La propagación de la COVID-19 hizo mella en las bolsas de todo el mundo y aunque todavía hay mucho que aprender sobre el eventual impacto económico del virus, existen razones para mantener las inversiones y aprovechar además las nuevas oportunidades en los mercados emergentes.
En conjunto, estamos ante una oportunidad de compra
A medida que se propagaba la pandemia de COVID-19, las acciones de los mercados emergentes entraron rápidamente en zona de sobreventa. Según indica Fidelity International, esta clase de activos cotiza actualmente con un ratio precio-valor en libros de 1,2 veces, equiparable al de la crisis financiera mundial. Eso supone un descuento del 38% frente al MSCI World y un descuento del 59% frente al S&P 500 (1).
Obviamente, se debe reconocer que los beneficios de muchas empresas sufrirán un deterioro, pero el derrumbe de los mercados ha generado oportunidades para adquirir empresas líderes a precios atractivos. La clave reside en entender el balance y la capacidad para gestionar la cuenta de resultados en un entorno en el que la demanda se vio gravemente afectada. Algunas de estas empresas saldrán reforzadas de la crisis. Son negocios que aumentarán su cuota de mercado y mejorarán su posicionamiento competitivo, mientras que los competidores caerán víctimas de factores exógenos. Las condiciones siguen siendo volátiles, pero las valoraciones sugieren que existe un gran potencial para conseguir rentabilidades atractivas a medio plazo. Además, los gestores activos han tenido la gran oportunidad de elevar la calidad de las carteras al acceder a empresas que anteriormente cotizaban con valoraciones más exigentes.
La vida después del confinamiento
La actividad se congeló en China cuando el país adoptó unas rigurosas medidas de confinamiento en enero de 2020. Sin embargo, la actividad está recuperando niveles más normales después del levantamiento de las restricciones. La “historia” de China hasta ahora nos ha demostrado que existe un camino hacia la recuperación. La demanda se ha recuperado en un amplio abanico de sectores, desde los bienes de consumo (como bebidas, alimentación y prendas deportivas) hasta los servicios (como seguros), pasando por las manufacturas, la industria y las materias primas.
Naturalmente, se debe reconocer que el coronavirus ha provocado una conmoción tanto en la oferta como en la demanda a la que China no es inmune, pero la búsqueda de determinados productos y servicios no ha desaparecido a causa de la pandemia. Algunos motores de crecimiento a largo plazo, como los cambios en los hábitos de consumo, la urbanización, el desarrollo de los servicios financieros y el auge continuo de las tecnologías de última generación (5G, inteligencia artificial, digitalización), permanecen intactos.
Las ventajas de un universo variado
Los inversores en los mercados emergentes mundiales pueden escoger entre multitud de empresas con sólidas credenciales de crecimiento. A corto plazo, pueden sentirse atraídos por mercados concretos, pero en esta volátil clase de activos los gestores de fondos internacionales pueden invertir en valores de diferentes sectores y países para garantizar la diversificación y reducir el riesgo de verse afectados por un suceso individual. Dentro de estos sucesos individuales cabe cualquier cosa, desde deficiencias de gobierno corporativo hasta factores de naturaleza más exógena como los riesgos geopolíticos, que pueden lastrar la visión de todo un mercado. Cuando surgen, dichos riesgos pueden evaluarse a escala de empresas o sectores, pero la capacidad para alejarse de esas amenazas y abrazar las oportunidades se mejora con un mandato más amplio. Del mismo modo, se puede conseguir una mayor eficacia a la hora de recoger beneficios cuando algunas áreas del mercado se vuelven demasiado caras y redistribuirlos en áreas atractivas, o adaptar la exposición a áreas más cíclicas del mercado a la vista del entorno imperante.
Para los inversores, un mandato internacional puede ejecutarse con mayor facilidad y evitar las trampas en las que se caen cuando se juega con los tiempos del mercado.
Las fuerzas transformadoras aceleran el crecimiento
El auge de Internet y los constantes avances tecnológicos han sido fuerzas cada vez más importantes en los mercados emergentes durante los últimos años, y prueba de ello es la evolución del índice. A día de hoy, algunas de las empresas de comercio electrónico, juegos, redes sociales y fabricación de equipos electrónicos más grandes tienen su sede en países en desarrollo.
El confinamiento ha acelerado la demanda de diversos servicios y la experiencia de China lo demuestra: trabajar desde casa ha acrecentado la necesidad de servicios en la nube (en fase embrionaria y listos para la expansión), el uso del teléfono móvil se disparó hasta más de cinco horas al día y el tiempo de juego en los títulos de Tencent (como Honour of Kings y Game for Peace) multiplicó entre dos y tres veces la tasa mensual anterior. Aunque estos ejemplos se centran en China, en un plano más general a las empresas con una propuesta sólida en Internet les ha ido mejor durante los últimos meses.
Resulta adecuado suponer que las medidas de distanciamiento social se aplicarán en muchos países durante algún tiempo, aunque serán diferentes y graduales. A corto plazo, este hecho puede estimular aún más la demanda de ciertos servicios. Más allá de esto, surgirán algunos cambios permanentes o cuasipermanentes en la sociedad y los hábitos de consumo. La salud, el estilo de vida y la planificación financiera son áreas que merecen consideración. Ante la enorme base de consumidores que existe en el mundo en desarrollo, las empresas de éxito pueden disfrutar de un rápido crecimiento que puede generar rentabilidades superiores a la media para los inversores (1).
Cuando se piensa en la importancia de las políticas de las autoridades, conviene adoptar una perspectiva mundial
Los países con cuentas públicas capaces de sostener sus economías indefectiblemente saldrán más rápido de la inminente recesión.
Se ha visto cómo en los mercados emergentes de todo el mundo los gobiernos se comprometían a apoyar sus economías internas. Estas medidas se han sumado a movimientos contundentes de los bancos centrales allí donde los tipos reales más altos han dejado a las autoridades margen para reducir los tipos. En los mercados emergentes, las políticas internas son solo una pieza del puzle, ya que la política monetaria y los estímulos de China y EE.UU. influirán en estas economías. La inversión en infraestructuras impulsará la demanda de materias primas y la depreciación de las monedas mejorará la competitividad de los exportadores, lo que significa que algunas de las economías más grandes de la región están muy expuestas a la recuperación de EE.UU. y China.
Observaciones finales
La volatilidad ha sido elevada y la dislocación de las cotizaciones muy acusada y amplia. De cara al futuro, Fidelity International apuesta por una postura activa basada en los fundamentales ha acrecentado aún más su importancia en esta nueva era.
Anotaciones:
(1) Fuente: Fidelity International, Research Notes, 19 de marzo de 2020; datos de la app Annie a 19 de marzo de 2020.
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