En vísperas del verano, el 5 de junio de 2021, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Un acontecimiento anual auspiciado por Naciones Unidas para fomentar la sensibilización y las acciones en favor del entorno. Una cuestión medioambiental crucial en la actualidad es el plástico, que está contaminando los océanos y los sistemas naturales de todo el planeta y contribuyendo a un aumento de las emisiones de CO2.
La forma en que utilizamos y consumimos el plástico actualmente, dentro de un modelo lineal de extracción-fabricación-desecho, es insostenible y, si no cambia, los resultados para el medio ambiente serán catastróficos. En este documento, Velislava Dimitrova, principal gestora del fondo Fidelity Sustainable Water and Waste, junto con el equipo de gestoras y especialistas de inversión formado por Cornelia Furse, Fenella Atkinson, Radhika Surie y Hayley Misselbrook, tratan de concienciar sobre la necesidad que tiene el planeta de encontrar soluciones para el plástico, calibrar la magnitud de la oportunidad comercial que representa la crisis de los envases de plástico e identificar las tecnologías y ganadores a largo plazo que pueden ayudar a salvar nuestro planeta.
Desde la invención del primer polímero sintético en 1869, los plásticos se han infiltrado en nuestro mundo y convertido en una parte indispensable de nuestras vidas. Su consumo se ha disparado desde la Segunda Guerra Mundial (figura 1).
En 1950, únicamente se consumían 2 millones de toneladas de plástico al año en todo el mundo (fuente: Greyer et al.), cantidad que en 2019 se había multiplicado por 200 hasta un total de 406 millones de toneladas (fuente: Plastics Europe).
Hoy en día, el plástico se utiliza en prácticamente todos los sectores, pero los envases suponen el uso más importante (figura 2). En 2018, el 45% (174 millones de toneladas) de todo el plástico producido se destinó a envases (fuente: Conversio Market & Strategy GmbH).
Los plásticos son el material ideal para los envases, ya que son de bajo coste, versátiles, duraderos, ligeros y también son medioambientalmente más favorables que las alternativas. A título ilustrativo, el plástico reduce los desperdicios alimentarios manteniendo los alimentos más frescos durante más tiempo y su bajo peso permite rebajar el consumo de combustible y emisiones durante el transporte. Por lo tanto, los plásticos están reemplazando a otros materiales de envasado.
Entre 2000 y 2015, los plásticos aumentaron su peso dentro de los volúmenes mundiales de envases del 17% al 25% (fuente: Euromonitor). A raíz de estas ventajas, los volúmenes de envases de plástico muestran una fuerte trayectoria de crecimiento del 4% anual.
En 2030, eso se traducirá en una demanda de aprox. 281 millones de toneladas de envases de plástico en todo el mundo, frente a los aprox. 180 millones actuales. (Fuente: Análisis de Fidelity).
El modelo actual de los envases de plástico es perjudicial para el medio ambiente
A pesar de sus beneficios, los envases de plástico son problemáticos, ya que la forma en que los utilizamos, dentro de un modelo lineal de extracción-fabricación-desecho, es insostenible y genera muchos residuos. Extraemos petróleo y gas de la Tierra para fabricar envases, que con frecuencia solo se utilizan una vez, y después los desechamos. Esto marca un claro contraste con un modelo circular (reducción-reutilización-reciclaje) dirigido a eliminar los residuos, facilitar el uso continuo de los recursos y contribuir a la descarbonización. Para poner lo anterior en perspectiva, únicamente se ha reciclado el 9% de todos los residuos plásticos producidos a lo largo de la historia (fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 2020).
La eliminación de envases de plástico plantea importantes problemas medioambientales y es insostenible a largo plazo. A los niveles actuales, únicamente se recicla el 24% de todos los envases del mundo. De los residuos restantes, únicamente el 70% se recoge para su eliminación y gestión, aunque dos tercios de esta cantidad acaban en el vertedero y liberan grandes cantidades de metano y CO2 que contribuyen al calentamiento del planeta.
El restante 30% de residuos que “se pierde” degrada los sistemas naturales, como los bosques y los océanos. Si no se toman medidas, se prevé que haya más plástico en el océano que peces en 2050 (fuente: Fundación Ellen MacArthur).
