Hace unas semanas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático1 (IPCC, por sus iniciales en inglés) publicó la tercera parte de su revisión de los estudios científicos sobre el clima de 2022, que envió otro inequívoco mensaje sobre la urgencia de abordar el aumento de la temperatura del planeta para impedir que se caliente más de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales en 2100.
Según explican Kris Atkison y Ana Victoria Quaas, gestores de carteras en Fidelity International, el informe puso de relieve que el promedio anual de gases de efecto invernadero se encontraba en los niveles más elevados de toda la historia de la humanidad y que el mundo no se encontraba en vías de limitar el calentamiento global a 1,5 °C, si bien se habían observado más actuaciones en defensa del clima.
En un llamamiento a la acción, el IPCC señaló que “si no se logran fuertes reducciones de las emisiones de forma inmediata en todos los sectores, limitar el calentamiento global a 1,5 °C estará fuera de nuestro alcance”. Con el fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C, las emisiones mundiales de GEI tienen que haber tocado techo antes de 2025 y reducirse un 43% antes de 2030, y las emisiones de metano tienen que reducirse un 34% antes de 2030.
Para alcanzar esta meta, todos los sectores de la economía mundial deben buscar formas de descarbonizarse. Eso significa, por ejemplo, que:
• El sector energético tendrá que reducir sustancialmente el uso de combustibles fósiles, utilizar sistemas de captura y almacenamiento de carbono, desplegar fuentes de energía de bajas emisiones y dar paso a formas alternativas de generación.
• En el sector industrial, se necesitarán “acciones coordinadas a lo largo de todas las cadenas de valor para promover todas las opciones de mitigación, como la gestión de la demanda, la eficiencia energética y de los materiales, flujos circulares de materiales, así como tecnologías de reducción y cambios transformativos en los procesos de producción”.
• En la construcción, lo anterior requerirá reacondicionar los edificios actuales e instalar técnicas de mitigación eficaces en los nuevos edificios.
• En el sector del transporte, será necesario reducir la demanda y adoptar tecnologías de bajas emisiones de carbono. Se considera que los vehículos eléctricos tienen el mayor impacto potencial, junto con la electrificación de los trenes y los camiones y el uso de combustibles alternativos en el transporte marítimo, la aviación y el transporte terrestre pesado.
• En las áreas de la agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo, es preciso prestar atención a las oportunidades relacionadas con las emisiones a gran escala de las emisiones, la eliminación y almacenamiento de carbono y un mayor énfasis en la protección y restauración de los ecosistemas naturales para eliminar carbono.
Con el fin de permitir esta transición, se necesitan cuantiosas inversiones e innovación, junto con una mayor coordinación de las acciones de mitigación entre los gobiernos y la sociedad.
¿Qué significa esto para los inversores?
• Los inversores necesitan incorporar los riesgos climáticos a su análisis de inversiones: El informe del IPCC deja meridianamente claro que uno de los siguientes dos escenarios debe materializarse: o aceleramos considerablemente la descarbonización o nos enfrentamos a mayores riesgos de sufrir consecuencias derivadas del calentamiento global, como un aumento de los sucesos meteorológicos extremos. En el primer escenario, las empresas y los sectores que son incompatibles con la descarbonización se enfrentarán a una presión competitiva cada vez mayor o desaparecerán. En el segundo, todas las empresas se enfrentan a mayores riesgos físicos para sus activos.
• Se requieren más inversiones: El informe del IPCC señala que los flujos financieros actuales son entre tres y seis veces más bajos que los que se necesitan antes de 2030 para limitar el calentamiento por debajo de 1,5°C o 2°C. El sector financiero es un catalizador clave de la transición hacia un mundo con bajas emisiones, como también lo es abordar las transiciones justas y la desigualdad. Existen grandes brechas de inversión en mitigación en todos los sectores, pero “es más amplia en el sector AFOLU (2) en términos relativos y en los países en desarrollo”. Acelerar la descarbonización y allanar el camino para limitar el calentamiento a 1,5°C requiere importantes inversiones y poner el foco en la transición, sobre todo en los sectores donde más difícil es conseguir reducciones. Un mecanismo para conseguirlo es asignar capital a las empresas de todos los sectores que están a la cabeza de las prácticas de descarbonización y/o están fijando objetivos ambiciosos en esta materia.
• Los mercados internacionales de deuda desempeñarán un papel crucial para posibilitar la descarbonización: Como pusieron de relieve los miembros de la Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ) en noviembre de 2021, el sector privado necesita financiar alrededor del 70% de los 2,6 billones de dólares en inversiones anuales en descarbonización que se requieren para alcanzar los objetivos de emisiones netas cero hasta 2025. Con un volumen estimado de 1 billón de dólares de capital3 que cambia de manos cada día en los mercados de renta fija y a la vista de su capacidad para aportar financiación tanto en los mercados cotizados como no cotizados, los bonistas, en contraposición a los accionistas, podrían desempeñar un papel aún más vital a la hora de financiar la descarbonización, tanto a nivel empresarial como de activos.
• La descarbonización de las carteras debe tener un impacto real claro: Un creciente número de inversores está fijando objetivos climáticos, como por ejemplo objetivos de emisiones anuales del 5% o el 7% para sus inversiones, y deben informar sobre ellos con carácter anual. Se puede alcanzar este objetivo con relativa facilidad excluyendo todos los años unas pocas empresas con altas emisiones del universo de inversión, o excluyendo sectores con altas emisiones. En nuestra opinión, la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono es independiente de los sectores, las clases de activos y las regiones. Adoptar un enfoque que pase por alto la necesidad de que estas empresas o sectores se descarbonicen traspasa el problema y lo deja abierto para que otros inversores que no se guían por cuestiones climáticas inviertan y las empresas sigan desarrollando su actividad como siempre. Con eso no se consiguen reducciones reales de las emisiones. Lo que se necesita para impulsar cambios es un enfoque que se centre en utilizar el capital como recompensa para los que están demostrando buenas prácticas climáticas, ya sea hoy en día o dentro de una dinámica de transición.
Anotaciones:
1 El IPCC fue creado en 1988 por dos agencias de la ONU (la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) para evaluar el conocimiento científico relacionado con el cambio climático. Publica sus Informes de evaluación sobre el cambio climático en intervalos de entre seis y siete años. Esta serie forma parte del sexto Ciclo de evaluación (AR6). El IPCC no realiza sus propias investigaciones, sino que evalúa los últimos trabajos científicos sobre los temas tratados.
2 Siglas en inglés de “Agricultura, silvicultura y otros usos del suelo”.
3 WWF, 2021, Can debt capital markets save the planet?
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