Es probable que mañana la Reserva Federal suba los tipos de interés. Las previsiones de mercado creen que en su primera reunión de política monetaria, el nuevo presidente del organismo, Jerome Powell, elevará la tasa del 1,5% al 1,75% y muchos querrán estar atentos a las indicaciones de si, finalmente, las subidas serán 3 o 4 este año.
Las cifras de empleo de enero fueron más fuertes de lo esperado, especialmente el capítulo de los aumentos salariales en Estados Unidos y esto desembocó en una sensación general de que los tipos de interés pueden subir más rápido de lo previsto.
En este entorno, que suele afectar con especial énfasis a los mercados emergentes, Claus Borny y Chetan Sehgal, portfolio managers de Franklin Templeton Emerging Markets, creen que aún quedan muchas motivos para ser optimistas y, sobre todo, enumeran las razones que prueban la resistencia de los emergentes.
La primera de ellas, es que no debería subestimarse el volumen de reservas extranjeras. “Las crisis financieras anteriores se vieron agravadas por la insuficiencia de reservas extranjeras y la incapacidad de administrar el ahorro interno. Sin embargo, los mercados emergentes ha aprendido la lección y estas reservas ahora superan a las de sus pares del mercado desarrollado”, apuntan.
Otra de sus razones para confiar en un futuro brillante para los emergentes pese a lo que suceda con la política monetaria en Estados Unidos es que muchas economías han pasado de estar basadas puramente en la exportación de materias primas a la producción de bienes y servicios de mayor valor agregado como componentes de smartphones o de automóviles.
Etapa inicial de cliclo
Stéphanie de Torquat, especialista en estrategia de Lombard Odier, añade que en un contexto de estabilización de las materias primas, de China y del dólar hay ahora otros aspectos aparte de la apuesta sobre la naturaleza cíclica de la economía, que justifican una mayor exposición estructural en la región que en el pasado.
“Los países emergentes se encuentran en una etapa inicial de su ciclo después de varios años de desaceleración del crecimiento y por lo tanto, ofrecen un importante potencial de crecimiento. Además, muchos de los desequilibrios se han reducido y se ha producido una fuerte disminución de las discrepancias en las cuentas corrientes dentro del área de los países emergentes”, afirma.
En los países emergentes, Aberdeen AM ha detectado un desapalancamiento de la mano de un PIB ligeramente inferior al que los mercados se habían acostumbrado por un tiempo.
“El crecimiento está comenzando a repuntar y la extensión del crédito está repuntando también. En promedio, el déficit actual por cuenta corriente está siendo pagado, algo que significa un riesgo mucho menor para los inversores, en especial para los inversores que están aceptando riesgos en el tipo de cambio en contrapartida por unos rendimientos más altos”, afirma Kieran Curtis, investment director de renta fija de mercados emergentes de Aberdeen AM.
Curtis recuerda también que la inflación, otra señal del exceso de años anteriores, ha disminuido, acompañada también por un menor debilitamiento de la moneda. “Esta disminución en la inflación está destinada a afectar a los rendimientos reales, que para el mercado de bonos emergentes en moneda local sigue siendo bastante alto, a pesar de la caída en los tipos nominales en los mercados, por lo que esperamos unos buenos rendimientos en los próximos 12 a 18 meses”, estima.
Renta variable y renta fija
Para Christian Nolting, Director Global de Inversiones de Deutsche Bank Wealth Management, el foco de los emergentes estará en Asia este año debido sobre todo a las elecciones generales en Brasil y México que colocan a la región de Latam en ‘stand by’. “La deuda pública seguramente no presentará grandes oportunidades, salvo en algunos mercados emergentes”, explica.
En lo que respecta a la renta variable de los mercados emergentes, Topa-Serry y Varun Ghotgalkar, estrategas del equipo de Research de AXA IM, recuerdan que la renta variable emergente con respecto a la evolución de la rentabilidad en los ciclos han sido bastante persistentes, con una duración de entre cinco y 10 años.
“Nuestro análisis sugiere que estamos en la cúspide de un nuevo ciclo alcista de los emergentes, con el dólar estadounidense, los diferenciales de crecimiento del PIB, la volatilidad relativa del mercado y el exceso de liquidez global como variables clave a observar”, concluyen los gestores de AXA IM.