A tenor del aumento previsto de la demanda, estos problemas medioambientales van a agravarse. Por lo tanto, el mundo necesita cambiar para ser más circular. Necesitamos nuevas soluciones de reciclaje y deben reducirse los volúmenes de envases de plástico.
La demanda de soluciones de reciclaje de plásticos y envasado sostenible está creciendo a consecuencia del cambio de percepción de los consumidores, los reguladores y las principales empresas de productos de gran consumo.
Los problemas medioambientales provocados por los envases de plástico no están pasando desapercibidos y los consumidores, los reguladores y las principales empresas de productos de gran consumo están reaccionando ante la crisis climática.
En lo que respecta a los consumidores, la concienciación pública sobre el problema del plástico ha aumentado considerablemente durante los últimos cinco años (figura 3). En 2019, el 42% de los consumidores británicos y estadounidenses afirmaba que los productos que utilizan materiales sostenibles son importantes en sus compras diarias (fuente: GlobalWebIndex). A ello han contribuido las impactantes imágenes de la contaminación marina por plásticos, como las que mostró David Attenborough en la serie Planeta Azul II, el programa de televisión más visto de 2017 con 14 millones de espectadores (fuente: BBC).
En todos los continentes, los gobiernos están respondiendo a las quejas de la sociedad ante los residuos de los envases de plástico y Europa es la región más avanzada en materia de sostenibilidad. Sin embargo, en todo el mundo están poniéndose en marcha ambiciosos objetivos de reciclaje, van a aplicarse impuestos elevados a los envases no reciclables y están proponiéndose nuevas normas para utilizar únicamente envases reciclados.
Además, el cambio más importante en la normativa sobre residuos plásticos desde 1997 serán las reformas relativas a la responsabilidad ampliada del productor, que entrarán en vigor en el Reino Unido en 2023. Los cambios propuestos trasladarán todo el coste de la recogida de los residuos domésticos del contribuyente a las empresas que saquen al mercado productos con envases de plástico. Por lo tanto, a las empresas no les va a quedar más remedio que realizar esfuerzos en materia de reciclaje de plásticos.
A consecuencia de la presión pública y el refuerzo de la normativa, las empresas están respondiendo con ambiciosos objetivos de reciclaje de plásticos. Por ejemplo, Coca Cola, Kellogg’s y Nestlé se encuentran entre las 250 grandes empresas que han prometido eliminar todos los plásticos de uso único e invertir en nuevas tecnologías para que todos los envases pueden reciclarse en 2025. Además, las conversaciones de los analistas de Fidelity con 41 de las primeras empresas de productos de gran consumo han puesto de relieve que 26 de ellas se han comprometido a aumentar la proporción de envases de plástico que son reciclables o compostables.
Además de reciclar, muchas empresas han realizado enormes esfuerzos para reducir los volúmenes de envases de plástico que utilizan. Estas van desde pequeñas marcas emergentes (por ejemplo, empresas que venden dentífrico en pastillas en formatos rellenables o champús sólidos) hasta grandes marcas, como Heineken y P&G. En el Reino Unido,
Heineken está retirando el plástico de millones de latas (eliminando el plástico que las mantiene unidas) y está implantando un innovador envase sostenible diseñado para reducir el plástico y minimizar los residuos. Se calcula que estas acciones eliminarán más de 517 toneladas de plásticos anuales (Heineken, 2021). Además, P&G anunció el lanzamiento de su primer bote de aluminio reutilizable con sistema de rellenado en su gama de cuidado capilar, que permitirá a millones de hogares europeos reducir, reutilizar y reciclar sus envases.
Sumando estas tres fuerzas de demanda (consumidores, reguladores y empresas), se prevé que las soluciones circulares de envasado crecerán a una TCAC del 24% entre 2019 y 2050, pasando de 8 millones a 84 millones de toneladas. (Fuente: Análisis de Fidelity).
Se necesitan nuevas tecnologías para atender el fuerte incremento de la demanda de reciclaje de plásticos
Así pues, ¿cómo van las empresas a atender el fuerte incremento de la demanda de soluciones circulares de envasado? ¿Qué tecnologías existen? ¿Son estas suficientes para alcanzar los niveles de reciclaje deseados y poder salvar nuestro planeta?
