En el contexto actual, las perspectivas para la deuda emergente tienen dos vertientes, creen los expertos de ING IM. Por un lado, explican, el entorno de liquidez global continúa siendo bueno, gracias a la baja rentabilidad de los bonos de mercados desarrollados y al limitado riesgo de subida de tipos especialmente en Europa y Japón. Por otro lado, los factores endógenos de los mercados emergentes siguen siendo débiles, ya que el crecimiento no acaba de arrancar y las reformas aún no son del todo convincentes.
“En lugar de optar por las reformas y creación de condiciones óptimas para el crecimiento futuro, los responsables de las políticas monetarias optan por el camino fácil; es decir, estimular el crecimiento a través de divisas más competentes. Esto es una estrategia arriesgada y hemos visto cómo los flujos de capital se han deteriorado en medio de la depreciación de las divisas”, afirma Jacco de Winter, senior financial editor de la firma holandesa.
La liquidez global sigue siendo un gran apoyo
El experto de ING IM cree que el entorno de liquidez ha sido un gran apoyo para la deuda emergente durante los últimos meses. Incluso en las semanas pasadas, cuando la rentabilidad de los bonos americanos subió 40 puntos básicos, la búsqueda de la rentabilidad permaneció fuerte. La deuda emergente en moneda local se vio beneficiada, al igual que los bonos high yield de mercados desarrollados.
Con este aumento de la rentabilidad en Estados Unidos y las expectativas de subidas de tipos trasladadas de otoño a verano, la deuda en moneda fuerte claramente batió a la deuda en moneda local. La mayor parte de esta rentabilidad positiva de la deuda emergente en moneda fuerte se debe al rebote del precio del petróleo desde la última semana de enero, ya que la deuda emergente en moneda fuerte había sufrido mucho las caídas del precio de petróleo con anterioridad, resume De Winter. Pero las perspectivas de deterioro de las divisas locales emergentes también han jugado un papel importante.
El momento de crecimiento de los mercados emergentes se ha deteriorado
Dos cosas han cambiado en las últimas semanas, apuntan desde ING IM. En primer lugar, el momentum de crecimiento de los mercados emergentes ha empeorado muchísimo. “Nuestro indicador de momentum de crecimiento de mercados emergentes ha caído en picado durante las últimas semanas, después de haberse mantenido estable en posición neutral durante varios meses. De los 18 mercados del índice, sólo Tailandia, Chile y México presentan un momentum de crecimiento positivo. Los otros 15 son negativos o neutrales. El peor caso se encuentra en China, Indonesia y Rusia”, revela De Winter.
En segundo lugar, la flexibilidad cuantitativa en el mundo emergente es cada vez más pronunciada, con recientes recortes de tipos en Indonesia y Turquía. 12 de las principales 16 economías emergentes siguen ahora un camino de flexibilidad cuantitativa. Esto es el resultado de un débil crecimiento e inflación a la baja, y se explica, en opinión del senior financial editor de la firma holandesa, porque los responsables de las políticas monetarias quieren compensar los menores precios de las materias primas y la pérdida de competitividad con tipos de cambio más débiles. “La caída del precio de las materias primas sigue presionando las economías emergentes, especialmente aquellas más débiles. Esto explica por qué las últimas semanas Nigeria dejó de defender su divisa y Azerbaijan decidió devaluar la suya (¡un 33%!) por primera vez desde 1999”, afirma.
La volatilidad de las divisas emergentes ha aumentado
La combinación de un crecimiento más débil y el exceso de confianza por parte de los bancos centrales “no es buena para las divisas emergentes, que cada vez se muestran más y más volátiles. El miedo que hemos tenido durante años de que finalmente los tipos de cambio emergentes se tendrían que depreciar muchísimo para realmente reflejar el deterioro de los fundamentales emergentes, se hace cada vez más patente”, advierte el analista de ING IM.