La segunda Encuesta ESG anual a analistas de Fidelity International ha constatado avances interanuales hacia las cero emisiones netas, pero sigue quedando un largo camino por recorrer para llegar a una economía más sostenible.
La Encuesta ESG a Analistas de Fidelity International de este año ha detectado señales tangibles de avances de las empresas hacia la neutralidad en emisiones a pesar del impacto de la guerra en Ucrania y el aumento de la demanda a corto plazo de combustibles fósiles sustitutivos, como el carbón, para aliviar los incrementos de los precios. Los analistas de Fidelity International fueron preguntados sobre esta transición y afirmaron que están produciéndose avances positivos en algunas de las principales temáticas de sostenibilidad de Fidelity International en 2022, como la deforestación. En los últimos 12 meses, un mayor número de analistas ha señalado que se ha reforzado el vínculo entre la retribución de los directivos y las cuestiones ESG.
Cero emisiones netas: Europa sigue en cabeza, pero las empresas chinas están empezando a cambiar
Desde una perspectiva geográfica, Europa sigue encabezando la transición hacia las cero emisiones netas y los analistas que cubren esta región son los que informan del mayor número de empresas “en vanguardia”.
Entretanto, China posee el menor porcentaje de empresas “en vanguardia”. Sin embargo, según los analistas de Fidelity International, más de la mitad de las empresas chinas están empezando a cambiar. Eso se refleja en el porcentaje de analistas que afirma que las empresas chinas alcanzarán las cero emisiones netas en 2050, que se ha incrementado desde el año pasado hasta el 65%. Se trata de una evolución notable, que refleja el fuerte impulso del gobierno central.
Un analista que cubre empresas del sector industrial chino señala: “En vista de la prioridad que China otorga a las cero emisiones netas y la mayor concienciación de los inversores, la mayoría de las empresas chinas de aviación y logística han puesto en marcha iniciativas de transición energética”.
Muchos otros analistas de China se hacen eco de esta idea de que las empresas chinas están respondiendo a las señales de índole macroeconómica después de que Pekín anunciara en 2020 su objetivo de alcanzar las cero emisiones netas en 2060. No obstante, no es una situación enteramente positiva: otros analistas declaran que algunas de las empresas del país “están dando todavía sus primeros pasos en la dimensión ESG”.
“La mejora de la tecnología de los semiconductores es, en sí misma, una fuente de eficiencia energética”, afirma un analista del sector tecnológico japonés, “mientras que la digitalización es una fuente de demanda de semiconductores”.
Aumentan las empresas que adoptan políticas sobre cuestiones ESG clave
Prestando más atención a los actos de las empresas, los analistas señalan progresos en varios sectores. Por ejemplo, ha aumentado el número de analistas que declara que las empresas que cubren ahora vinculan la retribución de los directivos con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El 43% de los analistas afirma que las empresas que cubren ahora vinculan las emisiones de GEI a las retribuciones de la dirección (frente al 34% el año pasado), mientras que el 39% declara que sus empresas relacionan la remuneración de la dirección con el bienestar de los empleados (frente al 32%). Ambas respuestas son ahora más comunes que “no vinculan”, aunque esta sigue siendo la respuesta más popular entre los analistas de China y Japón.
Tener una política y tener una buena política son dos cosas distintas, y los enfoques varían según los sectores.
Avances en las temáticas básicas de sostenibilidad de Fidelity
Los analistas de Fidelity también refieren un aumento en el porcentaje de empresas con políticas formales sobre otras cuestiones relacionadas con el medio ambiente como la deforestación, que es una temática clave de sostenibilidad para Fidelity en 2022 a raíz del compromiso que asumimos junto con otros inversores en la COP26.
Desafortunadamente, todavía son mayoría las empresas que no carecen de ese tipo de políticas. Además, tener un política y tener una buena política son dos cosas distintas, y los enfoques varían según los sectores. Un analista del sector sanitario europeo ha señalado que, la mayoría de las veces, las políticas de biodiversidad de las empresas que cubre “son palabrería grandilocuente que da la sensación de ser bastante repetitiva y contiene pocos ejemplos concretos”, mientras que un analista del sector energético de Europa afirma que en su sector “las emisiones son la prioridad”.
Otra temática básica es la transición justa. La idea central es que la transición hacia una economía más ecológica amenaza con afectar económicamente a algunas personas y colectivos, como los que trabajan en la industria de los combustibles fósiles, y que se deben realizar esfuerzos para atenuar estos riesgos. Aquí también se detectan señales de progreso; así, ha aumentado el porcentaje de empresas que han anunciado iniciativas para promover una transición justa apoyando a los trabajadores que están viéndose desplazados.
La energía destaca como una clara excepción. No solo son pocas las iniciativas en marcha para reciclar trabajadores, sino que, en otra pregunta de la encuesta, el 90% de nuestros analistas del sector energético ha declarado que el sector es muy vulnerable a futuras destrucciones de empleo. Eso sugiere que los trabajadores tienen más probabilidades de cambiar completamente de sector —o acabar en el paro— que de formarse para desempeñar nuevos puestos.
Los progresos son lentos, pero están produciéndose
La transición hacia una economía sostenible está llena de desafíos. Los progresos son más lentos de lo deseable, pero están dándose. Identificar las empresas que toman medidas concretas —como atajar su efecto en la deforestación o mitigar el impacto social del cambio a nuevas tecnologías— es crucial para apoyar la transición y asignar capital donde puede tener el efecto más positivo.
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