Los inversores están sopesando qué podría deparar 2020 en las bolsas de los mercados emergentes. Echando un vistazo al retrovisor, Rebecca McVittie, directora de inversiones y miembro del equipo directivo para los mercados emergentes de Fidelity International, comenta que, como en los años anteriores, en 2019 no faltaron grandes titulares: el giro de Argentina a la izquierda asustó a los mercados durante el verano, la incursión de Turquía en Siria aumentó el riesgo de sanciones y la guerra comercial entre EE.UU. y China provocó fuertes vaivenes en los mercados con alternancia de fases de tolerancia e intolerancia al riesgo.
Asimismo, la esperanza de que la decisión de la Fed de recortar tipos socavara la fortaleza del dólar se vio defraudada en parte, ya que los inversores se sintieron atraídos por los rendimientos en esta moneda y su condición de refugio. Aunque los mercados emergentes registraron rentabilidades absolutas positivas en dólares, no ha pasado desapercibido el hecho de que estas fueron netamente inferiores a las de los mercados desarrollados.
Entonces, ¿hacia dónde se dirigen los mercados emergentes? Según indica Rebecca McVittie sería incorrecto afirmar que el futuro de los mercados emergentes está asegurado: se trata de una clase de activo volátil que es adecuada para los inversores dispuestos a adoptar una visión a largo plazo. Algunos problemas están especialmente arraigados y pueden explotar sin previo aviso. Sin embargo, si se mira el mundo en vías de desarrollo desde una perspectiva diferente encontramos razones para el optimismo de cara a la próxima década.
Cinco razones para el optimismo en 2020 en las bolsas emergentes:
- Política monetaria expansiva
- Reformas cruciales de los gobiernos
- Posicionamiento escaso de los inversores, con margen de mejora
- Un fuerte descuento de valoración frente a los mercados desarrollados y unas perspectivas de beneficios prometedoras
- Las tasas de crecimiento más bajas no destruyen el crecimiento estructural
No debe subestimarse la importancia de la política monetaria 2019 se caracterizó por la relajación de la política monetaria y un recorte simultáneo de los tipos de interés por parte de los bancos centrales. Al disponer de menos munición, las autoridades monetarias de los países desarrollados realizaron pequeños recortes de tipos, mientras que sus homólogas en los mercados emergentes recortaron los tipos de forma contundente en un plazo relativamente corto, apoyadas por unos tipos reales elevados.
Desde los niveles actuales, se podrían producir nuevos recortes en 2020. Aunque no deberían percibirse como una panacea, los tipos más bajos podrían estimular la actividad e impulsar la demanda: la financiación más barata puede reducir el lastre que supone la devolución de la deuda y, a su vez, ayudar a las empresas a financiar la inversión productiva, lo que cabe esperar que se traduzca en mayores beneficios en el futuro. El descenso de los tipos de interés también puede atraer inversiones hacia la bolsa en detrimento de otras áreas del sistema financiero.
En cuanto a las consecuencias de los recortes de tipos de la Fed, con el tiempo estos deberían reducir la presión sobre el dólar, sobre todo si se consideran los efectos perniciosos del proteccionismo, del déficit doble que no deja de crecer y de la incertidumbre política que se deriva de las elecciones estadounidenses que se celebrarán a finales de 2020 (mientras que en otras partes del mundo se observa una mayor claridad).
El cambio está en marcha, pero Roma no se construyó en un día
El cargado calendario electoral de los mercados emergentes en 2018 y 2019 ha comenzado a dar pistas a los inversores sobre la evolución futura de las políticas de los gobiernos. Eso no quiere decir que todos los gobiernos apuesten por una agenda favorable al sector privado, pero sí se aprecia que algunos mandatarios desean tomar medidas valientes y decisivas para apuntalar las finanzas públicas y colocar a sus países en una senda de crecimiento más sostenible.
En este sentido se necesita paciencia, ya que sabemos que los mercados suelen penalizar a la bolsa o celebrar apresuradamente el éxito, mientras que los progresos reales llevan tiempo. A medida que avance 2020 irán surgiendo más brotes verdes. La agitación geopolítica ha asestado un fuerte golpe a la confianza y los mercados emergentes se han llevado la peor parte de las malas noticias con el deterioro de las relaciones entre países.
