Mucho se ha hablado sobre una recesión mundial, pero no se aprecia un riesgo inminente de que se produzca. Los datos económicos muestran un crecimiento más lento aunque positivo en EE.UU. y existen pruebas de que la economía mundial podría aguantar hasta finales de 2020. Sin embargo, la visibilidad es escasa más allá de ese punto. En ese sentido, Wen-Wen Lindroth, estratega jefe de inversiones Cross-Asset en Fidelity International, sugiere que los inversores deben estar muy atentos a las estimaciones de beneficios de 2020, los datos de consumo y empleo y los flujos del capital riesgo para entender cómo podría materializarse el balance de los riesgos.
En Fidelity International mantienen una posición neutral en riesgo en el cómputo global tanto en renta variable como en deuda corporativa. Las señales que emiten algunos datos clave están divergiendo, ya sean los pobres datos del sector manufacturero frente a la fortaleza del consumo y el empleo o la persistencia de las tensiones comerciales frente a la relajación de la política monetaria.
En Fidelity expresan esta visión mediante un incremento de la calidad, un enfoque selectivo y una exposición larga al yen. Además, recortan el riesgo en la periferia del euro, en deuda pública emergente y en divisas. La inflación ha sido un debate clave para Fidelity y han adoptado una visión alcista.
Han aparecido señales de aumento de la inflación en EE.UU. y las expectativas de eventuales estímulos sugieren que la inflación implícita está muy barata a los precios actuales. A consecuencia de ello, en Fidelity International son optimistas sobre el oro como apuesta por la inflación. En general, ahora son menos alcistas en los mercados emergentes, pues su recuperación no ha sido tan fuerte como se esperaba y el año próximo podría resultar aún más complejo.
En el sector inmobiliario, han reducido su exposición al crecimiento y dado un giro a las carteras para hacer hincapié en la liquidez y la estabilidad a la vista del entorno de final de ciclo; también estarán muy atentos al mercado británico en busca de oportunidades a medida que los activos no estratégicos ajusten sus precios.
Renta variable
A corto plazo, en Fidelity International siguen siendo neutrales en renta variable. Su visión fundamental presupone un crecimiento más lento que se estanca, pero están muy atentos a los beneficios previstos de 2020 a la vista de las recientes revisiones a la baja. Se están centrando en “calidad a un precio razonable” y mantienen el sesgo favorable a las acciones de crecimiento en detrimento de las infravaloradas en un entorno económico endeble.
Renta fija (deuda pública)
En Fidelity están moderadamente sobreponderados a corto plazo en deuda pública en respuesta a su preferencia por comprar bonos del Tesoro de EE.UU. y Gilts cuando los precios caen. Han pasado a una postura táctica de neutralidad en el Bund y la deuda pública china.
El Banco Central Europeo decepcionó con su último paquete de estímulos cuantitativos y las valoraciones no son atractivas suponiendo que no sea inminente una recesión en Europa. La deuda pública china sufre problemas técnicos en el plano de la oferta, lo que les llevó a recoger beneficios.
Renta fija (deuda corporativa)
No se han producido cambios en su visión neutral general a corto plazo. Las perspectivas siguen siendo muy inciertas. Los inversores están sopesando las fuerzas contrapuestas derivadas de la dinámica de final de ciclo, los riesgos comerciales y geopolíticos, la recesión del sector manufacturero mundial y, por un lado, una racha alcista histórica en lo que va de año y, por otro, los datos de empleo y consumo que siguen aguantando junto a la postura expansiva de los bancos centrales.