El informe de este año del IPPC sobre el cambio climático ha quedado eclipsado por el contexto geopolítico en el que vivimos, a pesar de que ha aumentado su nivel de alarma sobre el mismo. El presidente de Finresp y de la AEB, José María Roldán, ha advertido de esto mismo en el encuentro anual de Finresp señalado que “la sostenibilidad en este contexto geopolítico parece que es un lujo”. Algo que también pasó durante la pandemia.
Sin embargo, la sostenibilidad importa, y mucho. Por ejemplo, Roldán ha explicado que, si avanzamos en el camino de la sostenibilidad, disminuiremos la dependencia energética de la UE y de España. “Esa autonomía energética será muy necesaria en un mundo complejo y polarizado”, añade.
Pero advierte de que ese progreso tiene que ser sin acelerones ni retrocesos. “Es un camino de 20 y 30 años y nos distraerán muchas cosas, pero la sostenibilidad, precisamente en estos momentos de turbulencias, tiene más sentido que nunca y el sistema financiero jugará un papel vital”, explica.
En este sentido, Roldán ha hecho una llamada al realismo y ha insistido en que debemos tener presente que los ajustes que requiere cumplir con las metas de sostenibilidad suponen costes y estrategias de decrecimiento. Asimismo, ha recordado la necesidad de la cooperación internacional, que será más complicada, pero fundamental. Concreción es otro de los aspectos que ha reclamado: “Necesitamos menos tormentas y más ideas decididas. Sigo echando de menos, aunque tengamos la Taxonomía, más concreción”.
Respecto a esto último, el experto advierte del peligro de que, derivado de la polémica que ha surgido en torno a la inclusión del gas y la nuclear en la taxonomía, cada estado miembro cree su propia subtaxonomía. La segunda reflexión que lanza, es la necesidad de reconocer los esfuerzos y la presión que recibe el sector financiero y el bancario. “Las pruebas de esfuerzo que el BCE va a poner en marcha son exigentes cuando aún no tenemos concreción a la hora de medir”, apunta.
En este sentido, ha advertido de que el sector financiero no puede ser la policía del cambio climático. “Socialmente es insostenible tener ese papel. No podemos asumir esa presión porque desde el punto de vista social no se va a aceptar que seamos los ejecutores, tiene que ser el sector público”. En este contexto de presión, anima a luchar contra el green washing y también alerta del green bashing (que te critiquen a pesar de que tengas una buena estrategia). “Ese equilibrio entre ambos es fundamental. Además, tenemos que salvar los próximos 3 o 4 años, ya que habrá poca concreción y mucha presión, pero no podemos quedarnos parados”, anima.
La transición: una oportunidad para el sector financiero
Representantes del sector financiero también han protagonizado una mesa redonda en el encuentro de Finresp, moderada por Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco, quien ha señalado que la transición es una oportunidad para el sistema financiero.
Sin embargo, identifica cinco grandes retos: la creación de un mercado de activos verdes que cree esa oferta de productos sostenibles; disponibilidad de datos de las empresas, que sean suficientes, públicos, homogéneos y en formatos procesables; disponibilidad de profesionales especializados y que se desarrollen metodologías de general aceptación; desarrollo de un marco operativo, para evitar exigencias de criterios locales y generar un arbitraje entre le UE que nos puede separar de este objetivo común de transición; y el fomento de la educación financiera para que los ahorradores puedan tomar decisiones con el mayor conocimiento posible.
El presidente de Inverco también ha aprovechado para pedir que se fomente la fiscalidad del ahorro de aquellos vehículos que van a financiar actividades sostenibles.
Helena Viñes, consejera de la CNMV e integrante de la Plataforma Europea de Finanzas Sostenibles, ha señalado que sin el sector financiero no hay transición posible, y que tiene como objetivo la descarbonización de las carteras, paulatina pero firme. “El sector financiero debe ser un motor de cambio, y para facilitar la transición, la CE está desarrollando medidas e instrumentos cuyo objetivo es acortar la brecha anual de inversión sostenible de Europa”, ha explicado.
Por su parte, Ana Martínez-Pina, coordinadora de Regulatorio Financiero de Gómez-Acebo & Pombo, ha señalado que el sector financiero debe canalizar el ahorro hacia proyectos que tengan en cuenta los criterios ESG. Uno de los retos que localiza es que el sector, no muy familiarizado con cuestiones medioambientales hasta hace poco, debe incorporar nuevos perfiles o formar a sus plantillas en las nuevas materias.
Para Blanca Navarro, directora de Estrategia y Evaluación de ICO, los retos están en dar respuesta a las expectativas del supervisor incorporando los riesgos climáticos en la operativa habitual, el reto de la información (cómo publicarla), la captura de esa información y la medición. José Luis Blasco, director global de Sostenibilidad de Acciona, ha alertado de que el significado de valor ha cambiado y es más sofisticado, y que la ESG se expandirá y desaparecerá como elemento diferenciador. “A partir de ahora creo que los asuntos ESG de forma convencional dejarán de estar en nuestra agenda porque formarán parte del plain vanilla”, prevé.