La comunidad inversora internacional sigue vigilando cómo evoluciona el conflicto político entre el gobierno de España y la comunidad autónoma de Cataluña. De forma global, las opiniones parecen apuntar a que es poco probable que este conflicto provoque una rebaja en las expectativas económicas de España, no así en el caso de Cataluña.
“El riesgo de crédito más destacado que vemos en este contexto es que las tensiones entre Cataluña y el gobierno central, si no se controlaran, podrían llevar a una caída sostenida de la confianza empresarial y del consumidor y la posible interrupción del negocio», apunta Elena Iparraguirre, analista de crédito de S&P Global Ratings. En su opinión, el aumento de la tensión o incluso la independencia de esta región generaría mayor incertidumbre regulatoria y legal, que haría mayor mella en esa pérdida de confianza.
“Creemos que bajo un escenario político y económico tan adverso, Cataluña seguramente tendrá el mayor impacto, posiblemente generándose una fuerte desaceleración e incluso a una recesión. Esto sería más probable si el gobierno regional de Cataluña se enfrentara dificultades financieras”, apunta Iparraguirre. Por estos motivos, la firma ha situado la calificación crediticia de Cataluña en B+ y sitúa la del Reino de España en la perspectiva de la BBB+, con previsión positiva. “Esto refleja nuestra expectativa de que los fundamentos de la economía española continuarán fortaleciéndose”, señala.
Una confianza en los fundamentales de España que también comparte David A. Meier, economista de Julius Baer. “El crecimiento económico en España es sólido y la confianza empresarial se mantiene bien a pesar del ruido político. Continuamos esperando un crecimiento económico de 3,1% para este año. El ruido de fondo de Cataluña explica en parte, junto con otras cuestiones políticas en Europa, la euforia reciente del euro”, explica.
En su opinión, la cuestión de la independencia catalana y la inestabilidad que está generando puede estar contribuyendo a que la euforia del euro se desvanezca. Pero sobre todo considera que Cataluña volverá a la realidad económica y que este episodio “podría servir como un elemento disuasivo para otros movimientos de independencia en España y Europa en lugar de conducir a un aumento en los riesgos de ruptura. En general, los mercados mantienen correctamente su calma”, añade.
La confianza del inversor
Una calma que se ha reflejado en la última emisión de deuda. Según apunta Althea Spinozzi, sales trader de Saxo Bank, al día siguiente a la votación por la independencia, el rendimiento de los bonos españoles a 10 años se elevó 8 puntos básicos, alcanzando su máximo el miércoles, cuando llegó el 1,76%, un aumento total de 16bps respecto al cierre de la semana anterior.
Y es que, a pesar de que el sentimiento del mercado fue particularmente negativo a principios de la semana pasada, el Gobierno español decidió seguir adelante con la colocación de nuevos bonos a largo plazo.
“Sorprendentemente, la emisión de nueva deuda fue bien recibida por el mercado. Los bonos españoles con vencimiento a 2029 se colocaron con un rendimiento del 1,867% y una demanda de 2,5 veces, mientras que los bonos españoles a 2022 se colocaron con un rendimiento del 0,53% y una demanda de 2,12 veces la oferta. Esta es una clara señal de que los inversores siguen siendo optimistas en España, independientemente de lo que está sucediendo en Cataluña, ya que creen que la región carece de lo que se requiere para ser independiente”, defiende Spinozzi.
¿Aumenta la tensión?
Por ahora, el desencuentro entre el gobierno central de España y el regional de Cataluña continúa. Tras el primer requerimiento realizado por el Estado para clarificar la situación y activar o no el artículo 155 de la Constitución española –artículo por el cual se suspende el gobierno autonómico y se convocan nuevas elecciones regionales–, el Gobierno ha enviado un segundo requerimiento que deberá ser contestado el próximo jueves.
En opinión de François Raynaud, gestor de asignación de activos en Edmond de Rothschild AM, la decisión de Carles Puigdemont de suspender la aplicación de su declaración de independencia para Cataluña y las discrepancias en el seno de la coalición pro-independiente podría frenar la situación de tensión y calmar más a los mercados. Aún así, considera que la falta de consenso y diálogo podrían aunque la preocupación de los inversores.
Un escenario, en su opinión, no del todo descartable: “El gobierno de Mariano Rajoy ha descartado el diálogo hasta que la región vuelva al marco constitucional y retire la suspendida declaración de independencia. Sin embargo, el bloqueo podría levantarse si Europa y varios partidos políticos fuerzan a Rajoy a suavizar su postura de tal manera que la crisis pueda ser resuelta satisfactoriamente. Los separatistas se han visto relativamente debilitados por los acontecimientos y parece poco probable que el tipo de declaración unilateral de independencia que la facción más radical quiere pueda ser proclamada ahora que Puigdemont ha decidido dar un paso atrás para evitar sus consecuencias inmediatas”, advierte.
Los analistas apuntan que, en este contexto, Cataluña es la gran perdedora; muestra de ello ha sido la salida de la región de importantes empresas y entidades financieras. Además, su deuda también se resiente. “Los rendimientos de los bonos de la Generalitat de Catalunya a 2020 aumentaron 90 puntos básicos la semana pasada y ahora ofrecen +320 puntos básicos sobre la curva española. Esto es una clara señal de que, si Cataluña sale de España, los rendimientos sufrirían generalmente, pero serían las regiones más pequeñas las que pagarían el precio más alto”, explica Spinozzi.