Ahora que nos adentramos en el último trimestre de 2019, la volatilidad se ha incrementado con respecto al primer semestre, las bolsas mantienen fuertes alzas en lo que llevamos de año y la búsqueda de activos refugio ha continuado. La política monetaria ha sufrido un cambio muy profundo durante el último año; así, la práctica totalidad de los bancos centrales ha adoptado una postura expansiva y las tensiones comerciales han seguido lastrando el sentimiento.
Según la opinión del equipo de Inversión Multiactivos de Fidelity International, los mercados de renta fija están descontando unas condiciones económicas peores de lo que está justificado, sobre habida cuenta de que los datos de inflación no han emitido ninguna señal de advertencia.
Al mismo tiempo, las bolsas todavía están descontando un crecimiento de los beneficios excesivamente optimista, sobre todo en Estados Unidos. En este entorno de mercado, Fidelity International mantiene su postura defensiva y, en general, se muestra cauto en renta variable.
En algunas carteras están aplicando coberturas de renta variable en áreas como el sector tecnológico estadounidense e incorporando a las carteras posiciones largas seleccionadas únicamente cuando procede.
Desde un punto de vista relativo, manejan una visión más positiva sobre las bolsas de los países emergentes de Asia comparado con los mercados desarrollados, ya que creen que esta región bursátil va a comportarse mejor si el crecimiento mundial finalmente protagoniza una recuperación.
En los activos de renta fija, siguen viendo cómo la deuda con rendimientos negativos de los mercados desarrollados acelera la búsqueda indiscriminada de rendimientos; a consecuencia de ello, se están centrando en la deuda de calidad.
Los fundamentales son atractivos en algunas áreas del mercado, como los bonos high yield asiáticos y la deuda emergente, pero no manejan una visión favorable sobre los bonos high yield estadounidenses y el extremo de menos calidad de los bonos investment grade. Creen que la cautela está justificada en este caso y prefieren las emisiones de alta calidad, denominadas en moneda fuerte y de duración baja.
Siguen estando diversificados y mantienen amplias posiciones en activos refugio como los bonos del Tesoro de EE.UU. y, a pesar de la moderación de su sólida trayectoria alcista, creen que la fuerte demanda de inversiones que protejan frente al riesgo y la política monetaria expansiva seguirán dando impulso al precio del oro.
El equipo de Inversión Multiactivos de Fidelity International mantiene una visión positiva sobre los activos monetarios responde al deseo de contar con “munición en la recámara” para aprovechar las oportunidades que generará el aumento de la volatilidad.
Resulta importante alcanzar un equilibrio entre la protección frente a las caídas de los mercados y el aprovechamiento de las oportunidades selectivas que siguen surgiendo y sus analistas de mercados buscan posiciones tácticas que los gestores de carteras pueden emplear según su criterio. Entretanto, sus analistas dedicados específicamente a las inversiones alternativas están trabajando para encontrar activos que no guarden correlación con los mercados tradicionales y que el equipo pueda utilizar para conseguir rentas estables a lo largo del ciclo.
Coyuntura macroeconómica
El monitor del ciclo del Indicador adelantado de Fidelity (FLI) muestra una clara mejoría y se adentra aún más en el cuadrante de “crecimiento positivo y mejorando”. Dado que se trata de un indicador adelantado, apunta a una aceleración del crecimiento mundial hasta niveles sólidos a medida que nos acerquemos al final del año.
Además, parece que se ha capeado otra escalada de la guerra arancelaria entre EE.UU. y China. Sin embargo, los componentes subyacentes del FLI se muestran inusualmente desiguales, lo que sugiere que muchos de los motores de la economía mundial todavía no carburan de forma convincente.
Esta pérdida de vigor de algunos subsectores hace que la señal cuantitativa del FLI se haya vuelto esencialmente neutral y se coloque en el percentil 50 de su historia. Se trata de la señal más baja de los últimos seis meses, lo que sugiere que, si bien es improbable una recesión mundial, no es momento para apostar decididamente por las acciones o por un ascenso significativo de los tipos de los bonos.
A pesar de la guerra comercial, las economías de EE.UU. y China siguen aguantando y están netamente por encima de sus mínimos, aunque el GEAR de EE.UU. depende en exceso de la fortaleza del consumo y el de China encierra varios focos de inquietud. En general, el promedio de las lecturas dejó un verano átono y estable en los GEAR.
La próxima tendencia dependerá de si los “efectos retrasados largos y variables” de unas condiciones monetarias espectacularmente expansivas pueden compensar el lastre, llamativo aunque vago, que supone la “incierta guerra comercial”. En general, los GEAR concuerdan con los mínimos de actividad registrados en 2012-2013 y 2015-2016. La economía se recuperó de esas dos desaceleraciones cíclicas: ¿Será diferente esta vez?