Como sociedad, necesitamos reducir los volúmenes de envases de plástico que se utilizan e invertir en nuevas tecnologías para introducir los envases de plástico en un modelo circular con altas tasas de reciclaje y unas pérdidas mínimas. A través de sus conversaciones con expertos sectoriales y empresas, los analistas de Fidelity han puesto de relieve dos posibles soluciones que deberían adoptarse para ganar la guerra del reciclaje de residuos plásticos: plástico reciclado post-consumo (en sí mismo un material reciclable) o envases de bioplásticos, que son compostables.
Las empresas prefieren los plásticos reciclados post-consumo frente a los envases de bioplásticos porque son más baratos. Sin embargo, no toda la demanda de envases de plástico procedentes del modelo circular podrá atenderse con envases reciclados post-consumo debido a los problemas de oferta. Los envases de plástico reciclado post-consumo pueden dividirse en dos segmentos: mecánicos (el plástico se transforma de nuevo en pellets de resina, pero la estructura química no cambia) y químicos (los polímeros del plástico se descomponen en elementos que pueden reconstruirse). Los mecánicos presentan numerosas desventajas. Con este método únicamente se pueden procesar determinados tipos de residuos (es decir, los plásticos no deben estar contaminados y deben ser homogéneos) y los plásticos “se degradan”, lo que reduce enormemente la calidad del material. Además, el proceso es altamente ineficiente y el 28% de los envases de plástico que se envían a reciclaje mecánico se pierde en el proceso (fuente: Fundación Ellen MacArthur).
Con el reciclaje químico los problemas anteriores se reducen. En teoría, es un proceso de reciclaje infinito que mantiene los envases dentro de un circuito cerrado. Sin embargo, el reciclaje químico está en pañales y los volúmenes de residuos de envases de plástico que puede procesarse actualmente son bastante limitados.
Estas deficiencias limitan la oferta de envases reciclados post-consumo disponibles y, por lo tanto, se necesitarán bioplásticos para cubrir el déficit de oferta. Esto crea oportunidades de inversión muy interesantes tanto en el mercado de envases reciclados post-consumo como en el de envases de bioplásticos. Pongámoslo en contexto: para atender el fuerte incremento de las demanda, se prevé que en 2030 el mercado de envases reciclados post-consumo crecerá a una TCAC del 23% (multiplicándose por 9), mientras que los envases de bioplásticos se prevé que crezcan aún más rápido, a una TCAC del 33% (multiplicándose por 21) (fuente: Análisis de Fidelity).
Los ganadores de la guerra por el reciclaje de plásticos serán las empresas con las tecnologías escalables de coste más bajo
Ante esta enorme oportunidad de inversión, es importante que los inversores sean capaces de identificar las tecnologías y empresas clave que se colocarán en ventaja y podrán escalar de forma rentable su tecnología. Los ganadores y actores dominantes del reciclaje de plásticos probablemente se encuentren en los mercados de reciclaje post-consumo por métodos químicos (ya que el reciclaje químico es, como proceso, mejor que el reciclaje mecánico) y envases de bioplásticos, y serán las empresas con las tecnologías líderes escalables y de coste más bajo.
Además, el plástico reciclado tiene una huella de carbono un 30% más baja que los plásticos vírgenes (fuente: C Balance, Recycle Guru: Carbon Savings Achieved by Recycling, 2013). Así pues, estos esfuerzos de reciclaje son vitales para contribuir a la descarbonización y conseguir un mundo con cero emisiones netas de carbono en 2050.
Conclusión
Actualmente, estamos en los primeros compases del “boom” del mercado de las soluciones al problema de los plásticos. A través de nuestra plataforma internacional de análisis y nuestras estrechas relaciones con las empresas, podemos entender la oportunidad comercial que representa la crisis de los envases de plástico e identificar las empresas ganadoras que liderarán la evolución del mercado de las soluciones al problema de los plásticos.
Como inversores a largo plazo, nuestro deber es influir para conseguir cambios medioambientales positivos. Mediante una selección de valores con enfoque ascendente basada en los fundamentales, podremos identificar los líderes que pueden propiciar un salto cualitativo en la “crisis planetaria del plástico”. Además, al suministrar capital para financiar tecnologías innovadoras, aumentar la escala y reducir el coste del capital, podemos ayudar a estos líderes a salvar nuestros océanos y el planeta.
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