Los bancos centrales están aumentando cada vez más sus metas de rentabilidad y quieren garantizar que cumplen y superan sus objetivos de preservación de capital. Sus objetivos son dos: en primer lugar, conseguir rentabilidad en sus inversiones y en segundo término, minimizar la volatilidad mediante la diversificación en nuevas clases de activos.
En una reciente encuesta, Invescó desveló que el deseo de diversificar y aumentar los rendimientos explica que varios bancos centrales estén esperando para cambiar activos de bajo rendimiento, como los depósitos, por asignaciones a deuda corporativa y renta variable de cara al futuro. En algunos casos, los bancos centrales explicaron que continúan vendiendo las reservas de oro y que estos activos serán reasignados a aumentar la exposición a renta fija y renta variable con un riesgo más alto.
El desarrollo de tramos de inversión
“Las asignaciones a nuevas clases de activos han obligado a los bancos centrales a reconsiderar la estructura de sus reservas. Los bancos centrales son los encargados de cumplir con múltiples objetivos y existe una clara posibilidad de conflicto entre los objetivos de estabilización y recuperación de las inversiones”, explica el informe de Invesco.
Como consecuencia de esto, los bancos centrales han dividido sus reservas en tramos. El gráfico 2 muestra cómo los bancos centrales que participaron en el estudio de Invesco operan en hasta cuatro tramos: tramo de liquidez, tramo de vencimiento, dinero en efectivo y tramo de inversión de capital. Esta dinámica es muy diferente a la que tienen otros inversores soberanos que por lo general no dividen su cartera en tramos formales con diferentes objetivos.
El tramo de liquidez suele ser la parte más grande de las reservas y está compuesto por activos de bajo riesgo (por lo general con deuda calificación AAA y de corta duración), al tiempo que es la responsable del objetivo de estabilización. El tramo de vencimiento es un tramo de renta fija a largo plazo, que se mantiene hasta el vencimiento para generar un rendimiento y garantizar la preservación del capital.
El dinero en efectivo representa los saldos de caja necesarios para fines operacionales. El tramo de inversión tiende a mantener activos de mayor riesgo como los bonos corporativos y la renta variable. Este tramo suele ser menor que el tramo de liquidez y tiene como objetivo principal conseguir rentabilidad de la inversión. Las diferencias en la asignación de activos entre los tramos de liquidez e inversión se exponen en el gráfico 3. Si bien existen asignaciones más elevadas a la deuda corporativa (18%) y a renta variable (18%), en el tramo de inversión se observa que un porcentaje significativo de estos activos permanecerán asignados a deuda soberana.
Incertidumbre sobre el tamaño y la distribución
Aunque cada banco central que aparece en el estudio mantuvo un tramo de inversión, la creación de esos tramos es un fenómeno relativamente nuevo. Muchos de los encuestados estaban en el proceso de diseño o de poner a prueba sus asignaciones y no había un consenso claro sobre el tamaño que debería destinarse a cada parte. Además, también había una falta de claridad sobre cómo estas asignaciones se relacionan con las rentabilidades y la volatilidad ajustada al riesgo.
Muchos de los encuestados por Invesco hicieron hincapié en que se trataba de una etapa experimental. Estas asignaciones limitadas a bonos corporativos y renta variable con frecuencia se atribuyen a la inexperiencia en lugar de a una visión basada en en una asignación estratégica de activos.
Además sólo el 20% de los bancos centrales declaró que las directrices de inversión eran demasiado restrictivas. Este es un mensaje positivo para la industria de gestión de activos, ya que sugiere que no habrá oposición en los comités ejecutivos que frenen el desarrollo del tramo de inversión, para que se desarrolle ese cambio hacia el riesgo del que habla el informe.
Oportunidad para la industria
“Los bancos centrales representan más de 10 billones de dólares en activos. Aunque el subconjunto de bancos centrales entrevistados por Invesco pueden calificarse como progresistas son un reflejo de la comunidad de bancos centrales en general y de cómo estos organismos podrían llegar a ser grandes inversores globales y clientes clave para los gestores de activos globales. Sin embargo, una comparación de los bancos centrales con otros inversores soberanos confirma la significativa brecha en la capacidad de inversión. Está claro que los bancos centrales necesitan más apoyo para hacer crecer su cartera de activos de riesgo y que están buscando compañeros, inversores y gestores de activos que les respalden en este viaje”, concluye el informe.