Enrique Díaz-Álvarez, director de Riesgos de Ebury, asegura que en esta crisis se aprecia una descorrelación del mercado de divisas con los mercados de materias primas y las bolsas, puesto que el primero estaría experimentando una menor volatilidad. “Desde 2011 habíamos visto una caída de la volatilidad en el mercado de divisas, y ahora, con la crisis del COVID-19, se ha roto esa tendencia, pero su repunte está por debajo de la reacción que vimos en 2008/2009. Ahora estamos viendo una estabilización de la volatilidad en niveles por debajo de la media histórica de los últimos 20 años. Desde luego la estabilidad es mayor que en los mercados de materias primas y bolsa”, asegura.
En el webinario organizado por Ebury en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (AFI) para analizar las medidas de financiación a las empresas habilitadas por los gobiernos y el contexto económico y financiero global, el director de Riesgos de Ebury explicó que uno de los rasgos diferenciales que se están apreciando en esta crisis es la transformación que se está operando en las categorías de activos refugio y de riesgo. “Por ejemplo, divisas como la corona noruega y la corona sueca se están comportando como divisas de países emergentes, mientras que el franco suizo y el yen no están cumpliendo como en otras ocasiones con su papel de divisas refugio. En línea con este fenómeno, también observamos que el yuan chino está siendo más estable y está guardando su valor”, subraya.
Además, Díaz-Álvarez advierte de que estamos viendo un cambio financiero y geopolítico en la consideración del yuan chino como una divisa o activo fiable. “Su cotización ha bajado frente al dólar, pero menos que frente al euro. Y esto se puede deber a que China ha gestionado la crisis más agresivamente y sus autoridades han hecho más esfuerzos para estabilizar los mercados de divisas y de bonos”, señala.
Asimismo, en lo referente a la evolución del euro frente al dólar a corto y medio plazo, el experto se muerta positivo: “El diferencial en las estructuras de protección al empleo entre la Eurozona y los Estados Unidos puede dar una ventaja a la primera y un impulso al euro en el corto y medio plazo. También favorece este pronóstico el hecho de que en Europa el pico de contagios parece ya superado, mientras que en Estados Unidos continúa al alza, debido en buena parte a la relajación en las medidas decretadas por las autoridades de los diferentes Estados”.
Del mismo modo, Díaz-Álvarez subraya, con optimismo, la recuperación gradual de divisas latinoamericanas, salvo de aquellas que tengan una gran exposición en su financiación a divisas extranjeras como el dólar o al euro. Como ejemplo, el director de Riesgos de Ebury señala el caso de Brasil donde apuesta por una recuperación gradual del real brasileño.
Financiación canalizada a través de bancos
“La financiación a empresas provendrá mayoritariamente de las entidades financieras, y que para ello las autoridades nacionales y supranacionales han dado apoyo a los bancos en tres ámbitos fundamentales: aumentar su liquidez, disminuir el consumo de recursos propios y flexibilizar el reconocimiento de provisiones en 2020”, asegura Pablo Mañueco, socio de Corporate Finance de AFI.
Tras describir las medidas de financiación que se han aprobado a nivel europeo, nacional y regional, deteniéndose en los requisitos que deben cumplir las empresas para solicitarlos, el directivo de AFI calificó estos programas de adecuados, aunque manifestó su duda sobre si serán suficientes para satisfacer las necesidades reales de las empresas.
En este sentido, Mañueco apunta a que los 100.000 millones de euros destinados a la línea de avales del ICO representan aproximadamente un 20% del stock de créditos a empresas en España. En consecuencia, solo una de cada cinco empresas con necesidades podría acudir a esta vía de financiación. “Si se prolonga la crisis el importe se puede quedar corto. Además, a diferencia de lo ocurrido en la crisis de 2008/2009, los bancos están siendo ahora mucho más ágiles en la canalización de la financiación”, subraya el experto.
Además, Gonzalo García Andrés, director de Economía de AFI, explica que, en Europa, se mantiene la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia en aspectos como el porcentaje de asintomáticos, duración de la inmunidad o la letalidad. “A pesar de no existir precedentes que permitan valorar el impacto de esta crisis, podremos ver caídas superiores al 5% en 2020 en los países desarrollados, que irían seguidas de un fuerte repunte en 2021, aunque insuficiente para compensar la caída registrada en este ejercicio”, advierte.