La guerra comercial (o tecnológica, como muchos la han denominado) está enquistada y no debería desdeñarse como algo irrelevante. Sin embargo, en otras áreas del mundo emergente se han visto pruebas de que las disputas prolongadas pueden solventarse, y un buen ejemplo es el conflicto entre EE.UU. y México. A medida que EE.UU. y China van dando pequeños pasos hacia una solución (como el acuerdo comercial de “Fase 1”), sigue habiendo oportunidades para que las bolsas emergentes reduzcan su desventaja tras un periodo caracterizado por un comportamiento relativo marcadamente inferior.
¿Paso de un extremo al otro?
2019 comenzó a lo grande: en el primer trimestre el total de captaciones del sector se situó en 22.800 millones de dólares. Sin embargo, las tensiones entre EE.UU. y China volvieron a empeorar y los inversores corrieron hacia la salida. Una oleada de rechazo al riesgo provocó unas salidas totales de 28.400 millones de dólares a finales del tercer trimestre.
Si se examina el posicionamiento del sector, la exposición de los inversores a los mercados emergentes parece increíblemente baja desde un punto de vista histórico. Sin embargo, las captaciones a las que se ha asistido en el último tramo de 2019 podrían suponer un rayo de esperanza. En noviembre, los inversores apostaron más por el riesgo y destinaron 7.600 millones de dólares a esta clase de activo (3).
Cuidado con la brecha
La brecha de valoración entre los mercados emergentes y los desarrollados se encuentra en su punto más alto en 15 años: -35% atendiendo al ratio precio-valor en libros. Si consideramos lo anterior junto con las perspectivas de beneficios, existen buenas razones para pensar que los mercados emergentes podrían atraer a los inversores.
Las estimaciones de consenso colocan el crecimiento de los beneficios de los mercados emergentes por encima de los mercados desarrollados; así, los cálculos oscilan entre el 11% y el 13% en 2020 y entre el 12% y el 13% en 2021 (en dólares estadounidenses), lo que brinda motivos reales para encarar el próximo año con optimismo (5).
2020 es un año para ser estructuralmente optimistas
Los mercados emergentes no han eludido, y no eludirán, la desaceleración del crecimiento. Y varias de las economías más grandes, como la India y China, darán pruebas de que las tasas de crecimiento hace tiempo que tocaron techo y giraron a la baja.
Sin embargo, de cara al futuro, según apunta McVittie, muchos países emergentes siguen mostrando los mayores niveles de crecimiento económico del mundo. Numerosos estados se han esforzado o se están esforzando por apuntalar sus finanzas. Además, algunas de las incertidumbres y dificultades que han afectado a esta clase de activo a lo largo de los últimos años podrían estar disipándose y, en este contexto, su atractivo relativo ha aumentado.
Así, en Fidelity International, sostienen desde hace tiempo que, a pesar de las noticias, los mercados emergentes ofrecen abundantes oportunidades de crecimiento estructural que sostienen una visión positiva sobre esta clase de activo. Existen áreas con trayectorias de crecimiento de larga duración que justifican una postura estructuralmente optimista y albergan empresas que operan en categorías con unas tasas de penetración considerablemente bajas. Estas características son atractivas para los inversores selectivos, pues estas áreas del mercado pueden ofrecer un crecimiento sostenible.
Anotaciones:
(1). Recortes de los tipos de interés en los mercados emergentes: Basados en los países que integran el índice MSCI EM. Trading Economics, 18 de diciembre de 2019.
(2). Patrimonio del sector: JP Morgan, EPFR Global, MSCI, Datastream, 18 de diciembre de 2019.
(3). Flujos de noviembre: JP Morgan, a 2 de diciembre de 2019.
(4). Datos de valoración: Bloomberg. Índice MSCI World frente a índice MSCI EM. Periodo de 15 años hasta diciembre de 2019, datos mensuales.
(5). Estimaciones de consenso sobre beneficios: JP Morgan, 20 de noviembre de 2019 y 18 de diciembre de 2019.