 y 2023, junto con una inflación algo mayor y un crecimiento algo menor. Una vez más, estamos especialmente interesados en ver cómo los miembros divergen en sus expectativas para 2023 y 2024. ¿Podrían uno o más miembros del FOMC estar ya apuntando a una desaceleración? De ser así, sería un primer indicio de la seriedad con la que la Fed se tomará los temores del mercado a una recesión durante sus próximas reuniones. En definitiva, no esperamos grandes sorpresas en la próxima reunión, pero seguimos atentos, especialmente a cualquier signo de cambio más allá del verano. Al fin y al cabo, esperamos que la Fed reevalúe la orientación de la política monetaria, y la inflación, en agosto, y vemos la reunión de septiembre como un posible punto de inflexión”
“Para recuperar el control sobre las expectativas de inflación, la Fed ha aceptado poner en riesgo la parte de su mandato que concierne al crecimiento. Endurecer las condiciones monetarias no hace sino ralentizar la economía. Este riesgo no se le escapa al mercado, que desde hace unas semanas descuenta una cierta probabilidad de recesión en 2023. No obstante, esta probabilidad todavía es moderada. Además, podría recuperar de aquí a 2023 el suficiente margen de maniobra para suavizar de nuevo su política monetaria y sostener la economía en lugar de enfriarla. En tal caso, habría logrado un golpe maestro: contener con fuerza una inflación récord sin dar paso a una recesión de la economía”, añade Olivier de Berranger, director de inversiones y director de gestión de activos de La Financière de l’Echiquier.
Los otros aterrizajes
Si la Fed no logra el ritmo adecuado, el principal riesgo es que acabe llevando a la economía norteamericana a una recesión. Según recuerda Joan Bonet, director de Estrategia de Mercados de Banca March, la tasa de acierto de Fed respecto a un “aterrizaje suave” no ha sido muy exitosa en el pasado.
“En los 12 ciclos de subidas de tipos de interés emprendidos desde 1954, tan solo consiguieron un aterrizaje suave en tres ocasiones: 1965, 1984 y 1994. En el resto de procesos, más allá de sus buenas intenciones, el impacto sobre el crecimiento económico terminó causando una recesión. De todas formas, es importante destacar que las recesiones que se produjeron en los 9 casos fueron muy heterogéneas: por ejemplo, nada tiene que ver la de 1970 -que resultó en una caída del PIB de hasta el 1% durante cuatro trimestres- que, durante un año y medio, supUso una contracción acumulada del PIB del 4%”, explica Bonet.
Sobre si esto volverá a ocurrir o no, Bonet se muestra prudente y recuerda que, a corto plazo, todavía quedan por ver buenas noticias en el lado de la economía. “Esperamos un exceso de ahorro generado en la crisis (2 billones de dólares en depósitos bancarios norteamericanos desde el comienzo de la pandemia), junto a unos tipos de interés reales negativos -que, al menos, se mantendrán durante un año más-, atenuarán la desaceleración y favorecerán la rotación de la actividad industrial hacia la de los servicios. Los costes de financiación continuarán siendo bajos y permanecen por debajo del coste de capital. Además, el robusto punto de partida del mercado laboral, con vacantes en máximos históricos, todavía otorga margen holgado y nos hace destacar una recesión en los próximos 12 meses”, matiza Bonet.