La renta variable mundial perdió terreno en enero (en dólares estadounidenses) debido a la propagación del coronavirus, que redujo la tolerancia al riesgo de los inversores. Según apunta Fidelity International en su último informe mensual de renta variable, la inquietud por el brote del virus puso coto al optimismo del mercado que siguió a la firma de la fase 1 del acuerdo comercial entre EE.UU. y China. Los mercados también mostraron una menor preocupación por el breve repunte de las tensiones entre EE.UU. e Irán, que remitieron rápidamente. Mientras que los datos económicos anteriores al brote del coronavirus siguieron mostrando señales de mejora en las diferentes regiones (con ascensos de los PMI en varias economías).
Los grandes bancos centrales van a mantener la postura expansiva durante el próximo año, por lo que el miedo a una recesión a corto plazo parece estar alejándose. Las acciones estadounidenses cerraron prácticamente planas después del varapalo que sufrieron los valores energéticos a raíz del hundimiento de la demanda en China.
La zona euro, cuya economía está estrechamente vinculada a la demanda china, vio cómo sus bolsas caían envueltas en preocupaciones similares. Los peores sectores fueron energía, materiales y consumo discrecional, siendo este último especialmente vulnerable a las restricciones a los viajes y desplazamientos dentro y fuera de China, que probablemente reduzcan la demanda de productos de lujo europeos.
Por su parte, las acciones japonesas y emergentes cedieron ante presiones similares. Informativamente hablando, el Reino Unido siguió suscitando atención durante el mes en el que se vivió su salida formal de la UE. La incertidumbre sobre sus futuras relaciones probablemente se mantenga a lo largo de 2020 mientras las partes negocian los términos de sus intercambios comerciales.
La visión de los gestores de fondos globales sobre el coronavirus
Dada la importancia de China dentro de la economía mundial y el tema dominante en los mercados en enero, es decir, el coronavirus, la gran duda a la que están atentos en Fidelity International es la respuesta de China: ¿el gobierno chino aparcará su programa de reducción del endeudamiento/estabilización financiera y lanzará un paquete contundente de estímulos?
Hasta ahora, su respuesta (incluidas sus últimas medidas de relajación monetaria) ha sido muy mesurada. Si se produce, se sumará a la relajación general de las condiciones monetarias internacionales, lo que sería muy beneficioso para los mercados financieros (tanto renta variable como renta fija). Sin embargo, el impacto en un horizonte más lejano podría ser negativo, ya que supondría alejarse de los planes de estabilidad, centrados en la reducción del endeudamiento. En Fidelity International han hablado con las empresas sobre el impacto del brote de la enfermedad y los efectos de primer orden están siendo bien descontados. Están cerrándose pocos negocios en China y a buen seguro esto está pesando en el crecimiento este trimestre, pero por ahora el mercado está mirando más allá de la contracción partiendo de la hipótesis de que a) esta situación durará poco, y b) el impacto del rebote será positivo.
Aunque en Fidelity creen que los beneficios mundiales podrían verse afectados por el descenso de la actividad empresarial en China debido al virus, no se ha producido una reacción excesiva en los mercados internacionales que pudiera llevarnos a realizar grandes cambios en sus carteras en estos momentos.
Probablemente se conozcan unos datos económicos decepcionantes en el primer trimestre en este entorno y el consumo será el área que más se verá afectada, ya que en este periodo vacacional tradicional se concentra un considerable volumen de gasto discrecional.
En Fidelity han observado una notable desaceleración en el consumo online, ya que la suma de los festivos por el Año Nuevo Chino y el miedo al contagio han ralentizado considerablemente las redes de entregas hasta prácticamente paralizarlas. Lo que también se ha visto es que los proveedores de juegos online, streaming y cursos de formación están intentando atraer a los consumidores con los servicios que ofrecen, que se disfrutan en la seguridad del domicilio.
En esta coyuntura, la actividad empresarial general podría experimentar debilidad también, lo que podría contagiarse a las cadenas de suministro internacionales y el impacto podría sentirse de forma más amplia. El ritmo de actividad en las infraestructuras dependerá de cómo se retomen los proyectos a finales de febrero.
Resulta extremadamente complicado predecir la duración de este brote de coronavirus y la magnitud de su contagio. No sería sorprendente ver picos de volatilidad en las acciones chinas a corto plazo, ya que las empresas y los inversores no saben a ciencia cierta cómo va a afectar este suceso a sus beneficios.
El gobierno chino está demostrando su postura proactiva y ya ha inyectado liquidez en el mercado, lo que reitera su firme compromiso de mantener la estabilidad de la actividad económica interna. Se podría ver un mayor apoyo de las autoridades chinas para acelerar el desarrollo de nuevos fármacos y el brote podría poner el foco en la importancia de los productos de protección como los seguros.
La previsión generalizada es que en este entorno surgirán más evidencias del desplazamiento hacia Internet en todo el espectro del consumo. Aunque en Fidelity reconocen que este suceso está provocando tensiones a corto plazo, tiene menos probabilidades de perturbar el cambio estructural a largo plazo que está desarrollándose en China y Asia. La bolsa de China, al igual que su economía, poseen una profundidad y una amplitud considerablemente mayores de la que tenían cuando se produjo el estallido del SARS.
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