Puede que la libra esterlina ya haya salido perjudicada de la última ronda de la saga del Brexit, después de que el primer ministro suspendiera el Parlamento (haciendo aumentar las posibilidades de una salida desordenada de la UE), pero lo cierto es que a la moneda podrían esperarle golpes adicionales; por ejemplo, si el Banco de Inglaterra (BoE) recorta sus tipos de interés.
Según indica Andrea Iannelli, director de Inversiones en renta fija en Fidelity International, en sus carteras siguen manteniendo una postura neutral sobre la libra esterlina considerando hasta dónde ha llegado ya, pero siguen muy atentos a los riesgos crecientes de manipulación de la divisa en el resto del mundo, en un contexto de problemas comerciales persistentes. Si esos problemas escalan, es improbable que la libra esterlina se mantenga inmune.
El contexto macroeconómico afecta a la libra esterlina tanto como el Brexit
Hasta ahora, la libra ha sido la principal válvula de escape de los temores a una salida del Reino Unido de la Unión Europea sin acuerdo. Desde el referéndum de junio de 2016 sobre la UE, el índice ponderado por el comercio en libras ha caído un 16%.
Solo desde marzo, el descenso ha sido del 7,4%, después de que la posibilidad de un Brexit duro pasara de ser un riesgo de suceso extremo bajo la administración de Theresa May a convertirse en el escenario base con el gobierno actual. Y, de empeorar el clima político, la libra podría seguir cayendo.
Sin embargo, hay factores que considerar aparte de los políticos. En el frente macroeconómico, el Reino Unido, en su condición de economía relativamente abierta, está expuesta al deterioro del panorama macro global, una circunstancia que podría perjudicar al crecimiento del PIB.
Si el BoE sigue la senda de otros bancos centrales de mercados desarrollados y se embarca en recortes de los tipos de interés y en otra ronda de compras de activos, habrá margen para un debilitamiento adicional de la libra.
Atendiendo a la balanza de pagos, el Reino Unido se enfrenta a fuertes desequilibrios (como el déficit comercial o el déficit por cuenta corriente) con el resto del mundo, y, según la ya famosa frase del gobernador Carney, “depende de la benevolencia de los extranjeros” para financiar sus déficits. Con el tiempo, la debilidad de la libra probablemente actúe como una herramienta de reequilibrio: puede ayudar a reducir algo de deuda y abaratar los productos británicos para los consumidores extranjeros, aumentando el atractivo de las empresas británicas a los ojos de los inversores globales.
Cabe señalar que, si bien importantes en términos históricos, algunos de los desequilibrios del Reino Unido no son necesariamente insostenibles. La combinación del perfil de vencimientos largos de su deuda actual y la escasez de mercados globales de crédito de calidad hace probable que el Reino Unido pueda financiar su déficit sin demasiados problemas.
El Reino Unido tiene en orden su situación fiscal, por lo que puede permitirse relajar algo el control presupuestario cuando el Ministerio de Hacienda británico publique la revisión del gasto, posiblemente esta semana.
Aumenta la inflación importada, pero otras divisas pueden moverse
Con todo, las circunstancias que rodean al Brexit y el alcance real del impacto en la economía británica siguen siendo variables e inciertas desde la perspectiva de un inversor global.
La visión de Fidelity International sobre la libra esterlina en este momento es neutral, dadas las numerosas malas noticias que ya se han descontado. Sin embargo, si las disputas políticas internas y los otros factores antes mencionados la arrastran aún más a la baja, la moneda no podrá seguir protegiéndose indefinidamente y podría crear efectos de contagio indeseados.
Una moneda más débil se traduce rápidamente en un aumento de la inflación en el Reino Unido. Hasta ahora, consumidores y empresas británicas han soportado los costes adicionales desde 2016, pero, en última instancia, unos precios más altos pesarán sobre el poder adquisitivo del electorado, especialmente en el segmento de ingresos más bajos.
Por último, es posible que la libra esterlina no permanezca en niveles tan históricamente bajos respecto a otras monedas por mucho tiempo. La devaluación monetaria se está convirtiendo en el tema de moda, sobre todo en el contexto de la guerra comercial entre EE.UU. y China. Si la retórica intervencionista pasara a la acción en otros lugares del mundo, la situación podría desembocar en una carrera bajista para las principales divisas del mundo.