Los mercados afrontan el último trimestre de 2021 con un escenario muy diferente al de comienzos de año. Por un lado, los procesos de ajuste de China en su proclamada agenda de la “Prosperidad Común” están sembrando de dudas el horizonte inversor. Al mismo tiempo, la fuerte reactivación económica tras la pandemia ha desarrollado como efectos secundarios una notoria escasez de suministro en sectores como la energía o los semiconductores y un fuerte avance de la inflación, que ha despertado a los tipos de interés de su letargo inducido. Finalmente, la visibilidad sobre la evolución del COVID-19 es radicalmente distinta a la que había en el invierno pasado.
Este nuevo contexto ha impulsado a los creadores del foro virtual The New Era a realizar una segunda edición (la primera tuvo lugar en febrero de este mismo año), para revisar cómo han afectado todos estos cambios a la inversión temática. Así, representantes de las gestoras de fondos Allianz Global Investors, AXA Investment Managers y BNY Mellon Investment Management celebraron recientemente en Madrid el II Foro Virtual The New Era, en una sesión moderada de nuevo por David Cano, socio director de AFI Inversiones Globales. Entre las grandes conclusiones arrojadas por los expertos destaca el hecho de que las inversiones temáticas no solo mantienen su vigencia como estrategia de inversión, sino que han aumentado su interés, porque pueden proteger las carteras en determinados momentos de mercado.
“Si observamos los flujos, los fondos temáticos son, casi con margen, una de las áreas que más entradas está experimentado. Hay mucho interés y esto refleja la realidad de estos productos, que invierten en tendencias macroeconómicas que están en evolución constante. A los inversores les llaman la atención no solo nuevas tendencias, sino fondos temáticos que ya existían hace dos o tres años y que vuelven a estar ahora más en el foco”, confirma el director general de BNY Mellon Investment Management para Iberia y Latam, Ralph Elder.
Aunque las inversiones temáticas son estrategias que pretenden ser de largo plazo, con la vista puesta en tendencias estructurales que posiblemente seguirán vigentes durante décadas, también podrían proporcionar ventajas a más corto plazo, como en el entorno actual, de subida de la inflación y expectativas de tipos al alza, que encarecerán el coste de la deuda. “Depende de la temática, pero si, por ejemplo, buscamos ideas ligadas a la tecnología, nos vamos a encontrar con empresas que están desarrollando soluciones que ayudan a otras compañías a ser más eficaces y bajar costes y que, además, tienen poca deuda, por lo que no les afecta tanto el entorno actual y son fondos que al final casi los podemos considerar como contra-cíclicos y que protegen la cartera en determinados momentos de mercado”, completa el responsable de BNY Mellon IM.
Más allá del ruido de China: el 95% de las temáticas se enmarcan en demografía y tecnología
Los representantes de las gestoras admiten que los movimientos telúricos procedentes de China también han podido generar ruido de mercado y volatilidad en las estrategias, al ser fundamentalmente inversiones líquidas en compañías cotizadas. “Pero son temáticas que están aquí para quedarse”, recalca Juan Carlos Domínguez, managing director en AXA IM España y Portugal. “Realmente, el 95% de las temáticas de inversión se pueden enmarcar en los cambios tecnológicos y demográficos, como el crecimiento de las clases medias, que es imparable. La situación de China genera algo de ruido en el corto plazo, pero los vientos de cola demográficos y tecnológicos son de muy largo plazo y siguen estando ahí. Por ejemplo, se estima que la crisis del COVID-19 ha acelerado siete años la incorporación de tecnologías digitales a nuestra vida cotidiana”, detalla el directivo de AXA IM.
“La premisa fundamental de la inversión temática es que consiste en identificar tendencias estructurales de crecimiento a medio y largo plazo y eso nos permite superar ineficiencias que todavía detectamos en el mercado como, por ejemplo, estar muy pendientes de los resultados del trimestre de turno, cuando eso tiene muy poca incidencia en la valoración de compañías, que está más ligada a la capacidad de generación de flujos de caja a largo plazo”, añade Jesús Ruíz de las Peñas, director de desarrollo de negocio de Allianz Global Investors en España y Portugal.
