En un entorno de grandes divergencias entre las políticas de los principales bancos centrales del mundo, Fidelity ha decidido reforzar sus posiciones en los mercados de renta variable. Las razones de este movimiento, explica Trevor Greetham, director asignación de activos Fidelity Solutions, se apoyan en tres factores: la fase de fortaleza del dólar, la debilidad de las materias primas y las fuertes correcciones en las bolsas vistas en las últimas semanas.
“Hemos aprovechado la debilidad de los mercados y el pesimismo de los inversores para reforzar nuestras posiciones en renta variable. El crecimiento de Estados Unidos sigue fuerte y el abaratamiento de la gasolina será otro factor positivo para el consumo”, apunta Greetham.
El gestor estima que aunque las perspectivas de crecimiento globales siguen siendo positivas, la recuperación económica ha comenzado a ser dispar y desigual. Mientras el crecimiento estadounidense mantiene su fortaleza y el paro sigue descendiendo, la actividad de la zona euro da síntomas de atonía, China sigue desacelerándose y Japón sufriendo los efectos secundarios de la subida de impuestos. “Estamos ante una economía mundial de dos velocidades en la que Estados Unidos se encuentra en mucha mejor forma que el resto”, creando una brecha clara entre regiones, afirma Greetham.
En lo que respecta a la inflación, Fidelity sigue apuntando a la baja debido a la debilidad del crecimiento económico fuera de Estados Unidos, el exceso de capacidad y el incremento de la oferta energética, que continúan presionando los precios de las materias primas.
Por todo ello, la estrategia de este mes ha cambiado en tres puntos: “Hemos vuelto a elevar la asignación a acciones, mantenemos la infraponderación en materias primas por la combinación de crecimiento más lento en China, fortaleza del dólar y exceso de capacidad, y nos posicionamos moderadamente infraponderados en deuda pública por las expectativas de pobres rentabilidades a medida que los bancos centrales vayan normalizando sus políticas monetarias, mientras que la ausencia de inflación hace que las subidas de tipos no sean inminentes”, concluye Greetham.