La inversión en infraestructuras juega un papel muy importante en la actual transición energética, en opinión de UBS AM. La gestora considera que es un campo con posibilidades para el inversor, pero en el que es importante tener en cuenta la evolución tecnológica y los cambios en el comportamiento del consumidor. Entonces, ¿cómo enfocar la inversión?
Sin duda, el sector resulta muy interesante para los inversores. De hecho en 2017, las inversiones en el sector energético y las energías renovables representaron más del 60% de las transacciones de infraestructuras privadas en todo el mundo. Según el análisis que hace UBS AM, dado que en este sector dominan las infraestructuras privadas, los inversores deben tener una buena comprensión de los cambios seculares que vive este sector para poder invertir con éxito.
“Desde nuestro punto de vista hay cuatro cambios calves que han impactado a la industria energética en la última década: la reducción significativa de los costes ha llevado a la rápida expansión de la capacidad de la energía renovable; la creciente popularidad de los vehículos eléctricos y la caída de los costes de las baterías han abierto el potencial para soluciones de almacenamiento de energía; el aumento de la conciencia sobre temas ambientales y el calentamiento global han cambiado las preferencias de los consumidores; y el fracking ha convertido a los Estados Unidos en un exportador de hidrocarburos y en uno de los productores más económicos del mundo”, explican desde UBS AM.
Teniendo estos factores en cuenta, la gestora apunta que, en especial atendiendo a la transición hacia una economía baja en carbono, los inversores ven cada vez más la generación de carbón como algo negativo, lo que puede impactar en la valoración de sus activos y en su desempeño. “Las inversiones en esta área deben incluir contratos de alta calidad a largo plazo en regiones donde haya menos interrupciones del gas natural y las energías renovables”, apunta.
En este mismo sentido avisa de las inversiones vinculadas a la generación nuclear, aunque tienen cero emisiones de carbono, tienen cotes altos y pocos apoyos políticos. “En términos generales, hay pocas oportunidades para los inversores privados de infraestructuras, menos las activos vinculados con la gestión de residuos”, añade.
Estas dos áreas de inversión, donde el inversor deberá encontrar descuentos atractivos en el valor de sus activos, la gestora analiza otras con una relación rentabilidad/riesgo más ajustada. Por ejemplo, dentro de las energías renovables los rendimientos se han estrechado, por el gran impulso que ha supuesto el su desarrollo. “Por lo tanto, los inversores que busquen rendimientos más altos pueden necesitar aumentar su exposición a riesgos comerciales, geográficos y tecnológicos”, matiza la gestora.
Las otras áreas que la gestora apunta a la hora de invertir son: la generación de gas, el desarrollo de baterías y almacenamiento de energía, la distribución y la eficiencia energética. Sobre este última, desde UBS AM señalan que “las oportunidades de inversión de nicho, con soluciones de energía integradas para grandes organizaciones o municipalidades se están volviendo populares, aunque los inversores pueden necesitar conocimientos especializados para participar”.