La última reunión del Banco Central Europeo (BCE), celebrada hace una semana, dejó clara la prioridad de la institución monetaria europea: esperar. El BCE decidió mantener los tipos a cero y no variar su estrategia como respuesta a los crecientes riesgos que ve para la economía de la eurozona. En conclusión, en la región europea, la subida de tipos de interés también se aleja un poco más en el horizonte.
Este discurso hace pensar a las gestoras hasta qué punto está el BCE buscando ganar tiempo. Muestra de ello es que seguirá reinvirtiendo los títulos que vayan venciendo “durante un periodo prolonga tras la fecha en la que comiencen a subir los tipos oficiales”, una subida potencial que no se producirá hasta “bien entrado el verano de 20192, apunta Anna Stupnytska, economista global de Fidelity Internacional.
Lo que más preocupa a la institución monetaria es que una subida de tipos dañe un entorno que de por sí ya tiene riesgos. Uno de las claves que ha dado el BCE ha sido admitir que los riesgos de que el crecimiento de la eurozona sea mayor o menor de lo previsto pasa de ser “equilibrados” –tal y como señaló en diciembre– a ser “ahora a la baja”.
Según explica Aaron Anderson, vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments, “la reciente debilidad económica europea ha estado motivada principalmente por factores externos. Se trata de un nivel normal de volatilidad económica y no de las señales iniciales de una recesión. Por lo tanto, la agenda marcada por el BCE no requiere de grandes ajustes. Se ha puesto fin a las medidas de ajuste cuantitativo de manera apropiada, pero se mantienen los niveles de la hoja de balances, al igual que hizo la Fed inicialmente. Mario Draghi no ha indicado claramente cuando se volverán a aumentar las tipos de interés, por lo que todavía se cuenta con gran flexibilidad en ese aspecto. La mejor estrategia para el BCE en este momento consiste en esperar y observar cómo se desarrollan los acontecimientos antes de cambiar sus planes de manera significativa”.
Esos riesgos que Mario Draghi, presidente del BCE, como las gestoras ven son, principalmente, externos: el Brexit, la disminución del paquete de estímulos fiscales en Estados Unidos y la desaceleración China. Según las gestoras, estos son los riesgos que están presionando a la Unión Europa, no el fin del programa del QE del BCE. “Si bien estos problemas externos se resuelven, todo lo que puede hacer el BCE es mantener las condiciones financieras lo más relajadas posible en la eurozona para reducir la presión del euro, seguir hacia delante con su forward guidancey renovar los bonos en vencimiento”, señala Nick Wall, gestor del fondo Merian Strategic Absolute Return Bond, de Merian Global Investors.
En opinión de Wall, el débil entorno actual podría revertir su rumbo si Estados Unidos y China encuentran la forma de poner fina la guerra comercial y tecnológica, o si las medidas que está tomando China logran que el crédito aumente. “El punto es que Draghi tenía razón al no mostrarse reactivo porque la eurozona es un pasajero en una desaceleración global impulsada por Estados Unidos y China. El conjunto de herramientas del BCE se limita de manera realista a su forward guidancey a las operaciones de refinanciación,por lo que tiene sentido mantener la pólvora seca durante estos meses que son cruciales para la economía mundial”, añade el gestor de Merian Global Investors.
La mayoría de las gestoras coinciden con la visión sobre los riesgos a la baja que ha apuntado la institución financiera. Por ejemplo, Johannes Müller, Head Macro Research de DWS, sostiene que el BCE no va en contra del consenso general aunque se queje de una incertidumbre de mercado inusualmente alta.
“Al igual que muchos grandes empresarios e inversores, el BCE considera que las tensiones comerciales, el Brexit o el crecimiento de China son factores que dificultan hacer previsiones de mercado. Si bien, para la próxima reunión del BCE en marzo, momento en que se publicarán las nuevas previsiones para el año 2021, ya deberían haberse disipado algunas dudas sobre el Brexit y las tensiones comerciales», afirma Müller.
Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G, añade que durante la rueda de prensa que ofreció Draghi se mostró claramente un tono dovish, en especial por la ralentización económica que se viene produciendo en la eurozona. En su opinión hemos visto un “discurso acomodaticio por los riesgos crecientes en la economía, pero comprando tiempo para poder valorar el impacto a futuro y tomar decisiones de política monetaria al respecto. En la reunión de marzo tendremos nuevas proyecciones económicas de los países miembros que ayudarán al BCE a medir la actual ralentización económica”.
Pero no todo el peso por revertir este entorno está en manos del BCE o incluso de Estados Unidos y China, como bien recuerda Marilyn Watson, responsable de estrategia global de renta fija basada en fundamentales de BlackRock, Draghi ha dejado un encargo claro: “Reiteró la necesidad de que los gobiernos impulsen reformas estructurales y tomen medidas para aumentar su potencial de crecimiento a largo plazo”.
Para Watson, el BCE mantendrá cauteloso y medido para eliminar su política monetaria flexible; visión que están reflejando en sus carteras. “En términos de posicionamiento, estamos cortos del euro, mantenemos una pequeña posición larga en bonos del gobierno italiano, hemos negociado tácticamente bunds alemanes y tenemos posiciones selectas en bonos corporativos europeos”, afirma.