Los participantes reunidos en el foro The New Era coincidieron al señalar que la piedra angular de la inversión temática es que es una genuina gestión activa, sin restricciones geográficas, que es la manera de abordar toda la cadena de valor que puede ofrecer un tema concreto. De igual manera, es esencial contar un universo de inversión suficientemente amplio para construir una cartera diversificada y saber distinguir en la delgada línea que separa lo que puede ser una moda pasajera de una tendencia estructural. “Por último, uno de los rasgos más característicos que tiene la inversión temática es que tiene detrás una narrativa muy potente, porque los clientes ven en ellas temas que conocen de su vida cotidiana y les llegan incluso en el lado emocional. Es decir, los clientes no solo quieren ser inversores, sino partícipes de una historia”, afirma el representante de Allianz GI.
Ideas para carteras de gestión activa y sin restricciones geográficas o sectoriales
Y ¿cuáles son esas ideas que tocan la fibra emocional de los clientes? Las gestoras reunidas en The New Era expusieron algunas de sus propuestas que, en ocasiones resultaron ser contra intuitivas. Por ejemplo, el fondo Allianz Global Artificial Intelligence es un producto expuesto a lo que Jesús Ruíz de las Peñas considera “la mayor fuerza disruptiva de la actualidad, con un potencial de contribución al crecimiento económico que se estima en 16 billones de dólares en 10 años”. Sin embargo, este fondo de inteligencia artificial no se puede considerar como puramente tecnológico, sino que en su cartera se pueden encontrar compañías que tienen más de 100 de antigüedad y que lo que están haciendo es aprovechar la Inteligencia Artificial como una ventaja competitiva en la generación de ingresos y reducción de costes.
Del mismo modo, el fondo AXA WF Framlington Clean Economy invita a mirar más allá de la energía como factor de emisión de gases de efecto invernadero. “En la emisión de gases de efecto invernadero, también entran en juego otros sectores, como el transporte, que representa un 14%; la agricultura y ganadería, que es un 24%; industria (21%) y los edificios y viviendas, que suponen un 6% del total”, relata Juan Carlos Domínguez. Por eso, con el doble objetivo de generar rentabilidad financiera y un impacto en la lucha contra el cambio climático, el fondo invierte en cuatro sub-temáticas: transporte de bajas emisiones; energía inteligente; agricultura e industria alimentaria, y preservación de recursos naturales.
BNY Mellon Blockchain Innovation Fund también es relevante en este sentido; como Ralph Elder señala: “Blockchain, como temática, es mucho más que el bitcoin y las criptomonedas, es una tecnología que ya se está aplicando en muchos sectores del ámbito público y privado, como servicios financieros, sanidad, gestión de cadenas de suministro o seguridad alimentaria”. En este sentido, se estima que, en tan solo cinco años, hasta un 10% del PIB global podría estar almacenado en cadenas de bloques, lo que indica el potencial de crecimiento de una tecnología cuyas características podrían ser descritas como: verificación consensuada, descentralización, inalterabilidad y seguridad.
Uno de los vectores comunes a todas las propuestas temáticas es la innovación. Desde la trazabilidad que Blockchain permite aplicar, por ejemplo, en la comercialización de café, a las aplicaciones de inteligencia artificial para reducir la congestión del tráfico y los tiempos de desplazamiento en las ciudades inteligentes o las soluciones de tecnología alimentaria y carne producida en laboratorios o de origen vegetal, que pueden contribuir a un mejor uso del suelo. No solo se trata de que, en términos regulatorios las exigencias inversión responsable sean cada vez mayores; las inversiones temáticas miran a la sociedad del futuro, un mundo que necesariamente tiene que ser más equilibrado y sostenible.