Como se preveía, la Reserva Federal no anunció ningún cambio relevante en su política tras la conclusión de la reunión del FOMC del miércoles pasado. Según el análisis realizado por Anna Stupnytska, responsable del área de macroeconomía global y estrategia de inversión de Fidelity International, la declaración resultante contenía pocos cambios con respecto a la reunión del mes anterior: se mantiene el sesgo expansivo y se hace hincapié en el hundimiento de la actividad, las bajas tasas de inflación y los “considerables riesgos” para las perspectivas.
Aunque el presidente Powell confirmó la reciente relajación de las condiciones financieras (véase gráfico 1) y las primeras señales de estabilización en los datos, donde se incluyen las sorprendentes cifras de empleo de mayo, la Fed sigue muy preocupada por la trayectoria de la recuperación a la vista de la persistente incertidumbre.
De acuerdo con el Resumen de proyecciones económicas, los miembros del FOMC esperan que la economía se contraiga un 6,5% en 2020 y que rebote un 5% en 2021 y un 3,5% en 2022. Se prevé que la inflación (PCE) se mantenga por debajo del objetivo hasta finales de 2022.
La tasa de desempleo prevista se sitúa en el 9,3% a finales de año e irá descendiendo hasta situarse en el 5,5% a finales del periodo cubierto por las previsiones en 2022. Un aspecto interesante es que la tasa de desempleo a largo plazo se mantuvo en el 4,1%, lo que sugiere que no se prevén daños permanentes en el mercado laboral, al menos en estos momentos. Al mismo tiempo, el FOMC no espera que suba el tipo de los fondos de la Fed hasta 2022.
A través de sus contundentes acciones durante la crisis, la Fed se ha reservado cierto margen de maniobra. Mientras reúne más información sobre la forma y la velocidad de la recuperación, así como pruebas de la magnitud del daño permanente a la economía, estará en mejor posición para responder a finales de año. Powell insistió en que podrían ser necesarios más estímulos tanto de la Fed como del Congreso, sobre todo si los indicadores generales de desempleo ponen de relieve un mayor riesgo de daño permanente para el mercado laboral.
En la opinión de Anna Stupnytska, la Fed tendrá que salir de nuevo en apoyo de la economía durante los próximos meses. Después del rebote inicial propiciado por la reapertura, el camino hacia el pleno empleo será mucho más complejo. Además, los riesgos relacionados con las posteriores oleadas de contagios, las próximas elecciones, la debilidad de la recuperación mundial y las tensiones comerciales probablemente compliquen el restablecimiento de la economía.
En ese sentido, Stupnytska espera que la Fed ponga en marcha algún tipo de control de la curva de tipos e introduzca un marco de forward guidance (las declaraciones sobre la evolución futura de la política monetaria) basado en los resultados en su reunión de septiembre. No obstante, los riesgos están orientados hacia nuevos estímulos, especialmente si no se controla eficazmente un posible rebrote.