Conforme nos acercamos a 2020, parece posible que se produzca una rotación en los mercados. Aunque la política de los bancos centrales sigue siendo expansiva en todo el mundo, en la opinión de Paras Anand, responsable de gestión de activos para Asia-Pacífico en Fidelity International, existe el riesgo de que se hayan agotado en su mayor parte las rentabilidades de las empresas que se han erigido en las grandes beneficiarias.
En atención a este hecho, los inversores podrían estar ya considerando hacia dónde se desplazarán los capitales y cómo afectará a sus carteras un cambio en el liderazgo del mercado. Como siempre, las valoraciones y los rendimientos serán importantes.
En este contexto, en Fidelity International creen que los mercados asiáticos ofrecen, en general, un crecimiento de los beneficios interesante con valoraciones más bajas que en muchos mercados desarrollados.
Estas valoraciones moderadas colocan a los inversores en disposición de conseguir rentabilidades razonables en la región en 2020, mientras los mercados desarrollados más allá de EE.UU. luchan para impulsar su crecimiento.
Pero sigue siendo importante ser selectivos, ya que esperan cierta rotación dentro de los mercados. En China, concretamente, podrían descender las rentabilidades de sectores populares como la tecnología y el consumo y aumentar en otras áreas.
Las reformas del sector empresarial y las dinámicas internas positivas pueden impulsar el crecimiento
Están surgiendo otras temáticas. Después de su reelección, el primer ministro indio Modi parece estar promoviendo un esfuerzo concertado para seguir reformando la economía; a este respecto, cabe citar la reciente decisión de rebajar el impuesto de sociedades. Estas medidas demuestran su voluntad de crear un entorno más favorable a las empresas.
Japón también está registrando un cambio profundo en cuanto a la organización de las empresas y la asignación del capital. Aunque las tasas generales de crecimiento podrían parecer anodinas, las empresas japonesas están convirtiéndose en ejemplos clásicos de autoayuda, ya que están restructurando sus carteras, desprendiéndose de negocios no rentables y gestionando activamente sus balances.
Sin embargo, las dudas sobre la situación general de la demanda y la falta de inflación siguen lastrando las valoraciones. Del mismo modo, en China el gobierno corporativo está evolucionando en paralelo a la apertura de los mercados de capitales. El consumo chino mantiene su fortaleza, aunque resulta interesante observar cómo las marcas locales están creciendo a mayor ritmo que las marcas internacionales en varias áreas, como la alimentación y los productos de lujo. De hecho, las marcas chinas de lujo podrían instalarse pronto en los mercados desarrollados, como hicieron las japonesas en la década de 1980, en respuesta al desplazamiento de la influencia mundial. Entretanto, las economías del sudeste asiático deberían beneficiarse del desarrollo económico de fondo, así como de las inversiones internacionales (p. ej., la Iniciativa Belt and Road).
La desaceleración supone un mayor riesgo para China que la deuda
El endeudamiento de China sigue muy presente para los inversores internacionales, pero este riesgo conviene contextualizarlo. Aunque el saldo por cuenta corriente de China ha pasado de ser excedentario a deficitario, ello se debe en parte a los cambios en la economía del país, que ha pasado de depender enormemente de las exportaciones a estar más equilibrada. Los hogares están más endeudados porque la gente se ha lanzado a comprar inmuebles, pero las empresas estatales han reducido la deuda y las medidas de las autoridades han contenido el crecimiento de los préstamos.
La debilidad del dólar podría sostener las rentabilidades
Un dólar estadounidense más débil en 2020 ayudará a sostener no solo el crecimiento subyacente y la liquidez, sino las rentabilidades para los inversores internacionales. Se ha llegado a pensar que los recortes del coeficiente de reservas obligatorias constituían un intento por parte de China de devaluar su moneda y aumentar la competitividad. Sin embargo, el deseo del país de consolidar el renminbi como moneda internacional sugiere que la estabilidad es una prioridad mayor a largo plazo. Entretanto, los mercados de deuda pública de Asia y los bonos high yield asiáticos son atractivos desde un punto de vista relativo por la combinación de rendimientos, crecimiento y cierta reducción del apalancamiento.
Conclusión
En Fidelity International cada vez son más pesimistas sobre el dólar gracias a la política monetaria más expansiva en EE.UU. Todo parece indicar que la guerra comercial entre EE.UU. y China ha dejado de agravarse, pese a que va a costar alcanzar un acuerdo.
Dado que Asia ha efectuado la transición hacia una economía más basada en el consumo, las tensiones comerciales deberían tener un impacto menor sobre el crecimiento subyacente de lo que muchos habían temido.Gracias a la gestión de los balances y la demanda subyacente, las empresas siguen teniendo margen para ofrecer un sólido crecimiento de los beneficios.
Por último, a medida que vayan perdiendo fuelle algunas de las fuerzas que han sostenido a los líderes del mercado durante los últimos años, se podría ver una rotación hacia clases de activos y áreas del mercado con valoraciones más atractivas.
No perder de vista los niveles de liquidez también podría ser más importante si comienzan a cambiar las favorables condiciones que han disfrutado los inversores durante los últimos tiempos. Quienes busquen rentabilidades en activos menos líquidos podrían encontrarse de repente con que se están perdiendo el atractivo intrínseco de las grandes empresas cotizadas de Asia, que ha estado oculto a la vista de todos.